La última gota para los lecheros

577

La producción de leche es un negocio retador. Te reta la genética, el manejo, la alimentación, incluso las vacas, que son seres vivos muy agradecidos, pero también muy delicados, dice Ramiro Ramírez, con 20 años dedicado a esta labor en Acatic, Jalisco.
En una rápida mirada al campo y los montes, empiezan a pintarse de verde. El pasto y las plantas de maíz asoman de la tierra. Es de mañana. No hay nubes que empañen el cielo de los Altos de Jalisco. El clima es fresco.
Camino a Tototlán se ubica el establo Los Encinos, donde el presidente de la Unión de Productores de Leche de Tepatitlán, íngel de la Torre, asegura que la actividad requiere vocación. Además, lo lleva en la sangre. “Como en muchos casos, se nace entre las patas de las vacas”.
La complejidad radica en la “inundación” de leches extranjeras, la situación internacional del sector, el alto costo de insumos y el bajo precio por litro de este producto vital en la cultura alimenticia de México. También influyen los problemas relacionados con la productividad y eficiencia.
En fechas recientes, lecheros del país amenazaron con radicalizar sus protestas para la segunda mitad de julio si las autoridades no atienden sus demandas. Durante el 2009 han desaparecido 20 mil productores, de los cuales cinco mil eran de Jalisco, destaca el Frente Nacional de Productores y Consumidores de Leche.

La vivencia
De las actividades pecuarias, la que mayor trabajo requiere es la producción de leche, dice íngel de la Torre, quien muestra un establo que forma parte de una cooperativa en la cual es socio. Durante un día hay dos ordeñas (cinco de la mañana y cinco de la tarde). También se debe alimentar, curar, inseminar y organizar labores.
Mientras algunos trabajadores muelen el rastrojo para los rumiantes, añade: “Hay actividades impredecibles, que según la situación debes improvisar. También requieres sentido común y trabajo los 365 días del año. Tienes que atender partos, que a veces son de madrugada”.
Sus problemas principales: la rentabilidad y competencia desleal de productos importados con precios subsidiados. “A los únicos ganaderos que les ha ido bien son los que tienen industrias integradas y que parte de la utilidad de la rehidratación de leche se va a las vacas”.
Otra dificultad radica en el costo de producción. A pesar de ser variable, en su caso es de 4 pesos con 40 centavos, mientras que el precio promedio por litro de leche es de cuatro pesos. “Te has de imaginar que hay problemas de capitalización. Salir tablas es perder dinero”.
Para Ramiro Ramírez, la situación es similar, aunque agrega: en ciertas temporadas en el promedio de venta son incluidos los excedentes de producción, los cuales son pagados a tres pesos. Esto significa una merma.
Uno a uno, los bovinos con ubres cargadas pasan por el “apretadero” para la ordeña. Al fondo, estancias y corrales forman el escenario en que explica otro reto: la salud animal. Inadecuadas condiciones de establos y manejo de ordeña por el lodo, espacios reducidos y estrés, genera problemas de patas o ubres.
Adicionalmente hay una depreciación del equipo y el animal. Por ejemplo, una vaca le cuesta alrededor de 20 mil pesos. Pero cuando concluye su ciclo en la producción de leche es vendida a “mil pesos por flaca y jodida”. Si está en mejores condiciones la puedes vender en cinco mil pesos. Aún así son pérdidas, dice.
Con el fin de reducir costos, el establo Los Encinos impulsa la hidroponía y la lombricultura, además de sembrar maíz. “Si tú lo produces (el grano) no quiere decir que la agricultura se lo regale a la ganadería. Sólo te ahorras fletes y maniobras, pero para esto se requiere tierra donde sembrar y los ranchos aquí son muy caros”.

La lucha importada
El académico del Centro Universitario de los Altos (CUAltos), Othón Reynoso, explica que la situación actual del sector lechero en México y la apertura a los mercados internacionales coloca a México en una fuerte competencia directa con productores de Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelanda y otras naciones europeas.
Según ganaderos y especialistas, el crecimiento de la demanda de leche por parte de China y otros países ocasionó, en 2007, que el precio internacional subiera a cinco mil dólares la tonelada. Esto aumentó la producción y repercutió, a finales de ese año, en una caída en los precios internacionales en más de dos mil dólares la tonelada, lo que alentó las importaciones y deprimió el precio doméstico.
La publicación México Ganadero, elaborada por la Confederación Nacional Ganadera (edición septiembre-octubre 2008), detalla que el volumen importado promedio durante el periodo 1994-2007, es de 150 mil toneladas de leche en polvo (entera y descremada). Al cierre del 2008, la importación alcanzó un volumen superior a las 180 mil toneladas.
El investigador señala que México es el segundo país comprador de leche, cuyo origen es principalmente Estados Unidos. Tal aumento ha provocado “una sobreoferta aparente de 856 mil litros diarios”, detalla la revista. Aspecto que no ha variado mucho, agregó Othón Reynoso.

Topes, calidad e insumos
El especialista del CUAltos, José de Jesús Olmos, explica que en la región cuando se produce más leche (enero a mayo) muchas empresas industrializadoras ponen topes a los volúmenes de compra. De adquirirlos, lo hacen a menor precio.
Desde su punto de vista, lo anterior ocurre porque no existe una adecuada regulación de la importación. El académico del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA) Fernando Sánchez, apunta que el precio también puede variar de acuerdo con la calidad de la leche.
No todos los establos tienen ordeñadoras o sistemas adecuados de enfriamiento. Esto genera una menor vida de anaquel. Un estudio realizado por investigadores del CUAltos revela que más del 40 por ciento de productores entregan leche no refrigerada adecuadamente.
Por si fuera poco, de manera constante se reportan incrementos sustanciales de los alimentos. Hasta hace poco la soya llegó a costar más de siete pesos, cuando a más de un mes atrás estaba cerca de cinco pesos, lo que representa un mayor gasto para el lechero.
Fernando Sánchez plantea que en este punto influyen varios factores: uno es la disminución de pastizales, causada entre otras cosas por el sobre pastoreo y el crecimiento urbano. “Como se terminan los pastos naturales, tienen que comprarlos”.
En un estudio realizado por el CUAltos, en el que los investigadores visitaron 36 establos de la región, encontraron que 65 por ciento del alimento proviene de alimentos concentrados. El resto es de forrajes como pasto y silo de maíz.
“Esto quiere decir que se produce leche cara. Los alimentos baratos son los insumos sembrados en el barbecho del establo. Pero, dependemos 65 por ciento de la compra de insumos provenientes de Canadá y Estados Unidos”, explica José de Jesús Olmos.
Los investigadores coincidieron que en este sector y otros agropecuarios, los riesgos más fuertes y las menores ganancias son para los productores. Al industrial le cuesta relativamente menos, comparado con la inversión que el primero hace en animales, insumos, terreno, equipo y riesgos. Empero, cuando sube la leche, el industrial absorbe la mayor cantidad de utilidad.

En riesgo lecheros
Ante ese panorama, surge la pregunta: ¿Cómo se mantienen los productores?
Ramiro Ramírez contesta: Es difícil. De la actividad viven él, su esposa y tres hijos. Además de otras cinco familias que dependen directa e indirectamente.
En la actualidad se mantienen gracias al silo (alimento del animal). “El flujo de efectivo se da gracias al silo… el cual ya lo pagaste en su momento. Si lo tienes en tu costo, pero lo estás recuperando económicamente”. O bien hay temporadas buenas que permite obtener ganancias y lo reinviertes. “Es un vicio”.
Además lo combinan con otra actividad. También les ayuda ser socios de la cooperativa Productores de leche de Acatic, donde compran insumos, pero también producen para abaratar costos. Tienen créditos e incluso asistencia médica para la familia.
“El trabajador vive mejor, porque aquí tiene su casa. Se lleva de dos a cinco litros de leche diarios, dependiendo la familia. Tienen agua, luz y elaboran quesos.
Pero, de seguir las condiciones actuales en el sector, ¿qué pasará?
Othón Reynoso concluye: Los productores que registran costos de producción elevados, que carecen de un soporte tecnológico adecuado, que dependen de la compra de insumos, como el alimento, se verán más afectados al grado de desaparecer.
Tras apuntar que desconoce en que medida podría ocurrir eso, plantea que el efecto puede ser más grave dado que habrá desempleo de familias que dependen de esta industria, “además de la erosión de una planta productiva en un alimento tan importante como es la leche, que a la larga puede resentirse”.
Para Fernando Sánchez también podría haber repercusiones a las empresas familiares, puesto que al crecer este núcleo social, presentan más necesidades que deben ser solventadas por la misma fuente de ingresos y sus integrantes deben buscar otras áreas de trabajo u oportunidades en otras ciudades o países.

Oportunidades y ¿el apoyo
gubernamental?
Tanto ganaderos como especialistas señalan que falta interés, visión y una serie de políticas que den certidumbre al sector ganadero, puesto que esa actividad trabaja con entidades vivas y con variaciones climáticas, por ejemplo.
Plantean la necesidad de readecuar los programas de financiamiento para que sean oportunos, blandos, con orden y facilitar los trámites, ya que para conseguirlos “te ponen peros y trabas”.
Es necesario una mayor organización, regular las importaciones de leche, una mayor vinculación con universidades, para que a través de convenios las instituciones educativas y de investigación realicen estudios, capacitación y asesoría a fin de mejorar las condiciones del sector.
Exponen que a pesar de la situación, los establos en los Altos tienen mucho potencial para mejorar, aunque esto implica infraestructura, recursos económicos y asesoría técnica, aspectos que la mayoría de ganaderos no los tienen.
Desde hace dos años José de Jesús Olmos asesora un establo típico de los Altos. En un principio había 40 vacas en ordeña y una producción de 18 litros de leche por día. Las instalaciones eran rudimentarias. Con ajustes en alimentación, construcción de otro corral y otros manejos, hoy producen alrededor de 27 litros.
íngel de la Torre concluye: Esperamos que las autoridades se monten en un ingrediente de valor y protejan su producción nacional. Se requiere una visión a largo plazo, buscando ser autosuficientes, de lo contrario van a seguir los mismos ciclos: épocas en que existe mercado, otras que hay saturación de un polvo importado contra el producto nacional.

Artículo anteriorFernando Delgadillo López
Artículo siguientePrograma de apoyo para pago de matrícula en estudios de posgrado / Programa de estancias académicas / Programa de apoyo a ponentes