Ciudades frente a la cámara

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Ciudad testigo, cómplice, calles que escuchan, parques que desde lo alto de los árboles se vuelven espectadores. Metrópolis que hablan, gritan y se quedan calladas. La ciudad también son sus habitantes, quienes la caminan, la escriben, la pintan o la retratan.
Las ciudades como protagonistas de historias han sido por varias décadas inspiración pura para el séptimo arte. París y Nueva York quizá las más fotografiadas a la fecha. La primera escenario de clásicos como Hotel del Norte (1938) de Marcel Carné; París 1900 (1948) de Nicole Védrí¨s; Los 400 golpes (1959) de Franí§ois Truffaut; Un americano en París (1951) de Vicente Minnelli; Sin aliento (1960) de Jean-Luc Godard; El último tango en París (1972) de Bernardo Bertolucci; hasta películas más contemporáneas como Los amantes del puente nuevo (1981) de Leos Carax; Amelie (2001) de Jean-Pierre Jeunet; Irreversible (2002) de Gaspar Noé, y Caché (2006) de Michael Haneke, entre muchas otras, sin olvidar las citas textuales a “La ciudad de la luz” en múltiples películas, como: “Siempre nos quedará París” del filme Casablanca (1942) de Michael Curtiz, repetida por varios personajes en infinidad de cintas.
Nueva York con sus cinco distritos y sus 19 millones de habitantes no se ha quedado atrás y en la actualidad se ha vuelto la más solicitada tanto por directores de larga trayectoria como por los más jóvenes. Todos quieren filmar en Nueva York y a su vez todos quieren actuar en películas ambientadas en la ciudad de los rascacielos, como si eso fuera garantía de que el filme será un éxito, pero lo que sí es un hecho, es que Nueva York por su diversidad de razas, su oferta cultural y su personalidad vanguardista, es semillero de historias. Se lleva bien con la cámara, es fotogénica desde cualquier ángulo y ha inspirado a una buena cantidad de directores y guionistas para contar las historias más complejas hasta las más banales. Clásicos como Taxi Driver (1976) de Martin Scorsese o Eyes Wide Shut (1999) de Stanley Kubrick; nos muestran un Nueva York nocturno, misterioso, iluminado por los faros de los automóviles y desolado a la vez; muy lejos del que nos presenta Woody Allen en Manhattan (1979) donde nos muestra el lado intelectual y artístico de la ciudad fotografiada en blanco y negro o Wayne Wang en Smoke, ambientada en un Brooklyn pasivo muy cerca del Prospect Park, donde los personajes forman parte de una comunidad de vecinos desocupados. O bien películas con gran éxito en taquilla que nos han dejado en la memoria imágenes de postal, como King Kong abrazado a la antena del Empire State, o las piernas de Marilyn Monroe al descubierto y con el vestido arriba, cuando aparece sobre el ducto de aire del metro en La tentación vive arriba (1955) de Billy Wilder.

De París a Nueva York
Paris Je t’aime (2006) fue la primera película de la serie Cities of love del productor Emmanuel Benhiby. La idea original fue la realización de una serie de películas que ilustraran el amor universal en todo el mundo, o al menos en algunas de las ciudades consideradas más interesantes por la productora. Después de tres años de estrenarse el filme compuesto por varios cortos rodados en París, llega la segunda entrega titulada New York I Love You (2009). Se especula que para el 2010 se hará lo mismo con las ciudades de Río de Janeiro y Shanghai, y en el 2011 seguirán Jerusalén y Bombay.
Al igual que Paris Je t’aime; New York I love you tiene la misma estructura narrativa, sin embargo es mucho más corta que la primera 12 minutos menos, ya que Paris… está compuesta por 18 cortos, mientras que New York… por sólo once. También se extraña los nombres de reconocidos directores como Gus Van Sant, Joel y Ethan Coen o Tom Tykwer. A muchos espectadores les hubiera gustado ver en los créditos el nombre de Woody Allen, el de Martin Scorsese o el de Francis Ford Coppola como ocurrió en aquella legendaria Historias de Nueva York (1989), pero no es así, y en su lugar tenemos a una Natalie Portman en su debut como directora con un corto de historia predecible; o un Fatih Akin con un guión acaramelado muy lejos del estilo que ha mostrado en sus anteriores trabajos. Las historias viajan por Queens, Brooklyn y Manhattan y van desde Coney Island hasta un hotel del Upper East Side, de Chinatown al Central Park, de Tribeca a Williamsburg y a Greenwich Village.
A diferencia de Paris Je t’aime donde los cortos son historias separadas unas de otras, en New York I Love You algunos de los personajes se intercalan y se cruzan en los barrios donde suceden otros de los segmentos. Esto obedece a que a los productores trataron de generar una visión global de la película, de ahí el por qué se establecen algunos paralelismos en las historias.
Son contados los segmentos que destacan por su creatividad, la mayoría son predecibles y con un chiste o sorpresa al final. El corto dirigido por Yvan Attal y actuado por Ethan Hawke es quizá uno de los más divertidos y mejor logrados. Pero en general, New York I Love You decepciona, pues a pesar de abarcar varios puntos de la ciudad, nueve de los once cortos se centran en historias con personajes centrales que son artistas: un pintor, un escritor, una actriz, una videoasta, un bailarín, una cantante, un músico del cine, etcétera. Nueva York es mucho más que el gremio artístico. Faltó énfasis en la diversidad de razas, de etnias, y sobre todo en la diferencia de clases. Parece que en este Nueva York no hay pobres, no hay miseria, todos pertenecen a la clase media y burguesa de La Gran Manzana.
Ojalá que el proyecto no decaiga y para la próxima producción en Río de Janeiro se cuente con mejores guiones y la participación de directores consagrados. La película fue estrenada en el pasado Festival Internacional de Cine de Morelia y se espera que este mismo año llegue a las pantallas tapatías.

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