Calidad o cantidad: el dilema de candidatos y coaliciones

En esta primera entrega de colaboraciones del observatorio del CUCSH rumbo a las próximas elecciones, se analiza con qué criterios las agrupaciones políticas escogieron a sus diferentes aspirantes a cargos públicos

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Axel Flores Montes de Oca*

¿Qué es lo que debe de importar más a la hora de postular a un candidato o formar una agrupación electoral? ¿Deben de ser los votantes? ¿El interés económico/político que los mueve? ¿Qué se debería priorizar, la cantidad de puestos que se deben de ganar a costa de los perfiles o la calidad de trayectoria y antecedentes sobre posibles ganancias electorales?

Esta cuestiones son y han sido interrogantes importantes que los grupos políticos y sus patrocinadores se hacen cada temporada electoral. Este 2021, con una de las elecciones más grandes en la historia de México, en la oferta política nos encontramos con dos grandes apuestas: una representada por el partido en el gobierno junto con sus aliados (MORENA, PT, PVEM, Nueva Alianza) y el denominado bloque opositor conformado por la unión del PRD, PRI y PAN.

Para poder entender cuáles son las razones que motivaron la selección de los candidatos a los diferentes cargos a elección se debe entender lo que está en juego para ambos bloques.

Los primeros enfrentan una elección de continuidad donde lo que se busca es afianzar y continuar el proyecto de nación por el cual llegaron al poder en 2018. Por el otro lado los opositores, que son alentados y financiados desde el poder económico, enfrentan una elección de cambio donde buscan convencer al electorado que las decisiones y el rumbo tomado hasta ahora no es el adecuado y que ellos deben recuperar el liderazgo que perdieron en la última elección para corregir la dirección del país.

A raíz de esto, hay que analizar si la selección de candidatos que realizaron fue con base en criterios de calidad o cantidad. En el caso de MORENA y sus aliados lo que se observa es una dualidad bastante particular entre cantidad y calidad que va en función de si son fuertes en las entidades o no.

En el caso de Jalisco, donde no tienen tanta presencia comparado con otros partidos, la selección de candidatos dejó fuera a buena parte de sus bases dando preferencia a grupos selectos y chapulines de otras agrupaciones con historiales controversiales que dista mucho de lo hecho en la Ciudad de México, por ejemplo, donde sí hubo más presencia de candidatos emanados de sus bases y simpatizantes junto con los representantes de grupos al interior del partido y uno que otro colado.

El tema se pone interesante cuando volteamos a analizar el tema de la coalición Va por México. Si ya en 2018 se había visto una agrupación de un partido de derecha (PAN) con uno de izquierda (PRD), en 2021 se le suma el PRI para completar la ecuación. La lógica de ese grupo parte de la premisa de que si se suman los votos de los tres tienen altas posibilidades de ejercer un mayor contrapeso al grupo en el poder. Aunado a esto hay que hacer mención de que este grupo es apoyado desde la esfera del poder económico por diversos grupos empresariales.

Con esto queda presente que la etiqueta de este grupo es cantidad antes que calidad, cosa que se ejemplifica con los candidatos por ejemplo a diputados federales en Jalisco, con perfiles como el exgobernador de la entidad Ramírez Acuña, Lupita Jones como gobernadora en Baja California o Diana Sánchez Barrios, candidata a diputada local en la CDMX vinculada a proceso por extorsión agravada y robo agravado.

Es así como se da cuenta de las preferencias de calidad y cantidad de los candidatos depende del nivel de necesidad o de confianza que se tiene de ganar los puestos.

*Miembro del Observatorio Político Electoral, Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades

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