Alimentos más caros

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Diversos analistas culpan de la crisis alimentaria mundial al incremento de los agrocombustibles o biocombustibles, al aumento de la demanda mundial y al cambio climático; en ese sentido, en México se dan todos los factores anteriores.
A escala mundial se habla ya de un conflicto. En abril pasado la Organización de las Naciones Unidas (ONU) alertó que la escasez de alimentos puede desencadenar hambruna, que incidiría en alrededor de 100 millones de personas en más de 30 países, entre los que México estaría incluido.
En la primera quincena de mayo, el secretario de agricultura, Alberto Cárdenas Jiménez, aseguró que el país está preparado para enfrentar la crisis alimentaria, consideró que se puede alcanzar la meta de producir a nivel nacional 195 millones de toneladas de alimentos.
“Somos el treceavo país que produce alimentos… vamos a producir cerca de 195 millones de toneladas de alimentos para que no les falte a los hogares mexicanos, para que tengamos todo el tiempo alimentos en los mercados, en las centrales de abasto y en los tianguis”.
Explicó que el año pasado se produjo el alimento necesario y al mismo tiempo se exportó lo equivalente a 15 mil millones de dólares de alimentos.
Conforme a la información oficial, está garantizado el abasto de alimentos a la población, pero ¿a qué precio? El incremento en el costo de los productos ha sido muy significativo para el bolsillo de la mayoría de las familias mexicanas. Paradójicamente, las familias de países desarrollados destinan menos recursos de sus ingresos a la alimentación que quienes viven en países en vías de desarrollo.
Datos proporcionados por el profesor investigador del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA), Salvador Mena Munguía, demuestran un comparativo de ocho naciones en torno a la proporción del ingreso que se destina a la alimentación.
En Estados Unidos el porcentaje de los ingresos totales para este rubro es de 6.4 por ciento; en el Reino Unido 10.2 por ciento; Canadá, 10.4 por ciento; Países Bajos, 10.5 por ciento; Nueva Zelanda, 10.9 por ciento; México, 24.0 por ciento; India, 48.4 por ciento y Filipinas 52.9 por ciento.
Contrario a lo que pudiera creerse, en las zonas rurales el gasto monetario en alimentos es mayor. En el año 2000, la gente que vive en el campo destinó el 32 por ciento de sus ingresos a la alimentación; para el 2002 llegó a un 38 por ciento; en el 2004, el gasto en alimentos era de un 41 por ciento. Lo anterior se desprende de la encuesta nacional de ingresos y gastos de los hogares, realizado por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI).
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), puntualizó así el concepto de seguridad alimentaria: “La seguridad alimentaria, a nivel individual, familiar, nacional y regional, implica lograr que la población tenga acceso física y económicamente a una alimentación suficiente, sana y nutritiva, de acuerdo a sus preferencias, y que le permita satisfacer sus necesidades nutricionales y preferencias alimenticias para una vida activa y saludable”.
Sin embargo, el tener una alimentación suficiente, sana y nutritiva de acuerdo a las preferencias de los habitantes de un país y de sus regiones, al gobierno de Jalisco le tiene sin cuidado, pues la apuesta ya no es el maíz, la estrategia ahora está en el cultivo de arándano, un producto que poco conocen los mexicanos y que poco se utiliza en la gastronomía nacional.

Biocombustibles
El alto precio del maíz afecta la economía de México, porque el grano es usado para generar biocombustibles, informó la revista especializada Foreign Affairs en su edición de mayo-junio.
Agregó que México es un país que usa los ingresos por exportación de petróleo para la importación de alimentos, señaló la publicación signada por los profesores Ford Runge y Benjamín Senauer, ambos de la Universidad de Minnesota.
Recomendaron que para detener esa tendencia y evitar que más personas pasen hambre, el gobierno de Estados Unidos ‘debe conservar y diversificar’ la producción de etanol. Indicaron que el etanol y el biodiesel se consideran amigables con el ambiente porque son una alternativa al petróleo, pero aclararon que toda una cosecha en Estados Unidos reemplazaría sólo 12 por ciento del actual uso de la gasolina en ese país.
En ese sentido, se inauguró en Guadalajara el Congreso Internacional de Biocombustibles, en donde la secretaria de energía, Georgina Kessel Martínez, dio a conocer las primeras líneas de acción del Programa de Introducción de Bioenergéticos para México.
El documento se basa en cinco líneas estratégicas orientadas a desarrollar un sector que integre las actividades agrícolas y agropecuarias con las energéticas. La funcionaria confirmó que Guadalajara será la primera ciudad en donde se incorporará el etanol en las gasolinas.
En 2005, la producción global de etanol era de nueve mil 660 millones de galones, de los cuales Brasil producía 45.2 por ciento, a partir de la caña de azúcar, y Estados Unidos 44.5 con maíz, de acuerdo con Foreign Affairs.

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