Viviendo junto al enemigo

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–¡Bájale a la música!” –dice uno.
–¡No le bajo!– le contesta el otro.
Uno saca la pistola y al final la respuesta es “¡Yo no quise hacerlo!”. Sin embargo, “traen la pistola fajada”, narra el sociólogo David Coronado como si fuera una escena de película.
Hay quienes se hartaron del vecino ruidoso y lo mataron. No es sólo un chisme o rumor que flota en las pláticas de las colonias, es una historia real que conoció el sociólogo de la Universidad de Guadalajara. David Coronado decidió indagar sobre el homicidio, así pisó la cárcel y los centros regionales de readaptación, para conocer a vecinos asesinos que acabaron con la vida del “ruidoso” con el estruendo de una bala o los golpes de un bate de beisbol.
Este investigador también conoció a un hombre que tenía por años una relación conflictiva con su vecino. Un día se toparon ambos en la calle, cada uno en su vehículo y “el hombre saca una pistola y mata al vecino. Esto pasa porque van creando recelos y conflictos”.
La psicóloga universitaria María de Lourdes Preciado Serrano dice que ese es un ejemplo de cómo las personas prefieren no relacionarse con los otros y pueden tener una conducta antisocial “porque son violentos con las personas o con objetos. Son agresivos verbalmente y por conflictos a lo mejor insignificantes como: si colgó la ropa en la parte de la vecina del otro lado, que si regó las plantas y el agua corrió a la cochera ajena. Son conflictos que con una plática podrían solucionarse, pero en la persona antisocial no hay la capacidad de tolerar al otro, van desarrollando una personalidad destructiva y no aceptan reglas”.
Habrá quienes tienen en la mente un plan para aniquilar al vecino, pero recapacitan y sin que corra la sangre los conflictos continúan.
En Lomas del Pedregal, Luz Elena Díaz es presidenta de la asociación de vecinos y representa a cuatro mil personas. Ahí los roces cotidianos tienen que ver con los “malos entendidos, algo que alguien dijo y no les pareció”. Risueña y hasta sonrojada, Luz Elena confiesa cuál es el problema más grave en su colonia: “El cierre completo de una calle para las fiestas y para muchos no es problema porque termina siendo ventaja”. La cumbia suena en los quince años y cumpleaños, mientras que los menos se quejan del ruido y de la molestia de que esté cerrada la circulación, los otros prefieren no quejarse y esperar el día que les toque organizar el baile.
En la colonia Jardines Alcalde, Angelina López es la presidenta de colonos de esta zona y representa a tres mil familias que suelen quejarse por la obstrucción de cocheras o de negocios que se improvisan afuera de las casas y hacen que todo el día huela a tacos y fritangas.
Los conflictos vecinales son estudiados desde un enfoque psicológico. Preciado Serrano, conocedora de los problemas que genera la vecindad porque investiga sobre la convivencia y el estrés, sostiene que los problemas comienzan cuando existen diferentes maneras de valorar algo. “Lo que para uno es valioso para otro no. Si una persona considera cumplir ciertas reglas por beneficio de los demás y a otros les parece irrelevante cumplir esas reglas, entonces son valores antagónicos”. Sin embargo, no todo empieza mal, cuando alguien recién se muda ve en el vecino a una persona amable y con el tiempo “surgen dificultades porque al incorporarse diferentes familias, vienen con historias de aprendizaje muy diferentes. Cuando pasa la ‘luna de miel’, empiezan las fricciones”.
Esas fricciones son conocidas por el director de los Centros de Mediación Municipal en Guadalajara, José Isaac Patiño Medina, quien aclara que los pleitos de vecindad no son sólo en colonias populares, en todos lados hay enfrentamientos, y da cuenta de esas experiencias: “En un lugar con alberca y campo de golf se pelean por el color para cambiarle la fachada al coto”.
La manera de dimensionar un problema, está ejemplificada con la investigación del sociólogo David Coronado, quien de 2004 a 2006 indagó sobre la percepción del delito en el barrio de Analco y en la colonia Providencia. Los habitantes de esta última zona señalaron que el “delito más palpable era el de la obstrucción de cocheras”, cuando esto podría ser una violación a un reglamento, pero no un delito; en cambio, en el barrio de Analco el delito más percibido es el asalto.

Mediación para no terminar con balas
En la Zona Metropolitana existen dependencias que buscan evitar los asesinatos y homicidios entre vecinos, y lo que hacen es mediar en los conflictos a través del diálogo, en Zapopan recibe el nombre de Procuraduría Social y en Guadalajara es el Centro de Mediación Municipal.
José Isaac Patiño, dirige los Centros de Mediación Municipal en Guadalajara. Él y su equipo conocen una larga lista de conflictos vecinales. “En unidades habitacionales el ruido de la lavadora molesta, porque los espacios son reducidos. También es común el problema de la música. Por ejemplo, uno quiere escuchar rock, otro banda, otro no quiere escuchar nada y esto detona en pleitos”.
“Se siente dueño de la calle”, se queja una señora de un vecino que cree que afuera de su casa es su propiedad y le pertenece; el abogado Bernardo Peña del área de Mediación Municipal recibe constantemente ese conflicto que debe solucionar mediando y explicando que la calle es un espacio público.
La mediación resuelve —de manera rápida y gratuita— conflictos. Éste es un procedimiento voluntario, confidencial y flexible que ayuda a una o más personas a resolver un problema.
El pleito se da en la banqueta o de cochera a cochera, ahí quizá sólo hubo gritos. Por eso en los Centros de Mediación Municipal, las dos partes se sientan en una mesa redonda para hablar. El abogado Bernardo Peña aclara que debe ser una superficie de esta forma para que así “fluya la comunicación, porque si fuera una mesa rectangular ellos no dejarían de verte como autoridad”.
Después de exponer el conflicto y su posible solución, firman un convenio y se le da seguimiento al caso. De enero a junio de 2010 en los Centros de Mediación Municipal recibieron 405 asuntos, de éstos 200 se refieren a conflictos vecinales con un 95 por ciento de efectividad, evitando muchos homicidios, reconoce el director José Isaac Patiño.
En Zapopan está la Procuraduría Social. En lo que va del año recibieron 273 quejas, el porcentaje de solución es hasta de un 95 por ciento. Ahí reciben quejas vecinales, desde aquel que pone la música a todo volumen o “los conflictos porque no hay orden en los cajones de los departamentos y cada quien quiere tener su coche estacionado frente a su casa, ruido en los departamentos y hasta por olores”. Dice esto y abruptamente interrumpo:
“¿Por olores?”, “Sí suele pasar que la señora tiene un puesto de fritangas y todo lo cocina en su departamento”.
En todos lados hay problemas, en este municipio han citado personas que viven en Puerta de Hierro, principalmente por conflictos con los perros sin correas o que un perro mayor agrede a uno de una raza más pequeña.
Para recibir ayuda en los Centros de Mediación Municipal o en la Procuraduría Social de Zapopan, hay un requisito indispensable: ser habitante de Guadalajara o de Zapopan, dar el nombre y domicilio de la persona con la que quiere resolver el conflicto, relatar el problema y asistir el día y hora señalada a la sesión de mediación.
Los vecinos no sólo provocan enojos, Angelina López, presidenta de la Asociación de Colonos de Jardines Alcalde, sabe de esas historias donde los vecinos unidos ayudaron “y previnieron robos de casas o que sale humo de una casa por la madrugada y ellos mismos le avisan a los bomberos”. En la colonia Lomas Pedregal, Luz Elena Díaz también tiene historias de vecinos ayudándose, en las últimas inundaciones “a pesar de que eran personas indiferentes, el día que se inundaron hasta sacaron agua de las otras casas”.
La psicóloga María de Lourdes Preciado aconseja que para ser un buen vecino, “primero debe ser una persona equilibrada emocionalmente y no necesitan tener mucho dinero, pero sí que estén equilibradas, que no tengan conflictos interpersonales”. Pero no todas las personas suelen estar emocionalmente sanas, por eso, los expertos recomiendan intentar solucionar el conflicto y en caso de que continúe, vale más mudarse y así evitar asesinar al vecino.

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