3Revisión médica realizada en el Antiguo Hospital Civil Fray Antonio Alcalde. Fotos: Jorge Alberto Mendoza

La muerte ha sorprendido a adolescentes embarazadas que no están preparadas para ser madres. Su embarazo pudo ser consecuencia de una violación, una relación sexual no protegida, por falta de educación sexual y anticonceptivos, o en menor probabilidad por decisión propia. Tienen nombre: Daniela, Guadalupe, Valeria o María, y forman parte de la estadística de mortalidad materna.

Expertos en el tema señalan que el origen de que mueran niñas embarazadas es un concentrado de inequidades: en el acceso a la información, a métodos anticonceptivos, a medidas de prevención y a servicios de salud que garanticen una maternidad segura.
Mientras para algunas mujeres un embarazo es su sueño, para una de cada ocho fue la causa de su muerte, informa el Observatorio de Mortalidad Materna, organismo conformado por instancias gubernamentales y organizaciones civiles en el ámbito internacional.

La prueba de que una mujer para dar vida se expone a riesgos severos es que ocho de cada 100 mujeres fallecen en el parto por sangrados, hipertensión, infecciones o desprendimiento de placenta. Cuando la mujer es menor de 15 años, el peligro de morir es cinco veces más alto. Por ello, de las mil 207 muertes maternas que se registraron en México durante 2009, el 14 por ciento fueron de adolescentes.

De acuerdo a la doctora Raffaela Schiavon, directora general de la organización internacional Ipas México, organismo que ha trabajado por proteger la salud de las mujeres y defender sus derechos sexuales y reproductivos, durante los últimos 20 años, la cuarta causa de muerte de una adolescente es la materna, después de las causas violentas, como accidentes de tránsito, homicidios o suicidio.

Explicó que el número de casos se mide bajo un indicador denominado razón de muertes maternas, el cual permite comparar entre años y estados. El número absoluto de muertes maternas se puede incrementar cuando hay más mujeres en edad reproductiva. Schiavon comentó que en México la razón de la muerte materna ha disminuido, lo que no significa un logro.

“En 1990 era de 89 muertes por cien mil nacidos vivos, mientras que en 2009 fue de 62 muertes por cien mil nacidos vivos, una disminución leve cuando México se comprometió para 2015 llegar a 22”, consideró la especialista.

Las mujeres de comunidades rurales o marginadas presentan mayor incidencia de muerte materna, pero no son las únicas. En Jalisco, Estado de México, Distrito Federal, Chiapas, Veracruz, Puebla, Guerrero y Oaxaca se concentra el 60 por ciento de las muertes a causa de un aborto.

“Jalisco tiene un comportamiento contradictorio, ya que por su nivel de desarrollo no debería presentar una tasa tan alta de hospitalizaciones por aborto: 31 por cada mil mujeres en edad reproductiva”.

En el caso de mujeres en etapa de adolescencia tardía (de 15 a 19 años) que ingresan a un hospital, en nueve de diez casos la causa está relacionada con la maternidad, y en las que tienen entre 10 y 14 años, una de cada tres es hospitalizada por razones relacionadas a su embarazo.

En cuanto a cifras locales, según datos del Centro de Atención de Adolescentes Embarazadas, del Hospital Civil de Guadalajara Juan I. Menchaca, que coordina la doctora Hileana Romo Huerta, en 2009 atendieron a tres adolescentes que fallecieron a causa del embarazo, una en 2010 y otra en lo que va de 2011. Todas tenían entre 17 y 19 años.

En el caso de la Unidad de atención a adolescentes embarazadas de la maternidad Esperanza López Mateos, dependiente de la Secretaría de Salud Jalisco (SSJ), en los últimos 10 años no han atendido ninguna muerte materna en adolescentes, refirió el coordinador de la unidad, el médico Matías Montelongo. Sin embargo, a decir del especialista, los índices de morbilidad son altos y la principal complicación que presentan es presión arterial alta en el último trimestre del embarazo.

“De enero a mayo de este año hemos tenido 29 pacientes con hipertensión gestacional y preclampsia de mil 303 partos en menores de 19 años. Esto quiere decir que a lo mejor no saben lo que van a enfrentar al experimentar la maternidad. Como saben que las adultas concluyen [el periodo gestacional], se resignan a afrontar el trabajo de parto, el dolor y el momento del nacimiento”.

Jóvenes fértiles, pero no maduros
Llega la menstruación, las caderas se ensanchan y los senos comienzan a tomar forma, pero el cuerpo en pleno desarrollo de una adolescente no está preparado para un embarazo, aunque ya sea fértil y, a pesar de que a los 19 años el 50 por ciento de las mexicanas han tenido relaciones sexuales.

Los adolescentes, hombres y mujeres llegan a ser fértiles aproximadamente cinco o seis años antes de ser maduros. Esta es una de las razones por la que ha aumentado en el mundo la tasa de fecundidad en jóvenes, quienes en la mayoría de los casos no son conscientes de la relevancia de ser padres.

El riesgo de dar a luz antes de los 19 años es físico, biológico y social, pero todas estas circunstancias son prevenibles.

En cuanto a las consecuencias físicas, las adolescentes embarazadas que no llevan un estricto control prenatal sufrirán problemas en la vejiga, vagina y recto.

“Las muertes pueden ser por obstetricia o por no obstetricia. A veces ya tuvieron a su bebe y llegan con problemas como infecciones y sangrados. Los riesgos principales son la hipertensión inducida por el embarazo, que puede complicarse hasta una preeclampsia o eclampsia”, informó Romo Huerta.

Las condiciones físicas de las adolescentes en pleno desarrollo biológico provocan que en la mayoría de los casos tengan que ser sometidas a una cesárea. Con este procedimiento aumenta el riesgo de sangrado e infección en la precoz madre. El bebé de una adolescente también se verá afectado: prematurez, bajo peso al nacer, desnutrición y problemas infecciosos es lo más común.

Todos los días llegan al centro de atención del nosocomio universitario entre tres y cinco niñas en promedio y al mes atienden hasta cuatro mil menores. En el caso de la maternidad Esperanza López Mateos, a diario acuden a consulta 50 adolescentes en promedio, de entre 9 y 19 años. (La gaceta, 574).

En cuanto al riesgo social, los expertos advierten a los jóvenes que ser padres a temprana edad disminuirá sus oportunidades de estudiar una carrera y tener un buen trabajo y toda la familia podría envolverse en un ciclo de pobreza. Además, es más probable que a lo largo de la vida quien tuvo un hijo antes de los 19 años, su descendencia podría ser de cinco hijos. El panorama empeora cuando la adolescente muere y deja al niño sin madre.
Desde su experiencia de 18 años en un consultorio para adolescentes embarazadas, dependiente de la SSJ, Matías Montelongo asegura que en un gran porcentaje las jovencitas que se embarazaron, fue porque lo buscaron.

“Conocen los métodos de anticoncepción, saben que tienen derecho a los consultorios de planificación familiar y tienen una relación sexual de pareja, pero no deciden utilizarlos, porque quieren un embarazo. Algunas jovencitas de 19 años vienen con su tercer embarazo y en un cuestionario les preguntamos si son felices con su embarazo y la mayoría dicen que sí están felices”.

Sin embargo, a pesar del avance en el conocimiento de técnicas para el control de la reproducción, es pobre todavía, señalan María Collignon Goribar y Zeyda Rodríguez Morales en el libro Los jóvenes en México.

“Es claro que a diferencia de lo que ocurría en los años cincuenta, los jóvenes hoy participan más en la toma de decisiones que atañen a su vida (individual, familiar y conyugal) sin llegar a una total dependencia de sus padres y marido, especialmente cuando se trata, por ejemplo, de usar anticonceptivos”, señalan las investigadoras.

En el libro refieren que las dos principales razones por las que las mujeres en México no usan anticonceptivos son: el desconocimiento o falta de información y la oposición de la pareja a utilizarlos.

Por su parte, Montelongo añade que a pesar de concebir un embarazo deseado, ser padre en la adolescencia es una pésima decisión. “Una gran y terrible realidad es que truncará sus oportunidades”.

Muerte materna y aborto inseguro

“Antes, ninguna mujer era obligada a tener un aborto terapéutico […] A la mujer se la informaba de las opciones disponibles y luego tenía todo el derecho de decir: ‘entiendo los riesgos, sé que puedo morir, pero elijo continuar de todos modos con el embarazo’ […] Del mismo modo, si una mujer me decía: ‘[…] Me pone triste perder este embarazo’ […], yo era capaz de respetar su decisión de elegir vivir.”, dijo una médica nicaragüense entrevistada por Amnistía Internacional en noviembre de 2008.

La postura de algunos sectores de la sociedad es en contra del aborto, mientras que otros se dicen a favor de la interrupción, pero la realidad es que en México la Secretaría de Salud federal informó que entre el 30 y el 60 por ciento de los embarazos en adolescentes terminan de forma clandestina y riesgosa.

Organizaciones como el Grupo de Información en Reproducción Elegida, A. C. (GIRE) ha documentado que el aborto está ligado a la pobreza, a inequidad, falta de educación e información y a violencia sexual, por lo que han externado que el aborto es un asunto en el que se trata de que las mujeres recuperen su bienestar mediante el poder de decidir lo mejor para su vida.

“El hecho de que el aborto sea ilegal es lo que impide verdaderamente contribuir al bienestar de la mujer y es por ello que en la mayoría de los países industrializados se ha optado por despenalizarlo”, señala GIRE en el documento “Aborto, salud y bienestar”, con fecha de marzo de 2007.

Las cifras dicen que de 25 mil muertes maternas entre 1990 y 2008, casi el siete por ciento fueron por aborto, lo cual comprueba que el tema de la maternidad libre y voluntaria es un asunto poco discutido en México y el estado.

Fuentes científicas señalan que sí existe un vínculo entre la muerte materna y el aborto inseguro, ya que en 2005, el aborto fue la quinta causa de muerte en México y en el mismo año provocó 52 muertes por cada 100 mil hospitalizaciones, 100 veces más que en Estados Unidos.

Cifras de asesores médicos del Ipas señalan que de 1990 hasta 2005 las mujeres que murieron por aborto en México tenían las siguientes características: 1 de cada 4 residía en Ciudad de México y el Estado de México; 1 de cada 2 estaban en edad reproductiva, entre 20 y 29 años; 1 de cada 8 tenía menos de 19 años; 6 de cada 10 no tenían derechohabiencia.

En los sistemas oficiales de salud durante 2009 hubo más de 163 mil atenciones por parto espontáneo y más de 28 mil por aborto en madres jóvenes.

Más allá de las cifras, la doctora Schiavon, quien se dice a favor de la ILE, opinó que “si una mujer se llega a embarazar sin desearlo y en condiciones que ponen en riesgo su vida, ya sea por violación o de preexistencia de una situación que complica el embarazo, prácticamente todos los códigos penales de nuestro país prevén que la interrupción del embarazo debería ser ofrecido a las mujeres para proteger su vida y su salud. Tenemos que incorporar esta definición en nuestro quehacer cotidiano y si una mujer dice que no puede seguir con su embarazo, que no lo planeó, que no tuvo acceso a métodos [anticonceptivos],. la prestación de este servicio debería darse hasta la máxima apertura posible de la ley. Para las mujeres que deciden un embarazo, la garantía que tiene que dar el Estado es que en este proceso no tenga que arriesgar su vida y su salud”.

Amnistía Internacional considera que “cuando se restringe el acceso de las mujeres a información y servicios de aborto legales y seguros, sus derechos humanos pueden correr peligro”.

Esta organización ha hecho pública su intención de que los estados tomen las siguientes medidas para prevenir y poner fin a la comisión de abusos graves contra los derechos humanos de las mujeres: a) derogar toda legislación que permita encarcelar o imponer cualquier otra pena a mujeres por solicitar o someterse a un aborto; b) proporcionar acceso a servicios médicos por complicaciones surgidas durante el aborto a todas las mujeres que los necesiten; c) tomar todas las medidas necesarias para garantizar la disponibilidad, accesibilidad, aceptabilidad y calidad de unos servicios de aborto legales y seguros para todas las mujeres que los necesiten en casos de embarazo por violación, agresión sexual o incesto, o cuando el embarazo suponga un riesgo para la vida o un riesgo grave para la salud de la mujer.

La información sobre los medios que existen para protegerse de embarazos no deseados y sobre la planificación familiar, el acceso a anticonceptivos por parte del Estado, la educación sexual y respetar los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres contribuye de manera directa a que en México no muera ninguna adolescente más por causas relacionadas con el embarazo.

TESTIMONIOS

“Ni modo, ya lo traigo”

A las 4:30 de la madrugada, Mónica Alejandra de 15 años y con seis meses de embarazo llega a la Maternidad Esperanza López Mateos en Guadalajara. Tiene que alcanzar una de las 30 fichas que reparten o tendrá que sacar una cita y regresar otro día desde Tlajomulco para que le puedan realizar su revisión mensual.

Este es uno de los apuros que enfrenta al ser madre y no tener seguridad social. Mónica Alejandra dice que de niña le decía a su mamá que no tendría hijos, pero hoy a sus 15 años nunca pensó en cambiar las fiestas por los pañales.

“Ya no va a ser igual porque como quien dice, antes te preocupabas por lo que te ibas a poner y cómo te ibas a ver. Ahora te vas a preocupar por qué comer y todo eso. Ni tiempo para ti vas a tener. Antes era bien fiestera. Cada viernes, sábado y el domingo la cruda. Ahora ‘bibi’ y pañales”.

Aunque su bebé no fue planeado, causó mucha alegría en su pareja, porque él a sus 18 años tenía el deseo de ser padre. “Yo pensaba que era un retraso, pero sí quedé embarazada y pues ni modo, ya lo traigo”.

Mónica Alejandra nunca pensó en abortar. “No se me hace bien quitarle la vida a una personita como quien dice sin preguntar. Yo digo que por tu bebé todo se hace, aunque no tengas dinero sales adelante. Yo no abortaría”.

Su embarazo llegó a pesar de que conocía el condón y las pastillas anticonceptivas, cuando le dieron clases en la primaria, recordó. A los 15 años tuvo su primera relación sexual y experimentó el uso de preservativo. Después “como ya estábamos juntados ya no me cuidaba y salí embarazada sin querer. Mis papás me regañaron pero ellos ya no me dan de comer, ya estoy con el muchacho”. A pesar de su corta edad, el embarazo hasta el momento ha transcurrido sin complicaciones.

Con el grado de madurez a sus 16 años, Mónica Alejandra asevera que no está arrepentida, pero aconseja a las jóvenes de su edad que no tengan bebés. “Que vivan la vida ahorita que pueden porque teniendo un bebé ya no es lo mismo, ya no se puede. Es más fácil cuidarse si les gusta tener las relaciones porque un aborto también no es bueno. Que tengan un bebé hasta que ellas estén seguras y quieran echarse una responsabilidad así de grande, mientras mejor que se cuiden”.

“Con condón no se siente igual”

“A mi novio no le gusta usar condón porque dice que no se siente igual”. Estefani, de 16 años, conocía de anticonceptivos pero no los usó para darle gusto a su pareja, con quien vive en unión libre. Hoy tiene seis meses y medio de embarazo. “No lo había planeado pero pues ya está. Si conocía (de anticonceptivos) pero pues no lo usé en ese momento porque (mi novio) dice que con el condón no se siente igual”.

Conoce la “píldora del día siguiente” pero no se le ocurrió tomarla y en menos de cuatro meses llegará su primer hijo. “Es una responsabilidad muy grande tener un hijo pero yo digo que me va a ir muy bien”.

Estefani vive en Santa Anita, estudió hasta la secundaria y desea ser estilista.

Si pudiera regresar el tiempo, dice que volvería a tener una relación sexual sin protección auqnue su respuesta se contradice al no recomendar a las adolescentes tener un hijo.

“Sientes como se mueve, es bonito, pero no les recomiendo a las chavas tener un hijo. Les diría que se esperaran más, que se pusieran a estudiar y disfrutaran de todo, pero pues es bonito”

DATOS

Adolescentes y maternidad

*Los adolescentes llegan a ser fértiles cinco o seis años antes de ser maduros.

*A los 19 años, la mitad de las mexicanas son sexualmente activas. [Actualmente, más de 612 mil mexicanas menores de 19 años son madres y muchas tienen más de un hijo.

*De las mujeres entre 15 hasta 19 años que requieren hospitalización, en nueve de diez casos la causa está relacionada con la maternidad, al igual que en una de cada tres niñas de 10 a 14 años.

*Entre el 30 y el 60 por ciento de los embarazos en adolescentes terminaron en un aborto espontáneo o inducido en el 2005.

FUENTES: Ipas México; GIRE, A.C.; estadísticas INEGI año 2000; Secretaría de Salud a nivel Federal.

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