Creatividad: caballito de batalla

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Durante el evento con el que inició FIL NIÑOS, "El árbol de mis zapatos" por la Compañía Triciclo Rojo de la 28 Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Mexico, Sábado, Noviembre 29, 2014. ( © FIL/MELINDA LLAMAS)

“El tema de Industrias Creativas se convirtió en un caballito de batalla, no sólo en América Latina, sino también en Europa. Se está hablando de la economía naranja como uno de los ejercicios de ampliación de los mercados, de la cadena de valor en el sector cultural”, comenta Winston Manuel Licona Calpe, académico de la Universidad Nacional de Colombia.

El discurso sobre la conversión de las ciudades en nodos creativos, opina Licona, experto economía de la cultura y gestión cultural, está dando la vuelta al mundo y hay municipios pequeños, incluso, que se están proponiendo como entidades donde se funden las artes o las disciplinas creativas y las tecnologías.

Guadalajara no ha quedado de lado de tales iniciativas. Ha tomado un segundo aire la promoción de Ciudad Creativa Digital, que de acuerdo con sus promotores transformaría al Parque Morelos de Guadalajara en un núcleo que daría cabida a los generadores de contenidos (cineastas, diseñadores, guionistas) y a especialistas en tecnología (desarrolladores de software, videojuegos, juegos serios y más).

CCD, de acuerdo con el Plan Maestro, impactará en su entorno pues se desarrollará una ciudad inteligente que pondría las tecnologías al servicio de los ciudadanos. Tecnologías para la medición de las variables en el consumo de recursos, para los servicios de transporte, etcétera.

Las industrias creativas, recuerda el especialista, es un término que se viene consolidando como tal desde los noventa, que se gestó en Reino Unido y que se ha ido propagando por el mundo a través de los servicios de difusión cultural británicos como British Council.

El concepto, apunta, surgió como contraparte de la entertainment industry de los estadounidenses y el concepto de industria cultural promovido por los franceses. Los británicos, reconoce, han ido integrando otros elementos al concepto como son las tecnologías de la información y la comunicación, el turismo y la ciencia.

Del concepto se ha pasado a la acción, como se constata en políticas públicas orientadas a la creación de clústeres como CCD. En el universo de la gestión cultural, opina, estos esfuerzos representan sólo uno de los múltiples enfoques que existen o se están sistematizando en torno a este mundo simbólico.

“Es un espacio más de acción, pero que tampoco determina los desarrollos culturales porque las comunidades que no tienen acceso a todos esos insumos o avances siguen desarrollando sus actividades y su vida cultural en condiciones de marginalidad. Una tarea que sí vale en paralelo a las industrias creativas es el fortalecimiento de las organizaciones culturales de base”, apunta Licona.

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