Ladrilleras más amigables con el medio ambiente

Proyecto de estudiantes de esta Casa de Estudio, que ganó el Hult Prize at UdeG, propone medidas para reducir la contaminación que genera la producción de ladrillos

7579
Contaminación ladrilleras
La quema de los ladrillos genera contaminantes nocivos para la salud. Foto: Fernanda Velázquez

Es posible fabricar ladrillos de una manera más amigable con el medio ambiente gracias a las propuestas de Ehécatl, un proyecto integrado por cuatro estudiantes de la UdeG, el cual promueve buenas prácticas en el proceso de producción más la utilización de un aditivo polvoso, elaborado por ellos, el cual reduce el tiempo de quemado del ladrillo.

Es este último proceso de cocción en el horno el que genera más contaminación, debido a la combustión de madera, para eliminar el agua que todavía tengan y adquiera el ladrillo su dureza, afirmó Licette Orozco Rosales, estudiante de ingeniería química, del Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI).

María Azucena Arellano Avelar, académica del CUTonalá, calculó que sólo en Tonalá hay más de trescientas ladrilleras, y éstas no pueden ser clausuradas para evitar la contaminación.

“Es una de las actividades económicas principales de personas con un nivel socioeconómico bajo, que no tienen otro medio de vida”.

Destacó que para la combustión los ladrilleros suelen utilizar madera, pero también otros materiales como basura o animales muertos. “Es decir todo material que puede generar combustión lo introducen en el horno”.

Los estudiantes para reducir esta contaminación proponen un mejor aprovechamiento del sol para el proceso de secado. Eso puede lograrse con un patio ex profeso, que cubra al ladrillo de las condiciones climáticas, explicó Ángel Martínez Romero, estudiante de la licenciatura en Energía, del Centro Universitario de Tonalá (CUTonalá).

En el proceso de secado se echan a perder, siguiendo procesos normales, entre ocho y doce de cada cien ladrillos debido a las condiciones climatológicas. Siguiendo las propuestas del proyecto Ehecatl, la pérdida se reduciría en un cincuenta por ciento, detalló.

Recomiendan también partir la madera en pequeños trozos, y que éstos se pongan a secar. Esto hace que el ladrillo se cueza más rápido, para favorecer la reducción del tiempo de quema y utilizar menos madera para la quema. Todo esto permite la reducción de contaminantes que se generan en el proceso de producción, explicó.

“En el proceso normal se queman dos toneladas de madera para cinco mil ladrillos. Nosotros planteamos con las recomendaciones, más la utilización del aditivo, que se pueda reducir en un 35 por ciento el tiempo en que se quema, lo que ahorraría 600 kilogramos de madera por cada cinco mil ladrillos».

«Y en cuanto a las emisiones de contaminantes, en el caso del bióxido de carbono podrían reducirse ochenta kilos emitidos a la atmósfera”, agregaron Martínez Romero y Orozco Rosales, quien integran el equipo que creó el proyecto ganador del Hult Prize At UdeG, junto con Javier Lasso Saldaña y José Carlos Orozco Álvarez, estudiantes de la ingeniería en Nanotecnología del CUCEI y CUtonalá, respectivamente.

Contaminación por ladrilleras
Sólo en Tonalá se calcula que hay más de 300 ladrilleras. Foto: Fernanda Velázquez

Los contaminantes son material particulado (compuesto por partículas que miden 2.5, 5 y 10 micras), monóxido de carbono, ozono, oxido de nitrógeno, cloruro de vinilo, entre otros, pueden ser nocivos para la salud de los seres humano, dijo la académica Arellano Avelar.

Éstos pueden causar diferentes patologías en el sistema respiratorio, irritación de garganta, problemas respiratorios, daño de los bronquios, asma, y a largo plazo incrementan las posibilidades de que las personas desarrollen cáncer pulmonar, agregó.

Destacó la necesidad de utilizar en los procesos de producción del ladrillo combustibles más amigables con el medio ambiente y que los ladrilleros reciban capacitación para buenas prácticas medio ambientales.

 

 

 

 

 

Artículo anteriorEl obsequio de satán
Artículo siguienteCon la mirada en los Juegos Olímpicos