Un soundtrack para México

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Las virtudes de México están apaleadas. Convivimos con el hartazgo, soportamos la avidez, y nos hundimos en el conformismo. A México le continúan administrando una severa dosis de anestesia, que tiene como efecto una reproducción de su historia, un recuento cíclico en el que el abuso del poder, la pobreza, la corrupción, la falta de educación y libertad de expresión, además de la violencia, representan sólo una parte de los graves problemas sin resolver.
En plena época electoral, en un momento decisivo y convulso para México, el cineasta Olallo Rubio —locutor de la extinta estación Radioactivo 98.5— estrena Gimme the power, una producción que documenta parte del proceso social, económico y político de México desde los años sesenta del siglo pasado hasta la actualidad, y que centra esfuerzos desde una visión poco común.
El Festival de Avándaro, el movimiento estudiantil del 68, el surgimiento del EZLN y la masacre de Acteal, constituyen algunos de los temas que trata esta producción.
Quizás un filme de estas características no tendría novedad —sería un recuento más— de no ser porque Olallo Rubio, de manera oportuna y perspicaz, toma como referente el trabajo de Molotov, agrupación que, casi de inmediato y a través de la música, específicamente del rock y el rap, conectó con el sentir de una buena parte de los mexicanos: principalmente con el hartazgo y el desencanto hacia la política y los políticos. Desde sus inicios Molotov recurrió a la voz popular, utilizó abiertamente el tema del sexo, la burla y el albur, logrando canciones incisivas que dieron paso a un nuevo momento dentro del rock en México.
Con pocos registros audiovisuales en la historia del rock en México, Gimme the power permite acercarse al origen, desarrollo y evolución de Molotov —no evita algunos temas polémicos, pero tampoco profundiza demasiado— y, paralelamente, describe algunas experiencias personales de sus integrantes, y muestra la relación entre las composiciones del grupo y el contexto social y político de México.
Molotov surgió en una etapa de total recesión económica, después del sexenio de Carlos Salinas de Gortari. Esto provocó que canciones como “Voto latino”, “Puto”, “Que no te haga bobo Jacobo” y “Gimme the power”, alcanzaran popularidad y correspondencia, especialmente por parte de un sector joven.
El grupo compuesto por Tito Fuentes, Miky Huidobro, Paco Ayala y Randy Ebright, refrendó su trabajo provocador con temas como “El carnal de las estrellas” y “Frijolero”, esta última una de las mejores composiciones de Molotov, que tiene su origen en una experiencia de Randy Ebright y su hija, con agentes de migración de Estados Unidos.
Desde la escena underground de México, grupos como Masacre del 68 y Atoxxxico —con una línea punk— construyeron un discurso firme y contestatario, pero no fue hasta la aparición de Molotov, y su consecuente desarrollo dentro de la industria, que ese discurso, con sus particularidades, tomó otras dimensiones.
Gimme the power incluye testimonios de Alejandro Lora, Sergio Arau y Francisco Barrios “El Mastuerzo”, músicos antecesores a Molotov, que definieron un estilo particular de composición —condición de la que Molotov se nutre—. Además, la película presenta opiniones de escritores como Juan Villoro y Xavier Velasco, autores que también poseen una trayectoria dentro del periodismo musical.
“Tratamos de entrevistar a personas que fueran críticas, porque es una película que podría interpretarse como un trabajo de protesta”, dice Olallo Rubio. Añade: “No queríamos hacer mini-debates en cada capítulo. Para que la película avanzara en su narrativa, fue importante mantener siempre la perspectiva crítica hacia la autoridad”.
En esta producción Olallo Rubio utiliza fragmentos de entrevistas con ex presidentes mexicanos, entre éstos, Gustavo Díaz Ordaz, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo y Vicente Fox. De esta manera el cineasta hace un análisis del proceso histórico de México en las últimas décadas y coloca el soundtrack ideal. Canciones de Molotov que significan himnos para una generación que continúa sumergida en la crisis.

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