Esa garganta reseca

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Cualquier política ambientalista en la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG) que no esté enfocada a la reducción del parque vehicular, a detener la expansión de la ciudad, disminuir los incendios en el Bosque de la Primavera y hacer que las industrias se muden fuera de las cabeceras municipales, está condenada al fracaso, advirtió el investigador del Instituto de Medio Ambiente y Comunidades Humanas, de la Universidad de Guadalajara, doctor Arturo Curiel Ballesteros.
El especialista dijo que hasta el momento desconoce de algún programa que esté buscando disminuir el parque vehicular de la ZMG. Según informes de la Secretaría de Finanzas del Estado de Jalisco, hasta 2009 había 1 millón 525 mil 931 vehículos. Los automotores actualmente producen el 85 por ciento de los contaminantes que afectan la metrópoli.
“No sé qué esperamos: que un día haya buena calidad del aire y otro mala calidad, como si dependiera del azar, y no, depende de la manera en que estamos ensuciando la atmósfera”, dijo Curiel Ballesteros.
El cielo gris que percibimos todos los días y los contaminantes que lo producen, dice el investigador, ya no dependen de las condiciones atmosféricas ni de fuentes esporádicas, como las fogatas o las chimeneas, sino de las fuentes fijas, como los automotores.
“Significa que la contaminación ahora es totalmente dependiente de los vehículos, ya que la capacidad de la atmósfera de Guadalajara para regular la contaminación ha sido superada con la carga de fuentes de contaminantes”.
De acuerdo a un informe del Colectivo Ecologista Jalisco (CEJ), la relación vehículo-habitante en 1985, en la ZMG, era de 7.5 habitantes por cada coche. Y actualmente es de 2.7 habitantes por cada automotor, superando al Distrito Federal, que tiene una relación de cuatro habitantes por cada auto.
Tan solo en el municipio de Guadalajara existen casi 713 mil autos, mientras que sólo hay 600 mil árboles.
Además de las afectaciones a la calidad del aire, las repercusiones del uso excesivo del automóvil, se encuentran los accidentes de tránsito, enfermedades respiratorias, efectos a la salud, como afecciones cardiovasculares y el estrés por movilidad urbana, temas que fueron tratados durante el II Foro de epidemiología y salud ambiental, efectuado el pasado 27 de enero y organizado por la maestría en salud ambiental, de la Universidad de Guadalajara.
“Este crecimiento vehicular es preocupante, ya que nos olvidamos de la capacidad de emplear nuestro propio organismo para trasladarnos”, señaló la doctora Leticia Scherman Leaño, coordinadora de la maestría.

Las contingencias y sus mediciones
Durante 2011, la Red de monitoreo ambiental de la ZMG (Ramag), registró 12 contingencias ambientales, es decir, que la cantidad de partículas contaminantes superaron los 150 imecas (índice metropolitano de la calidad de aire).
Sin embargo, el titular de la Dirección de Prevención y Control Ambiental, del ayuntamiento de Guadalajara, Guillermo Michel Gómez Pedrozo, aseguró que más de la mitad de los días de 2011 en Guadalajara, hubo mala calidad del aire, al ubicarse por arriba de los 100 imecas.
El director general de medio ambiente del municipio de Tlaquepaque, Blas Ramos, aseguró que casi todo el año se tuvo mala calidad del aire.
“Sólo en el temporal de febrero y marzo fueron días de buena calidad de aire. Que no se detonen contingencias por parte del sistema de monitoreo es una cosa, pero por condiciones del terreno de nuestro territorio, todo el tiempo tenemos mala calidad del aire”.
Los encargados del área de ecología y medio ambiente de los ayuntamientos de Tonalá y Tlajomulco, Sugey Fonseca y Salvador Zamora, respectivamente, consideraron que en sus municipios la calidad del aire es de regular a buena. Sin embargo, Tonalá sólo cuenta con una estación de monitoreo y Tlajomulco con ninguna.
“La zona del valle (de Tlajomulco) es la más afectada. Tenemos estacionamientos vehiculares en las horas pico. No tenemos un alto índice de partículas suspendidas, pero tampoco las estamos midiendo constantemente, ya que no contamos con una estación de monitoreo ambiental. Solicitamos a Semades una estación. Nosotros nos comprometimos a hacer la obra civil y ellos a dar la estación, pero aún no la tenemos”, dijo Salvador Zamora Zamora.
Hasta antes del cierre de esta edición, buscamos al responsable en el municipio de Zapopan, pero no hubo respuesta alguna.
En cuanto a las mediciones de contaminantes, el doctor Curiel Ballesteros señaló que además de analizar las condiciones del aire, se deben conocer las causas y combatirlas.
“Las estaciones de monitoreo se vuelven útiles a medida que puedan llegar a servir para ir ajustando normas. Las políticas que se van dictaminado para el control de la contaminación, no sirven si lo tomamos sólo como dato estadístico. Sirven cuando se transforman en indicadores”.
La red de monitoreo y sus deficiencias
La Red de monitoreo ambiental de la ZMG cuenta con nueve estaciones de monitoreo, ubicadas en cinco municipios: cuatro de éstas en el municipio de Guadalajara (Centro, Vallarta, Oblatos y Miravalle), dos en Zapopan (Atemajac y íguilas), una en Tonalá (Loma Dorada), una en Tlaquepaque (Tlaquepaque) y la estación Las pintas, en el municipio de El Salto’.
La Ramag, que tiene una antigí¼edad de 15 años, es operada por el gobierno del estado a través de la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable (Semades), en conjunto con los municipios que cuentan con estaciones, los cuales deben aportar cierta cantidad para su mantenimiento. No obstante, sólo Zapopan, Tlaquepaque y El Salto van al corriente con este pago, informó la directora general de Planeación Ambiental, de Semades, Mónica Reyes Garrido.
El pasado diciembre el Instituto Nacional de Ecología publicó el Cuarto almanaque de datos y tendencias de la calidad del aire en 20 ciudades mexicanas (2000-2009), en el que hicieron observaciones respecto del funcionamiento y mantenimiento de Ramag.
Sobre este tema, Mónica Reyes aclaró que estas observaciones son acerca de la operación de la red hasta 2009 y que ya se han tomado medidas al respecto.
“En su mayoría hemos solventado estas recomendaciones, principalmente con la adquisición y actualización de algunos equipos. Algunas otras todavía están en proceso, porque los recursos económicos son aquí la limitante”.
Informó que desde entonces han invertido a la red un total de 11 millones de pesos: cinco para la estación de Las Pintas y el resto para la adquisición de equipo necesario para el resto de las estaciones.
“Todas las recomendaciones que nos hicieron, no son tendientes a que los reportes estén mal. En ese reporte que hace el INE, nos cataloga como que hay una buena operación”, aseguró.
Al respecto el doctor Mario Silva Rodríguez, miembro del Colectivo Ecologista de Jalisco, A. C., comentó que tanto la antigí¼edad como el hecho de que sólo midan los contaminantes PM10 y el ozono, son factores que enfatizan la necesidad de una mejora urgente.
“Es un problema de priorización presupuestal. Nos parece que el aire, a diferencia de otros problemas ambientales, tiene el último lugar en las prioridades de dinero, y en general en los temas ambientales, la última dentro de los presupuestos globales”.

Soluciones ineficaces
La Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de Jalisco, es la responsable de diseñar políticas para controlar la contaminación por emisiones de vehículos automotores, entre éstas la más importante es el programa de verificación vehicular.
Sin embargo, según información de la misma secretaría, apenas el 30 por ciento de los vehículos que circulan en el estado están debidamente verificados.
De acuerdo con Mónica Reyes, directora de planeación ambiental, de Semades, el principal problema es que casi el 40 por ciento son vehículos con una antigí¼edad de 15 años o más.
Además de este programa, la Semades recientemente elaboró el Programa para mejorar la calidad del aire en el estado de Jalisco 2011-2020 (Proaire). Es un programa que pretende establecer las estrategias para revertir las tendencias de deterioro de la calidad del aire en la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG) y municipios, según dice el mismo documento.
Para el doctor Curiel Ballesteros, los índices de contaminación y el aumento en enfermedades de vías respiratorias, son un indicador de que estas políticas están siendo ineficaces.
“Hay muchos indicadores de que la contaminación ha ido en incremento. Una muy importante es la visibilidad en la atmósfera. Otro indicador es cuando la garganta se irrita y hay aumento de las enfermedades en las vías respiratorias. Pero otro indicador muy simple, es pararse en un alto y ver cuántos carros echan humo y cuántos no. Eso es calidad del aire y eso lo podemos medir en nuestro propio daño a la salud”.
Dijo también que la primera acción es que estos temas ambientales dejen de estar en la parte de la mera opinión de las personas y se vuelvan indicadores claros para que la sociedad sepa la calidad del aire que está respirando.

Movilidad pendiente
La constante, de acuerdo con especialistas en movilidad urbana, es la falta de una planeación y aplicación de políticas que permitan una movilidad ciudadana que no esté basada en el vehículo particular, cuestión que tendrá que esperar por lo menos a que pase el periodo electoral, informó Mario Silva Rodríguez, miembro del Consejo Ecologista, por un convenio que impide hacer obra pública, para que ésta no sea usada como propaganda.
“De los mil 540 millones presupuestados por el estado para 2010, un 29 por ciento se asignó al concepto de movilidad urbana, en donde se privilegiaron obras para el uso de automotores”, dijo Scherman Leaño, coordinadora de la maestría.

Los otros contaminantes
Mientras que más del 80 por ciento de los contaminantes son producidos por los automotores, aproximadamente millón y medio de toneladas (en su mayoría monóxido de carbono), el resto de ellos son producidos por el giro de las industrias y los servicios.
En esta categoría entran los talleres de ladrillo, responsabilidad de los municipios, cuya regulación no está del todo clara en la mayoría de los ayuntamientos, pues los reglamentos apenas están siendo creados o en proceso de aplicarse.
“No se tienen las condiciones para saber cómo deben operar para funcionar. Estamos haciendo nosotros una serie de criterios que deben cumplir y lo estamos revisando con padrón y licencias y ahora vamos a empezar a hacer las visitas”, dijo Guillermo Gómez Pedrozo, del ayuntamiento de Guadalajara.
El principal problema con las ladrilleras es el uso de combustibles indebidos, como maderas contaminadas con resinas o llantas. Lo ideal sería que utilizaran diesel como combustible, pero la mayoría de los talleres no puede solventar el costo, por lo que operan infringiendo esta norma.
“Llegamos a un acuerdo con ladrilleros en un sistema que le llamamos producción escalonada: que trabajen ciertos días o que todos los procesos que impliquen quema los hagan bajo permiso. Comenzamos en enero del año pasado, buscando que sean los menores contaminantes posibles, que sean dentro de las normas y con los combustibles adecuados”, comentó Blas Ramos, del municipio de Tlaquepaque.
En el caso de Tonalá, se redujo el horario para los procesos de quema y de acuerdo con Sugey Fonseca, de la Dirección de Medio Ambiente, se ha trabajado en conjunto con las ladrilleras, con resultados que califica como positivos.
“Estamos tratando de regularlas. Hemos logrado que los ladrilleros dejen de usar llantas u otros materiales”.
Otra medida implementada, fue la creación un parque de ladrilleras en el municipio de Tlajomulco, en un terreno inicial de tres hectáreas, en el que se pretende albergar a los talleres y sacarlos de la cabecera municipal, donde actualmente se encuentran. El programa iniciará con 20 talleres incorporados.
“Actualmente se tienen registradas casi mil ladrilleras en la ZMG, 500 en Tlajomulco, 235 en Tonalá, 200 en Tlaquepaque y 10 en Guadalajara.

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