FIL la puerta de América

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El destino de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) es convertirse en la puerta a América para la industria editorial europea. A decir de directivos y profesionales, esta es una convicción que la feria asume con miras a alcanzar su madurez, una etapa en la que apenas atisba la capacidad de su crecimiento. A sus 21 años de existencia, la “fiesta de los libros” arranca con la mayor presencia de escritores no hispanohablantes que haya tenido y con un Salón de derechos que, en su cuarta edición, reúne a 64 empresas dispuestas a hacer negocios.
La modificación de algunos de sus formatos y la apuesta por ciertas actividades trazan los rumbos que la feria pretende seguir para no perder la categoría de ser el evento librero más importante del mundo en español. Una de las transformaciones más insignes se anunció el pasado 4 de noviembre. Italia será el invitado de honor del próximo año, es decir, por primera vez una nación europea de habla no española. Esta decisión es una respuesta al proceso de globalización, opina Davide Scalmani, agregado cultural de la embajada italiana en México. Europa desea tender lazos con Latinoamérica, un mercado con perspectivas de crecimiento que no ofrece el viejo continente.
El primero en la lista, Italia, tiene una tradición editorial que data del siglo XVI. En la actualidad se caracteriza por el poderío de sus medios de comunicación —ligados a las más altas esferas políticas—. La producción editorial en italiano la consume casi en su totalidad dentro de sus fronteras.
Al año imprime 20 mil títulos, una cifra considerable para Europa, aunque los tirajes no son numerosos. Su mercado se ciñe a los 60 millones de italianos. La penetración en Latinoamérica vendría, en primer término, vía traducciones, prevé Scalmani.
Dos empresas sobresalen por sus intereses en Latinoamérica. El grupo Random House Mondadori, que nació con la unión de la mayor casa editorial de Italia, Mondadori, y la alemana Random House, una división de Beterlsmann, en 2001, hoy maneja varias de las editoriales más conocidas en español: Sudamericana, Lumen, Debate, Mondadori, Plaza & Janés, Grijalbo y DeBolsillo. Otro de los grandes conglomerados de medios italianos es Rizzoli, que tiene participación en el diario español El Mundo e importantes inversiones en Francia.
La directora de la FIL, Nubia Macías, dice que estarán muy atentos a la respuesta de los libreros estadunidenses, cuya presencia ha sido nutrida cuando los invitados de honor han sido países latinoamericanos. El paso está dado. “Se trata de un nuevo perfil de la feria hacia lo multicultural y lo multirregional. Habiendo tenido a la mayor parte de los países de lengua hispana como invitados de honor, Italia se convierte en la puerta de entrada al resto de Europa y da la pauta para destacar su vocación multicultural”, declaró el presidente de la FIL, Raúl Padilla, el día de la firma del convenio.
Macías matiza que no es que la feria se esté volviendo internacional, que ya lo es con los 39 países representados en esta edición, con Colombia como invitado de honor; lo que sucede es que ha aumentado la presencia de lenguas distintas al español. El 25 por ciento de las casas editoriales están en esta situación. Además, la delegación de escritores no hispanohablantes se consolida. Por primera vez los países nórdicos están representados en una mesa en la que participarán Jostein Gaarder, Robin Valtiala y Sara Kadefors. También habrá un encuentro de escritores irlandeses y varias actividades que involucran el francés. Las acostumbradas mesas de Los continentes de la palabra continúan entablando relaciones entre el español y otras lenguas.
La etapa de experimentación que significa la visita de Italia, opina Scalmani, es una apuesta por el futuro que emularán las demás naciones europeas. A la feria del libro de Frankfurt, la más importante del mundo, asisten todos, pero no hay suficiente tiempo para entablar acuerdos. A lo que se refiere el diplomático italiano es a un contacto y reconocimiento con América que implique una conquista económica y cultural. Este no es un tema sólo de libros. Las mismas empresas mencionadas están ligadas a la industria del entretenimiento en general, con medios de comunicación, distribución de música digital y materiales en DVD.
Aun con todos los cambios que se avecinan, la FIL no debe cambiar la esencia de ser una feria mixta, advierte Macías. Está dedicada a los profesionales, pero cuenta con un programa cultural y de difusión de lectura ambiciosos.

En el lugar indicado
Con su elocuente rapidez, Macías lo suelta a la primera: el éxito de la feria recae en la posición que tiene en el mercado mundial.
Del volumen de negocios que se lleva a cabo en FIL, el 70 por ciento corresponde a la compraventa de libros. La mayor parte de este porcentaje la tienen los distribuidores. Le siguen los bibliotecarios —los estadunidenses son los protagonistas, a causa de sus 40 millones de hispanohablantes— con operaciones de alrededor de 10 millones de dólares al año. El 30 por ciento restante lo comparten los contratos a largo plazo, los convenios de colaboración y las negociaciones de derechos.
Gracias al gran número de visitantes, que para esta edición se calcula en 550 mil, las editoriales pueden costear su módulo. Se calcula que en promedio cada visitante se lleva un libro, un monto de dinero difícil de cuantificar. Del material de exhibición de las editoriales, 50 por ciento es de menudeo y el resto de mayoreo.
Con crecimientos paulatinos, este ha sido el status quo de la feria en los últimos años. Sin tomar en cuenta los revuelos que de manera particular ha causado alguna actividad del programa cultural o la presencia de cierto personaje polémico. O por ejemplo el año pasado, cuando el apoyo a la Ley del libro vetada por el presidente Fox semanas antes fue unánime entre todos los asistentes a la feria.
Temas de la agenda política suelen aparecer en las actividades académicas, en conferencias magistrales o en la presentación de libros, pero Macías descarta la posibilidad de que la FIL sea temática, argumentando que apostar por un tema excluiría al resto.

Todos ganan, una cuestión de derechos
De vuelta al ámbito editorial, el Foro internacional de editores y profesionales del libro, en su sexta edición, y el Salón de derechos, que va por su cuarto año, son espacios únicos desde donde la feria fomenta a los profesionales a que debatan sobre su oficio.
La necesidad de crear mercados regionales con el objetivo de comercializar de manera más eficiente al libro, es uno de los temas que destaca Macías. La coordinadora editorial de la Editorial universitaria, de la UdeG, Sayri Karp, explica que de nada vale tener los derechos sobre una obra para todo el mundo. Lo que hay que entender es que el editor y el autor deben delimitar los alcances y características de la obra: el territorio, el idioma y el público al que va dirigida. Establecer contratos con estas delimitaciones obliga a los profesionales a estar atentos a las obras con éxito y propiciar su expansión en ediciones regionales. “Al fraccionar los mercados todos cabemos. Hay suficiente trabajo y ganancias”.

El tesoro de los libros

los libros en la Biblioteca Pública del Estado Juan José Arreola, que administra la UdeG, están de fiesta. El viernes pasado su Colección de lenguas indígenas fue registrada en el programa Memoria del mundo, de la Unesco, por su valor histórico, antropológico y lingí¼ístico.
La biblioteca trabaja en la catalogación y digitalización de sus acervos, para ponerlos a disposición del público en su nueva sede, en el Centro Cultural Universitario, que se prevé esté lista en el segundo semestre de año 2009, lo que la convertirá en el proyecto bibliográfico más importante de América Latina.
Al nuevo edificio, que pretende atender a 3,600 usuarios y reunir a mediano plazo dos millones de ejemplares, se trasladará el acervo histórico que, por sus características, es el más importante del país, sólo después del Archivo General de la Nación, dice el director de la biblioteca, Juan Manuel Durán. Este acervo consta de 3,200 títulos, a los que se agregan los 120 mil de su acervo contemporáneo y los 112 mil títulos de la Biblioteca José ílvarez del Castillo, donada recientemente.
La FIL es una oportunidad única para conseguir donaciones y comprar acervo. Durán explica que se tendrá contacto con las cámaras del libro de Brasil, Argentina, Chile y Colombia, y con la Federación de Gremios de Editores de España, entre otros, para buscar su colaboración. Para esta edición de la feria les queda un presupuesto de 700 mil pesos para adquisiciones.
El próximo año la mayoría de su presupuesto (10 millones de pesos) se invertirá en el proceso de digitalización. Actualmente se cuenta con 5 millones 800 mil imágenes. Durán espera conseguir recursos extra por parte de la Universidad o de organismos gubernamentales, para llegar a 200 mil volúmenes en su acervo contemporáneo, cuyo crecimiento es prioritario.
Desde que se abrió el programa de donaciones hace unas semanas, se han recibido cinco mil libros. Durán espera que esta cifra crezca en estos días. La página de la biblioteca es www.dipeja.udg.mx.

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