Enrique Dussel

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Crítico implacable, Enrique Dussel, filósofo nacionalizado mexicano, es una fuente ineludible en lo relativo a la política de la liberación. Más de medio centenar de sus textos sobre ética, filosofía, religión, historia, así como sus ensayos sobre Carlos Marx, son aportaciones invaluables al conocimiento latinoamericano y universal.
Elocuente y sarcástico, Enrique Dussel habla sobre la predominancia del pensamiento europeo como verdad absoluta, la necesidad de romper este esquema y la posibilidad de que los pueblos latinoamericanos logren una verdadera autonomía política, económica y cultural.
Entrevistado a propósito de la publicación de Política de la liberación. Historia mundial y crítica –obra reciente única en su género y que está siendo traducida al inglés–, Dussel advierte: para entrar a la historia, los latinoamericanos tenemos que romper el esquema, si no, no nos dejan entrar.

¿Cómo logra hacer una revisión de la historia universal desde la visión latinoamericana, sin tener en cuenta el pensamiento eurocentrista?
Mi libro no aterriza en América Latina (AL), sino que despega desde ahí. (…) Si un europeo me dice “yo tengo una visión universal de la historia”, le diré: “usted no ha ni siquiera comprendido que su pensamiento es eurocéntrico”. (…) Voy a ser honesto desde el comienzo y a situarme desde una cultura popular, desde los pueblos originarios y de toda la historia popular posterior. Hay que tener muy claro el punto de partida. (…) El esquema que se tiene de la historia es tan deformado, que por más que quiera, me sitúo desde ese horizonte definido por los europeos.
Lo que hago (en el libro) es muy pretensioso: una reconstrucción de la historia universal, para situarme desde el pueblo latinoamericano, que ahora tiene un presidente como Evo Morales (en Bolivia), que es indio. El hecho de que haya un indígena presidente es un hecho histórico mundial. (Planteo) una política que explique ese hecho y que vaya explicando sus expresiones y sus luchas. Para hacerlo no puedo inspirarme en Hobbes, Hegel, Marx, Kant, Lenin y los grandes filósofos actuales. Todos ellos pueden ser inspiración, pero mi punto de partida es Evo Morales y el ejercicio de su política.
Lo que hago es destruir los condicionamientos que no permiten situarme en un punto histórico, geográfico, geopolítico concreto y de ahí decir ahora vamos a expresar las categorías que ese proceso político necesita. Evidentemente esas categorías van a ser completamente originales, porque esa es una experiencia original y no puedo imitar ninguna otra.

Usted maneja la idea de un pluriverso, no de un universo. ¿En AL hemos entendido que somos parte de ese pluriverso o seguimos subyugados al pensamiento europeo?
Lo que pasa es que la cultura europea se pretende universal. (…) Lo que critican los posmodernos –todavía europeos y eurocéntricos– y (también) criticamos nosotros (es) esa universalidad falsa, la pretensión de esa cultura (que vale) para todos. No. Cada cultura aprende de las otras y en el diálogo va modificando sus proyectos y se van mejorando. No es que una universalidad se esté aplicando a todas las culturas, lo cual significaría su extinción absoluta y quedaría una sola. Lo que pasa es que una cultura que técnicamente está más desarrollada, pero ha perdido valores que otras tienen (debe) entrar y de hecho están entrando en diálogo. No hay que pensar en una universalidad unívoca que destruya, sino en un pluriverso que permita la coexistencia de grandes culturas, el diálogo regenerativo entre ellas.
Como latinoamericano, para entrar en esa historia, tengo que romper el esquema, si no, no me dejan entrar. Estamos fuera de la historia. Ni en la filosofía ni en la ciencia. No se nos estudia como parte de la historia universal. En verdad no somos tantos, somos un siete por ciento de la humanidad: es poquito. Pero tenemos una cierta originalidad (que) para los otros puede ser informativa, pero para nosotros es vital, porque es nuestra existencia. No es asunto de ser el 30 por ciento, como los chinos, que significan más de la cuarta parte de la humanidad (…) A la larga no importa el número de habitantes, sino la potencialidad cultural.

¿Plantea romper este colonialismo mental…?
Totalmente. Es notable que como estamos acomplejados (creemos) que no somos capaces de pensar, pero cuando uno va a Europa y a Estados Unidos, la gente más crítica mira hacia AL en el nivel político. En este momento lo mas original en la política mundial es lo que está aconteciendo en China, porque se pregunta uno cómo es que este pueblo se ha disparado en un enorme progreso tecnológico inesperado. Es un fenómeno político. Porque la revolución maoísta fue la que, de un pueblo derrotado en el que se morían millones de personas, hizo un pueblo ordenado, un pueblo que se puso de pie, un pueblo racionalizado.
A nivel político, no tecnológico, AL hoy es el laboratorio más grande que hay en la Tierra y la gente crítica se pregunta qué está pasando en Venezuela, Ecuador, Bolivia, cómo fue el fraude de México… por qué Lula traicionó a su movimiento. O Tabaré Vázquez, siendo izquierda. Hay muchas experiencias interesantes (como) el retorno del sandinismo, con 16 mil comunidades repensando el proceso truncado de la revolución por los contras, por la influencia del imperio. ¡No vaya a ser que de aquí a tres años resurja el sandinismo fuerte en Nicaragua! O en Guatemala acaba de ganar un socialdemócrata y no la derecha. Yo lo llamo –y no quiero ser optimista– una primavera política.
Esta originalidad hay que expresarla filosóficamente y el que lo exprese, aun en el plano académico, pasa a ser original en todo el mundo, no solo en AL. (…) Eso es política de liberación. ¿Qué eso es tema de los años 70? Pero si (es por) lo que se está luchando en Venezuela hoy. (…) Si se hace la transformación de la constitución (impulsada por Chavez) o no, en ambos casos es un gran acto democrático. Porque no es de decir “yo impongo la nueva constitución”, como lo haría un Pinochet, que por decreto lo hizo, sino que el pueblo se exprese. Eso es democracia.

Usted menciona que en los pueblos latinoamericanos hay un estado de rebelión, ¿es posible la liberación política y de pensamiento?
Estamos ante la segunda emancipación que justamente viene por la conciencia crítica de no ser más colonias. La descolonización epistemológica es la condición para empezar a repensar todo, tomar conciencia e ir a una emancipación económica, política, cultural y de todo tipo. Empieza por el episteme (el conocimiento), porque supone repensar la historia, repensarnos psicológicamente, culturalmente pensar en modelos alternativos económicos de no dependencia y por eso es tan urticante Hugo Chávez. ¿Quién se animaría en el mundo a decirle a Estados Unidos, “si me sigue presionando no le vendo un milílitro de petróleo”? Nadie se animaría. Pero para decirlo (tiene que ser) un hombre que se sienta apoyado en su legitimidad. Nuestro presidente no podría decir eso. No tiene ninguna capacidad de hacerlo. Como se apoya en ellos (los empresarios), lo tirarían abajo, porque de parte del pueblo no está tan firme. Como dice aquel texto bíblico, los pies son de barro. Pero él (Chávez) es a la inversa: tiene los pies de hierro, la cabeza le falla un poco, pero el hombre puede decir cosas (aunque) sabe que al decirlas (se) arriesga a un magnicidio. Está evidenciando una autonomía política que le permite tener una autonomía económica y ser el país que en AL más se ha desarrollado en los últimos ocho años: tiene de un 11 hasta un cuatro por ciento de desarrollo, un desarrollo que México ni sospecha, porque hemos tenido el 0.3 y si a eso le aumentamos el crecimiento demográfico, no hemos resuelto nada en México. Somos el segundo país petrolero en AL, así que no podemos decir que Chávez lo hace por el petróleo. También lo podría perder, como México, pero no lo está haciendo.

En su libro hace una revisión del EZLN y el parteaguas que marcó en cuanto al pensamiento político y de participación política en México, ¿cómo ve ahora al país en este aspecto?
En cuanto al pensamiento político estricto académico y científico, hay mucha confusión. La mayoría es de imitación, prácticamente liberal. No hay neoliberales en sí en todos los órganos de la economía. Desde el ministerio (secretaría) de economía para abajo son liberales. Es gente formada en la línea de la racionalidad de Hayek y del mercado competitivo. Gente que esté creando filosofía política o teoría política desde las experiencias populares, es poca. (No hay quien) desde lo más profundo de nuestros pueblos originarios reconstruya el pensamiento mestizo y propiamente mexicano. Hay una pura inspiración directa de Estados Unidos y Europa y se repite como comentario de los grandes pensadores actuales, pero no ha sido parte de una tradición nuestra que pudiese manifestar (el origen) de lo que está pasando. Hay originalidad en la praxis, en la acción. Lo que falta es hacer teoría de esa praxis.
Las propuestas (políticas) no son tan claras, porque no hay teoría detrás. Aun ahí los líderes o el liderazgo más interesante que hay en el país, desconfía de la teoría. Hay un activismo (político) que piensa que la praxis es todo y no se da cuenta que no, que tiene que haber un remate teórico para que la reproducción de los cuadros sea posible.

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