Reconstruyen ambientes del pasado

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    El trabajo paleoecológico iniciado en 2002 en el Centro Universitario de la Costa Sur, encuentra hoy, con la reciente apertura de la Cátedra Conacyt (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología) Historia climática y ecológica de bosques neotropicales, un enfoque filogeográfico y peleoecológico, el reconocimiento institucional en el ámbito nacional, que le permitirá continuar con una investigación sobre bosques neotropicales y manglares del Pacífico, porque representa un tema de interés internacional.

    “Estamos trabajando en la reconstrucción de la historia de los bosques de montaña y los manglares del centro occidente de México, de sus ambientes y ecosistemas, a través de polen fósil”, explica Blanca Figueroa, que forma parte del grupo de investigadores que participarán en el desarrollo de la cátedra, “por lo que traemos núcleos de sedimentos de lagunas, en el caso de los manglares, y de agujeros que están en la tierra, en lo que respecta a los bosques de montaña, procedimiento similar al que se utiliza en otras regiones con el análisis de bloques de hielo para reconstruir otro tipo de ecosistemas”.

    Con el método de extracción de polen fósil de los sedimentos, es posible conocer el tipo de plantas que estuvieron presentes en determinado ecosistema y su abundancia, así como fechar las muestras para reconocer la escala temporal de su proliferación.

    La importancia de una investigación que se antoja tan especializada, radica en que la información obtenida permitirá conocer el impacto de las actividades humanas en los ecosistemas del holoceno tardío, periodo que abarca los últimos cinco mil años de historia, y en el que la presencia humana ha ejercido una mayor influencia.

    Para Figueroa, “la reconstrucción de ambientes pasados es una labor en que la diversidad de técnicas de análisis juega un papel decisivo para la precisión de los datos, por lo que empleamos algunos otros indicadores, llamados proxys, que entre otras cosas nos permiten ver cuánto estaba erosionado el suelo, a través de geoquímicos, de susceptibilidad magnética, de materia orgánica o de determinación de carbonatos. También utilizamos, por ejemplo, el microcarbono fósil para determinar la frecuencia de incendios en el pasado”.

    El equipo académico que busca dar continuidad a la investigación está conformado por los investigadores Miguel Olvera, Ramón Cuevas y la propia Blanca Figueroa, y por tres estudiantes de posgrado.

    El carácter interdisciplinar y el alcance del proyecto, propician el desarrollo de trabajo colaborativo con universidades y profesores dentro y fuera de México. Tal es el caso de la colaboración que en el campo de ambientes terrestres sostiene con Socorro Lozano, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Kathy Willis, de la Universidad de Oxford.

    Con el fin de reconstruir la historia de los huracanes del Pacífico, en 2011 el profesor peleotempestólogo Kam-biu Liu, del Departamento de Oceonografía y Ciencias Costeras, de la Universidad de Louisiana, quien anteriormente ya había realizado una investigación similar en las costas del Atlántico, invitó al equipo de trabajo del CUCSur para desarrollar el estudio correspondiente a la laguna de Cuyutlán, en Colima. El proyecto, de interés multinacional, ha permitido reconstruir los últimos 1400 años de la zona, un avance importante en el tema de los manglares.

    El proyecto, uno de los dos concedidos en el área de medio ambiente para el estado de Jalisco, ha permitido la contratación de jóvenes investigadores, que además de participar en este estudio a largo plazo, serán importantes figuras para la docencia a nivel licenciatura y maestría.

    Tal es el caso de Yalma Luisa Vargas Rodríguez, profesora de filogeografía egresada de la licenciatura en Biología por la Universidad de Guadalajara y doctora en Ciencias biológicas por la Universidad de Louisiana, quien tras su regreso a México decidió proponer este proyecto en respuesta a las convocatorias abiertas recientemente por Conacyt.

    La importancia de esta obtención en términos académicos, repercute en la generación de mayores beneficios en infraestructura para el CUCSur, pues a la par de la selección del proyecto, otorgaron 500 mil pesos para reforzar el laboratorio de paleogeografía y cambio climático. “Con esos recursos será posible adquirir el equipo necesario para la parte genética, a partir de la que trabajaremos con el componente de la filogeografía, resaltó Figueroa.

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