Faltan pocos días para que Born to die, álbum debut de Lana del Rey, aparezca íntegro en el mercado musical. Mediante una estrategia de promoción que podría considerarse novedosa y, a manera de fenómeno en una nueva etapa para la industria discográfica, la primera grabación oficial de esta joven cantante ha logrado despertar el interés de potenciales consumidores.
Con el nombre de Lizzy Grant, la solista inició en 2009 un trayecto que la preparó hasta llegar a convertirse en Lana del Rey, corta travesía en que la intervención de su compañía discográfica y, un visionario equipo de trabajo, generaron expectativas a través de prestigiosas publicaciones, programas televisivos y portales en internet dedicados a la música. Tácticas previas a la edición de su disco debut.
La promoción fue básicamente por medio de los sencillos “Video games” y “Born to Die”, temas en los que Lana del Rey exhibe su capacidad vocal, además de una imagen que pretende transmitir una actitud subversiva.
Con un estilo que enlaza pop, rock, discretos recursos de electrónica y matices orquestales que rememoran la década de los sesenta, Lana del Rey debe legitimarse como una cantante que no depende en exclusiva de prácticas mediáticas. Ella se denomina la “Nancy Sinatra gánster”. ¿Le creemos?
