El peligro está en casa

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Apenas tiene nueve años y Samantha ya no será la misma de antes. Su brazo y pierna izquierda sufrieron graves quemaduras después de una descarga eléctrica proveniente de un cable de alta tensión. Era el último sábado de junio, cuando la pequeña jugaba en la orilla de una pileta con sus primos en un rancho ubicado en la carretera a Ameca. Los sapos que se encontraban en el depósito llamaron la atención de la pequeña. En una película de princesas de Disney, había visto que al besar a estos animales se convertían en príncipes. Por supuesto, no lo creía, pero su curiosidad la llevó a tratar de atraparlos con una red que se sostenía de un largo tubo de metal.

“Como estaba pesado el tubo, lo levanté hacia arriba, no miré el cable y es cuando me dio toques y me sacó lumbre. Me caí y mi tío me habló: Samantha, Samantha. Me quedé como 10 minutos tirada con los ojos abiertos y me llevaron en una ambulancia”.

La descarga eléctrica la aventó más de dos metros y le provocó quemaduras de segundo grado. Recostada en una de las camas de la Unidad de niños quemados del Hospital Civil Juan I. Menchaca, Samantha luce todavía asustada. Insiste en que el tubo “le sacó lumbre”.

Acaba de salir de cuarto año de primaria y de grande quiere ser maestra de lectura y dibujante. Aunque tiene su brazo cubierto con vendas especiales, hace un dibujo de Toño, su hermano, Pancho, su abuelo, su tío Clemente y su mamá, María del Rosario, así como niños que van en su mismo salón y quienes “hicieron una alcancía con su foto. (Les voy a decir) que se cuiden y que antes de hacer las cosas, se fijen”.

Según estadísticas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el 90 por ciento de los accidentes son prevenibles. La madre de Samantha, la señora María del Rosario, dice que estuvo cuidando a su hija de los riesgos que había alrededor, pero nunca volteó hacia arriba.

“Yo sé que los riesgos existen en cada momento y aprendí que tengo que estar todavía más al pendiente de ellos. Mi propósito es cuidarlos más. Fue un accidente, un descuido, cosas que pasan, pero que se pueden prevenir”.

Otro sitio prohibido y peligroso en casa para los infantes, de acuerdo a especialistas en prevención de accidentes, es la cocina, ya que más del 35 por ciento de los accidentes que suceden en el hogar se registran en esta área.

En una casa de la colonia Arroyo de las Flores, en Tlaquepaque, la estufa no soportó los ocho kilos de peso de Lupita, una pequeña de cuatro años, que por recargarse en el calentador sufrió quemaduras de segundo y tercer grados cuando una olla con dos litros de agua hirviendo le cayeron en la pierna derecha.

“Puse a coser unos chayotes para la comida. La niña fue a la cocina y se le cayó la olla encima cuando intentó asomarse a la estufa”, dice su mamá Guadalupe Sánchez, madre de otros dos hijos. La estancia en promedio de un niño quemado es de 14 días, pero Lupita lleva hospitalizada tres semanas por las complicaciones que le ha provocado la quemadura.

Este tipo de accidentes, en gran parte de los casos daña articulaciones, vasos sanguíneos y músculos e incluso hasta el hueso, por lo que la niña llora parte del día y se queja de no poder mover su pierna, pero dice que Diana, su muñeca, la acompaña todo el tiempo.

De acuerdo a información del IMSS, en la temporada de vacaciones los accidentes en niños aumentan hasta un 40 por ciento. La principal causa es el descuido de los padres, por lo que parte de estos accidentes suceden en sectores de la sociedad de bajos recursos, donde los adultos deben ausentarse para ir a trabajar.

Otro caso es el de Miguel. A sus 15 años no va a la escuela y no tendría que estar manejando una máquina tortillera, pero la necesidad económica de su familia lo llevó a sufrir una explosión de gas. Su cara, cuello y brazos están totalmente quemados.

“El martes (26 de junio) íbamos a calar una máquina tortillera y al encender los quemadores, no vi que estaba abierta la llave del gas y me dieron un flamazo”. Miguel no estudia por ayudar a su familia, por lo que pensaban poner una tortillería en la cochera de su casa, ingreso que complementarían con el puesto de dulces que tiene su mamá, la señora Margarita.

“Nunca pensamos que fuera a pasar eso. Los padres deben tener precaución y checar antes para prevenir accidentes”. Las quemaduras por fuego directo se presentan principalmente en escolares, mientras que las ocasionadas por escaldadura se registran en mayor promedio en lactantes y niños menores de tres años. Incluso, en los últimos años se ha registrado un importante número de niños que sufren quemaduras a causa de las sopas instantáneas y sus frágiles empaques.

En el 70 por ciento de los accidentes por quemaduras de cualquier tipo, requieren hospitalización, explica el jefe de la Unidad de niños quemados del Hospital Civil Juan I. Menchaca, Ariel Miranda Altamirano.

“En general, las quemaduras por electricidad suceden en niños que están intentando descubrir cosas como subirse a la azotea o tratar de tocar un cable y el 70 por ciento de los accidentes suceden en el hogar”, indicó el jefe del área, en donde reciben en promedio 20 casos nuevos al mes. Entre las causas principales del aumento de accidentes en vacaciones, está el que los infantes no tienen tareas y actividades programadas y supervisadas, lo que lleva al descuido y distracción por parte de los padres de familia. En la unidad del Hospital Civil atienden entre 200 y 250 casos al año, principalmente por tener contacto con líquidos calientes, fuego directo o electricidad, y la rehabilitación de los pacientes dependerá de la intensidad de la quemadura y de la extensión de piel o superficie quemada, pero las secuelas podrían presentarse de manera permanente. Con el objetivo de que el paciente supere el accidente y pueda llevar una buena calidad de vida, de ser necesario en esta unidad se les brinda atención hasta los 18 años, con terapia psicológica, cirugía reconstructiva y rehabilitación, la cual “se ejerce durante toda la vida, porque después de una quemadura ya no es lo mismo”, insistió el especialista.

Prevención

En México, más de 30 mil niños al año sufren quemaduras, principalmente en el periodo de vacaciones, en el que también son frecuentes las caídas que provocan fracturas y ruptura de huesos, heridas que ocasionan hemorragias intensas e infecciones, a lo que hay que agregar intoxicaciones, quemaduras por la exposición al sol, deshidrataciones, accidentes automovilísticos, así como la asfixia por inmersión, principalmente en albercas, aljibes y baldes con agua. Esta última fue la causa de muerte de 26 niños en la Zona Metropolitana de Guadalajara, de 2001 a 2007, según información del servicio médico forense (La gaceta, 670).

A decir del experto, el objetivo debe ser prevenir riesgos. “Todos los accidentes son prevenibles y sobre todo los que provocan quemaduras. La clave es hacer las cosas de manera segura. En estos casos es necesario legislar la altura de los cables de alta tensión, no dejando líquidos hirviendo al alcance de los niños y checar el gas antes de prender algo”, comentó Miranda Altamirano. Medidas como no perder de vista a los hijos en ningún momento, evitar que utilicen objetos o juguetes que puedan ser peligrosos, como cerillos y encendedores, impedirles el uso de contactos eléctricos, el paso a azoteas, cocinas o lugares de la casa que representen peligro, así como el uso de fuegos artificiales, son medidas que pueden ayudar a prevenir accidentes.

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