Valor de mujer

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    Desde París y con el apoyo de miles, Ingrid Betancourt, ha exigido la liberación de una veintena de secuestrados que permanece en la selva colombiana. La  nueva  Ingrid Betancourt que dejó el cautiverio está libre y, sin embargo, ha  dicho que aún tiene su corazón en la selva,  junto al dolor de los compañeros que también han pasado años sin ver a los suyos.
    El mundo entero puede atestiguar lo que emana de su espíritu de mujer. Este mundo sediento de paz y bañado en sangre, carente de líderes pacificadores, tiene ahora frente a sus ojos, la oportunidad de verificar el gran valor y el coraje que sólo puede venir de las entrañas y del amor de una madre, a quien le fueron arrancados seis años de su vida, de disfrutar a sus hijos y de una mujer bondadosa, a quien se le arrebató el amor, por la separación forzosa de su esposo.
    Sólo el valor y la fortaleza que la llevaron a intentar escapar hasta en cinco ocasiones de su cautiverio, a pesar de las severas sanciones que sus captores le imponían, conseguirá unir conciencias y voces. Su tesón por conquistar sus ideales pacificadores, tendrá que mover en algo a los desgastados guerrilleros. El llamado del gobierno colombiano ya está hecho, a los nuevos cabecillas de las FARC, para que depongan las armas, y no se hagan matar ni sacrifiquen a sus hombres; se les ha ofrecido el inicio de nuevas negociaciones —en serio y de buena fe— para lograr una paz digna.
    Hay una gran mujer al frente de este movimiento, hay un gran corazón y un ser humano maravillosamente sensibilizado, de tal manera que a pesar de lo sufrido, y a pesar de los riesgos que representa el seguir en la misma lucha que la llevó a separarse de su familia por más de seis años,  ella continuará, hasta no ver liberadas a las otras personas.
    Y es una mujer la que ha movido, moverá y conmoverá a millones de almas en el planeta, la misma que ha arrancado lágrimas de tantos miles de seres humanos a través de todos estos años, la  que ha inspirado a tantos a orar, a cantar, a escribir. Ahora, ella intentará lo que parece imposible: la liberación de rehenes, la deposición de las armas por parte de las FARC y la instalación de la paz en su país.
    Finalmente, nadie creyó que Ingrid volvería con vida para abrazar a sus hijos y a agradecer al ex presidente francés Jaques Chirac, por haber protegido a su familia durante su prolongada ausencia.

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