La poesía hecha sonido

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“Por primera vez una radiodifusora en Guadalajara ponía a pensar a la gente”, dijo Hugo Gutiérrez Vega sobre la estación de radio que hace cuarenta años ayudó a fundar; una radio en la que “se manejaban ideas, algo terminantemente prohibido en el ruidajal —permítanme el tapatiísmo— de los medios comerciales”. Ahora, concluyendo las actividades celebratorias del cuadragésimo aniversario de Radio Universidad de Guadalajara, y tras cinco años de preparación, ha surgido el proyecto Acrobacias de la palabra (disponible en www.acrobaciasdelapalabra.com): la poesía llevada al sonido con la grabación anual de un disco donde poetas jaliscienses de relevancia nacional comparten con los radioescuchas y lectores su obra.

Esta primera edición “representa un trabajo de recuperación de los textos más representativos de la literatura contemporánea, con el potencial de llegar a un mayor número de personas”, comenta Julieta Marón, subdirectora de Red Radio Universidad de Guadalajara; edición dedicada al poeta jalisciense que recientemente ha sido reconocido con el Doctorado Honoris Causa por esta Casa de Estudio y pretende ser “una muestra de gratitud por parte de la comunidad de la Universidad de Guadalajara por sus generosos aportes a través de la poesía, las crónicas y reflexiones que nos ha compartido a lo largo de su trayectoria profesional”, apuntó Mónica Almeida, en representación del Rector General Itzcóatl Tonatiuh Bravo Padilla, en el evento en que se presentó el disco.

Sin embargo, Hugo Gutiérrez Vega, para quien este producto representa una dedicatoria muy cercana al homenaje, durante la ceremonia insistió en que el mérito de la memoria debe estar dirigido a aquellos iniciadores entusiastas de Radio Universidad, como Alfredo Chavarría e Ignacio Arreola, quienes tuvieron la visión de fundar la tercera radio de este tipo en el país, sólo después de la Universidad Nacional Autónoma de México y de la Universidad de Sonora, hechas “para competir, a pesar del poco presupuesto, con el monstruo de mil cabezas de la radio y la televisión comerciales”.

Es difícil imaginar las carencias con las que debió lidiar la radiodifusora en sus primeros años, atendiendo a la calidad de la programación ofrecida con Manuel Rodríguez Lapuente, Ernesto Flores, Guillermo García Oropeza y Jesús Pérez Castellanos, pero el mismo Gutiérrez Vega —cuando sus compromisos profesionales lo llevaron fuera de México— enviaba cada semana desde Washington, Madrid, Nueva York y Río de Janeiro sus colaboraciones a través del correo tradicional, por un afán de “amor al arte” ya que —como confiesa entre risas— “Alfredo no me pagaba nada; tengo las cuentas por ahí. Siempre luchando por conseguir recursos. Por eso se explica que me siga debiendo mis programas”.

De ese modo, considera que aquella “aventura del espíritu” como fue concebida desde el inicio, se ve coronada hoy con este esfuerzo de pervivencia de la palabra gracias al cual tiene la oportunidad de agradecer, especialmente, a la figura de “uno de los grandes dramaturgos de México, un hombre a quien le salían las ideas a borbotones, creativo y fundador, pues gran parte de su vida fue la fundación con todo y sus alegrías, con todo y sus dolores, Ignacio Arreola”, a quien, a pesar de su importancia para el contexto jalisciense y nacional, “no hemos recordado lo suficiente”.

Con la mirada puesta en el futuro, Gutiérrez Vega puso el acento en la continuidad de una Casa de Estudio “como ha sido ésta: laica, abierta a todas las corrientes del pensamiento, liberal, masónica, comunista, izquierdista” para lo cual Radio Universidad tiene la responsabilidad de, “como su nombre lo indica, ser el lazo entre universidad y sociedad. Por eso nunca ha contado con grandes simpatías gubernamentales, porque el gobierno autoritario siempre ha considerado que la unión de universidad y sociedad es intrínsecamente peligrosa”, e, instando a ser estrictos en la difusión de la cultura y tomando en cuenta los momentos de efervescencia social y política en que vivimos, insistió sobre “su gran responsabilidad en la formación de la conciencia política de los jóvenes; porque son ellos los que van indicando el camino del país”.

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