La crisis se agravará por la pandemia

660

El escenario que se espera al cierre del 2009 es triste para la economía mexicana. La epidemia del virus de la influenza A H1N1 podría agravar la recesión, impactar el poder de compra de la población y amenazar la creación de empleos, coincidieron en señalar investigadores del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA).
El 60 por ciento de la dinámica economía en México se explica por el sector de servicios, uno de los más importantes y que influye directamente en el crecimiento. Dentro de éste, los restaurantes, servicios recreativos y turísticos son los que están resultando más afectados por el binomio recesión económica-urgencia sanitaria. “Entonces podemos esperar una fuerte contracción de la economía, reflejada en una caída del Producto Interno Bruto (PIB)”, informó Pablo Sandoval Cabrera, profesor investigador de los departamentos de Turismo y Economía, del mencionado núcleo universitario.
Explicó que la economía necesita crecer entre un cuatro y cinco por ciento anual para generar alrededor de 700 mil empleos. Es decir, un 70 por ciento de los empleos que necesita el país.
Pablo Sandoval trazó dos panoramas posibles, sin descartar la posibilidad de que una vez que cese este primer brote pueda surgir un segundo en el país. De acuerdo a estimaciones del Banco Nacional de México, si las urgencias epidemiológicas durante el año duraran tres semanas, en el mejor de los escenarios, el impacto en la economía sería de una décima de punto porcentual de disminución del PIB.
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público calcula una disminución de 0.5 porcentual del PIB si la epidemia se extiende por un periodo de tres meses. Si a cualquiera de los dos escenarios se añaden los pronósticos sobre la economía mexicana (estimaciones optimistas señalaban un decrecimiento del tres por ciento anual, y las pesimistas uno del cuatro por ciento), “podríamos esperar que al final del año la economía decrezca aproximadamente un 4.5 por ciento”.
Esto impactará fuertemente la economía de los ciudadanos. “Para empezar, es de esperarse la pérdida de hasta 700 mil empleos a finales de este año, aparte de los no creados. Además, las familias tendrán menores ingresos para satisfacer sus necesidades básicas”.

Bajos incrementos salariales
Las expectativas de incremento salarial para el próximo año podrían ser mínimas, ya que los empresarios van a tener argumentos para no darlos. Aunado a esto, las finanzas públicas podrían resultar impactadas. En las recesiones se sacrifica consumo futuro por consumo presente. Para que el impacto sea mínimo en la capacidad de compra, optan por implementar políticas de incremento en la demanda vía gasto público, financiado con deuda, la cual tienen que pagar los ciudadanos. Esto significa una capacidad de consumo menor no sólo para las generaciones actuales, sino para las venideras.
El gobierno federal ya tenía un blindaje financiero para hacer frente a la recesión económica. Abrió líneas de crédito: una con el Fondo Monetario Internacional y otra con el Departamento del Tesoro de EE. UU. Tendrán que utilizar las dos, por el nuevo escenario económico. Hay alrededor de 80 mil millones de dólares a su disposición.
“El gobierno tendrá que hacer uso de estas líneas de crédito, al menos parcialmente, para enfrentar la crisis económica y los impactos generados en ésta por la influenza porcina. Antes de que la emergencia sanitaria tuviera lugar, yo sostenía que estos dos créditos no los iba a utilizar el gobierno”.

Y de pilón, feo
La caída del PIB es grave, porque no sólo significa pérdida de empleos y reducción del ingreso, sino también una disminución en la calidad de vida de los mexicanos, aseguró Martín Romero Morett, doctor en economía global y educación comparada, por la State University of New York y profesor investigador del CUCEA.
No ayuda en nada al panorama la caída en la Bolsa Mexicana. Si alguien es propietario de fondos de inversión conectados con acciones de una empresa, y ésta por motivos de la crisis y de la epidemia, entre otros factores, no vende, entonces disminuyen las expectativas en cuanto a utilidades. Como consecuencia, nadie quiere comprar acciones de esa empresa, su valor baja y su economía se deteriora.Esta situación genera una reacción en cadena. A una empresa le conviene que sus acciones suban, porque la hace sujeta de crédito y le reditúa en ganancias.
Una estrategia para amortiguar los impactos es la organización de la economía mediante el trabajo en casa. “Otra estrategia es el desarrollo de una economía alrededor de internet”.

Artículo anteriorAlicia Fignoni
Artículo siguienteManual Informativo para la Vigilancia y Prevención de la Influenza A (H1N1)