J.J. Armas Marcelo. El realista mágico

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Foto: Jonatan Orozco

VÍCTOR RIVERA

Un hombre de Canarias se puede confundir fácilmente con un cubano, un veracruzano o un venezolano. Y más si éste es J.J. Armas Marcelo (escritor y periodista español), un hombre que viste pulcramente de blanco y que lo puedes encontrar en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara charlando mientras sostiene el último suspiro de un habano, que arroja señales de humo al viento del mediodía soleado.

Para conversar, el director de la Cátedra Vargas Llosa, busca los lugares más desolados, donde su voz pueda elevarse con estridencia; dice que ese tono lo ha vuelto muy conocido en Madrid por parecer simpático: “Sí —reafirma—, suena como a caribeño, porque nací en Canarias, en África, a cien kilómetros del Sahara, donde la gente ya es muy americana”.

Le pregunto sobre el patriotismo y provincialismo que está brotando en varios lugares de su país, a lo que Armas Marcelo contesta afirmando que no cree en los nacionalismos y que su propia patria son las memorias.

“Tengo una memoria de Canarias. Como decía Jean-Paul Sartre: que la vida era una pasión inútil, yo digo que Canarias es mi pasión inútil porque Canarias es mi vida”.

Se viene la tercera edición de un evento que corre bajo su organización, el Festival Hispanoamericano de Escritores en Canarias.

Septiembre 2020, tercera semana. Lo hicimos dos ediciones anteriores y salió muy bien. Esta ocasión llevaremos a México como invitado de honor. Vamos a llevar 25 escritores y escritoras mexicanos y 15 o 20 escritores de América Latina y España que hablen de México. ¿Por qué pensar en México?, porque es grandioso ahora y siempre. México da para un congreso no da para un curso.

¿Las realidades sociales de los países se discuten ahí?

También, pero principalmente surge para hablar de literatura, de la literatura de los escritores. Esa experiencia nació en una islita pequeña, la isla de La Palma, que está dividida por un volcán que echó la lava hacia los lados. De un lado está el volcán, hay un túnel que atraviesa las dos partes. De un lado pareciera que estás en Escocia y del otro estás en el Caribe, sucede porque la altitud de 2 mil 400 metros no deja pasar las nubes para el sitio del Caribe, por eso de un lado llueve y del otro estás en la playa soleado.

Lo describe con un realismo mágico…

Simplemente yo soy el realista y soy el mágico [risas].

 

México mágico, pero con la violencia y su contexto social, ¿qué opina de lo que ocurre en este momento?

Me irrita y me inquieta mucho. México es un país especialmente magnífico, maravilloso. Con una profundidad cultural fuerte. Pero con la violencia del narcotráfico, la otra violencia y la política actual, deben de tener cuidado. Porque entre otras cosas México es el sostén de Latinoamérica: si México cae, cae toda Latinoamérica por 30 años y no se fijen en que son otra cosa distinta a Venezuela, porque Venezuela era otra cosa distinta a Cuba y ahí está. Las buenas intenciones de los políticos terminan en el basurero y viene lo peor.

¿Qué señales llaman la atención?

Los recortes en la educación, en las libertades, en las subvenciones a la cultura. Después ese lenguaje cotidiano del presidente es un error. En el mundo actual hay dos tipos de políticos: los que quieren chocar para lograr sus intereses y los que dialogan.

De Latinoamérica ¿cómo ve este nuevo “despertar”?

¿Usted lo ve como un nuevo despertar o como una nueva soñolencia? Porque la izquierda latinoamericana que dice que esto es un “despertar” no se da cuenta que ellos no han superado los años 60. Sus modelos son Cuba y Venezuela. Pregúnteles a los pobres de allá si hay despertar.

 Evo Morales fue una esperanza, ¿qué cree que suceda con estas figuras que luego quieren perpetrarse en el poder?

Porque se vuelven locos con el poder y creen que ellos son el pueblo, la voz del pueblo. Eso le pasó a Evo Morales, a Daniel Ortega en Nicaragua y más ejemplos. Y claro que puede pasar en México porque puede pasar en todos lados: el endiosamiento enloquece, el poder enloquece. Ten en cuenta que venimos de un mono caníbal. La civilización y la evolución nos han traído hasta aquí. Ese mono, ahí detenido por la civilización cuando le das poder, sale: mira a Trump. Ese es un mono rubio. Si el pueblo les da el poder a los simios está en riesgo que de repente no pueda hacer funcionar su democracia.

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