Con pies de barro

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    Los artesanos de Tonalá atraviesan por una crisis. Las ventas son escasas. La generalidad a duras penas sobrevive. El dilema es: continuar trabajando por amor a la tradición, en espera de tiempos mejores o cambiar de actividad. En consecuencia, la artesanía tonalteca podría desaparecer y con ello este legado cultural, transmitido de generación en generación desde los tiempos prehispánicos.
    De hecho, técnicas artesanales como el barro petatillo, barro bruñido, barro betus, entre otros, están en peligro de extinción, porque los artesanos optan por fabricar piezas más comerciales, afirmó José Bernabe Campechano, conocido por su trabajo en diversos lugares del mundo e integrante de la tercera generación de una familia de tonaltecas especializada en el barro petatillo.
    “Los artesanos piensan ‘mi papá está trabajando sobre una pieza hasta tres semanas: yo prefiero hacer algo que requiera menos tiempo y que pueda ofrecer a menor precio, para permitirme una entrada de dinero sin tantas complicaciones’, en el mejor de los casos”.
    Otros jóvenes, pertenecientes a familias de artesanos, al ver que lo que hacían sus padres y abuelos no deja para vivir, optan por irse a Estados Unidos o trabajar en diferentes empresas.
    “Tengo amigos, en el caso de los artesanos ceramistas, cuyo trabajo era excelente. Hoy algunos laboran en el ayuntamiento, en diferentes dependencias, para poder llevar sustento a sus casas”, afirmó José Cruz Pérez Ruvalcaba, ceramista que tiene su taller en Zaragoza 17, en la villa tonalteca.
    Por el momento los que venden son quienes realizan trabajos exclusivos para determinados clientes.
    De acuerdo a diversos artesanos entrevistados, las ventas dentro del mercado nacional han disminuido hasta un 90 por ciento en un lapso de cinco años. “De dos años para acá hemos vivido lo más duro de esa crisis”, indicó Bernabe.
    A raíz de la caída de las torres gemelas –explicó–, prácticamente se nulificaron las ventas al extranjero, lo mismo de artesanía popular, que de media y alta.
    La disminución en las ventas obedece a varias causas: a la competencia desleal, que ofrece precios más bajos; a la mala calidad de algunas artesanías, a la escasez de barro por la construcción de fraccionamientos encima de las minas, a los altos costos aduanales que implica la exportación de sus mercancías, a la falta de unión de los artesanos para producir, hacer compras en mayor volumen y vender al extranjero y al disminuido poder adquisitivo de la población mexicana.

    Competencia desleal
    Los artesanos enfrentan dos tipos de competencia desleal: la de sus colegas nacionales, sobre todo originarios de Guanajuato, y las importaciones de China, señaló José Cruz Pérez Ruvalcaba.
    El 80 por ciento de la cerámica utilitaria vendida en el tianguis proviene de Guanajuato. “Los martes y los sábados llegan a Tonalá camiones llenos de platos para pozole, tarros de café y otro tipo de loza. Lo que los comerciantes piden por un tarro fabricado en Guanajuato, nosotros lo pagamos por su hechura, lo que significa una gran diferencia, si tomamos en cuenta que ellos hicieron gastos para transportar las piezas, además del costo que conlleva su fabricación”.
    Una de las causas de esos bajos precios son los ínfimos ingresos que obtienen. “Ellos ven el sueldo mínimo como cosa del otro mundo y acá ni un niño de 10 años lo acepta. Mientras que para nosotros ese ingreso sería una ofensa, para ellos es motivo de satisfacción”.
    Los chinos son otra amenaza en la guerra por el mercado local. “Hay que tomar en cuenta que el tipo de trabajo que los ceramistas hacemos, procede de técnicas chinas. Ellos ofrecen precios con los que no podemos competir”.
    Un tarro para café de porcelana dura fabricado en China, tiene un costo menor a 14 pesos. “Nosotros no lo podemos dar a menos de 18”.

    El tianguis de la villa alfarera ya no es de Tonalá
    Para Rosalío ílvarez, artesano que trabaja el barro bruñido, barro bandera, barro canelo y barro betus, dos veces reconocido con el galardón presidencial (1998 y 1999), el tianguis de Tonalá ya no lo es de Tonalá. “En él uno puede encontrar comidas, pinturas de Guadalajara, loza de Guanajuato… Si alguien busca lo producido en la todavía llamada villa alfarera, encontrará que no llega ni a un 10 por ciento. Eso ahoga al artesano local”.
    Dijo que no está en contra del tianguis, pero debería haber una sección exclusiva para la artesanía tradicional de Tonalá.
    De acuerdo con la versión de Ada Lucía Aguirre Varela, directora general del Instituo de la Artesanía Jalisciense la competencia no leal muchas veces procede de los artesanos locales. “Nos hemos dado cuenta de que no saben costear sus productos. Esto significa que de acuerdo a su necesidad, venden su mercancía más cara o más barata”.
    El decremento en las ventas hacia el extranjero tiene como origen la baja calidad de las piezas fabricadas por algunos productores, señaló el artesano Rosalío ílvarez.
    Surgió la moda en el extranjero de comprar piezas con apariencia de barro oxidado. “Hubo personas ajenas a la artesanía que tenían capital suficiente e invirtieron en talleres para producirlas. A ellos no les importaba la calidad, que llegó a ser hasta de cuarta categoría: parchadas con yeso y cemento, pero cubiertas con pintura acrílica. Así las mandaban al extranjero”.
    Como consecuencia, algunos compradores querían devolver trailers completos, porque en el trayecto se rompían las piezas. Durante tres años varias personas exportaron mucho, pero la mala calidad del producto los tumbó.
    “Al caer estos productores, a causa de la falta de calidad en las piezas, los que quedaron mal no fueron ellos, sino los artesanos”.

    Apoyos insuficientes
    Una de las quejas constantes de los artesanos es la carencia de apoyos suficientes de parte de las instituciones gubernamentales encargadas de promover la artesanía de Jalisco.
    De parte de los tres niveles de gobierno (federal, estatal y municipal) hay apoyos para los artesanos. Los manejan el Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías (Fonart), en el ámbito nacional; el Instituto de las Artesanías Jaliscienses, en el estatal y la Casa de los artesanos, en el local.
    “Sin embargo, es difícil que beneficien a todos. Hay algunos favorecidos”, afirmó José Cruz Pérez Ruvalcaba.
    “Por parte del Instituto de la Artesanía Jalisciense y la Casa de los artesanos, el apoyo, por lo menos este año, ha sido casi nulo. No voltean a ver quiénes son los artesanos de tradición, quiénes van empezando, para proporcionarles la ayuda que necesita cada uno”, indicó Alejandro Bernabe Rodríguez, quien trabaja con su padre.
    “Al gobierno no le interesamos mucho. Se olvida de que la artesanía existe. Dan promoción al mariachi, al tequila, a la gastronomía mexicana, menos a la artesanía”.
    De acuerdo con Ada Lucía Aguirre Varela, los artesanos reciben diversos apoyos de la institución que encabeza.
    El Instituto de la Artesanía Jalisciense mantiene cuatro tiendas: en Tlaquepaque, Guadalajara, Ajijic y Puerto Vallarta, donde ofrecen al público las piezas hechas por los artesanos en general.
    También los capacita para que sepan administrar su negocio, les da asesoría para que comercialicen sus productos en el país y el extranjero.
    Aguirre Varela explicó que hay artesanos que producen artículos muy bellos y novedosos. Sin embargo, no los pueden fabricar a gran escala. Una solución es que innoven sus procesos. Por ejemplo, que usen hornos para el secado de piezas, lo que disminuiría sus tiempos entre elaboración y venta.
    Afirmó que la Secretaría de Promoción Económica del Estado de Jalisco (Seproe) y Fonart, ofrecen apoyos financieros a los artesanos, lo que José Pérez Ruvalcaba considera una estrategia que los puede perjudicar, porque consiste en créditos comprometedores.
    “Para tener acceso a algunos créditos debemos formar una cooperativa de cinco personas, de manera que si uno no paga, los demás están obligados a responder.
    “El Instituto de las Artesanías nos ha invitado a diversos cursos. En una ocasión nos pusieron a realizar ejercicios para hacer rendir el dinero, lo cual me pareció excelente, pero me pregunto, ¿sin dinero qué ‘ejercicios’ podemos hacer?”, comentó Alejandro Bernabe Rodríguez.
    Señaló que los artesanos viven al día y no tienen acceso a un crédito bancario.

    Altos costos aduanales y falta de unión
    Uno de los factores que puede incrementar las ganancias de los artesanos tonaltecas son las exportaciones. Sin embargo, de acuerdo con Ada Lucía Aguirre, no son muchos los que exportan sus productos. “Es frecuente que no cumplan con las condiciones para poder hacer frente a los compromisos que conlleva la exportación, no tienen capacidad de producción para atender a los pedidos”.
    “Hay artesanos que trabajan con cuatro familiares y no pueden surtir un pedido de cien muñecas de barro bruñido en una semana. De ahí la importancia de que se asocien, de que busquen unir esfuerzos para que todos salgan beneficiados”.
    Señaló que hay casos de artesanas y artesanos que el Instituto de la Artesanía lleva a ferias internacionales. “Sus productos gustan mucho, pero hasta ahí queda todo, en parte por miedo, porque no buscan conjuntar esfuerzos con otros que producen lo mismo y atender pedidos”.
    Aclaró que sí hay ganas y disposición de algunos artesanos para exportar, pero se encuentran con que tienen que cubrir altos costos aduanales.

    El barro escasea
    A las causas ya señaladas hay que agregar la escasez de barro en la villa tonalteca –a decir de algunos artesanos–, lo que ha ocasionado que lo busquen en otros lugares.
    De acuerdo al testimonio de José Cruz Pérez Ruvalcaba, las autoridades, para tener mayores entradas, dieron permisos para hacer fraccionamientos, sin fijarse dónde construían: encima de minas de barro. Hay mucho material todavía, pero se está terminando. ¿Cómo es posible que de Acatic vengan a vendernos barro?”
    Todavía queda barro –agregó Rosalío Torres–, parte de este proviene de terrenos cercanos al aeropuerto, que no es de la misma calidad al de Tonalá. “El mejor barro era de San Andrés, El rosario, Zalatitán y Coyula, pero se acabó”.

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