Maurilio Montoya

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    Los pájaros, el venado, el peyote y demás imágenes que adornan el traje huichol, son parte de la cultura que Maurilio quiere atrapar en sus libros, para luego transmitirla a los niños wirráricas, el futuro de su etnia.
    Moreno, delgado, de voz baja y discreto, Maurilio pasa inadvertido en los pasillos del Centro Universitario del Norte (CUNorte), en Colotlán. Acaso llama un poco la atención cuando asiste a clases vestido con su ropa tradicional y se pone a navegar en internet.
    Esta imagen, sentado frente a la computadora, es la que mejor lo describe: tradición y modernidad.
    Maurilio, a sus 26 años, está trabajando activamente para que los niños de su etnia conozcan mejor su cultura, para, de esta manera, puedan apreciar y conservar su costumbre, al tiempo que conocen el patrimonio cultural de los mestizos.
    Ha logrado varios reconocimientos: el Premio nacional a la juventud indígena 2004, por su proyecto “Preservación y desarrollo cultural”; en los primeros días de marzo de este año asistió al Encuentro de estudiantes indígenas universitarios, en Chetumal, Quintana Roo; fue invitado de honor por la Universidad de Cuautitlán, Estado de México, y hace unas semanas el Cunorte le entregó un galardón por sus logros.
    Su futuro educativo no pintaba claro: sus padres no lo dejaban ir a la escuela. Cuando decidió estudiar una licenciatura, en Colotlán, sus bolsillos estaban vacíos. Dice: “Me sentía como nada”.
    Durante un mes, en sus clases de inducción, sobrevivió comiendo poco. Hoy sonríe por aquella experiencia, aunque su bolsillo no esté sobrado.
    Los dos o tres días que pasa en Colotlán, comparte renta y comida con varios amigos. “Escogí la carrera de derecho, de la que curso el sexto semestre, porque me preocupa el problema de límites territoriales que tenemos con Nayarit y Zacatecas”.
    Es en el área educativa donde ha estado más activo. Hace dos años y medio fue invitado como maestro en una escuela indígena en Huejuquilla el Alto. La experiencia en el aula le demostró que los libros de texto no tienen relación con su cultura ni con su contexto.
    “¿Por qué no conocer primero nuestras raíces? Los que no estudian son los que se alejan de la comunidad”, porque para quienes no conocen su cultura no tiene sentido vivir en un pueblo indígena. “Por eso es importante conocer y conservar lo propio, al mismo tiempo que recibimos lo mejor de la cultura ajena”.
    Maurilio ha escrito 15 pequeños libros que constituyen su propuesta educativa. Sueña con editarlos y que sean utilizados en las aulas wirráricas.
    Sus libros bilingí¼es (wirrárica y español), “son historias escritas con imágenes”, que van del juego de lotería (Ne xapa waitari mayemie), a los números del 1 al 50 (Nexapa int atsika mayemia) o textos para colorear, que ilustran las costumbres huicholas.
    Considera que eso no es todo lo que se puede hacer por preservar sus raíces culturales. Para él es necesario buscar el diálogo con los gobernantes tradicionales, participar en las asambleas, aprovechar los programas de apoyo social y, sobre todo, integrarse a la comunidad, pues como dice la frase, “la cultura se mama”.
    Maurilio camina por los pasillos del CUNorte, en Colotlán. Bajo el brazo lleva sus libros, esas pequeñas historias escritas con imágenes, en los que su lengua materna y el español, se mezclan.

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