Pecha Kucha darle algo a la ciudad

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    Pecha Kucha llegó a Guadalajara cuando ya el concepto es un fenómeno con resonancia en las más diversas latitudes, incluida la Ciudad de México. De ahí, la idea ya sólo tuvo que viajar un poco más al oeste para instalarse en Mariana Munguía, Lilián Bañuelos, Kyna Venegas, Lorena Peña y Amanda García. Era el 2008 y empezaba septiembre, cuando el proyector se encendió en un bar junto a las vías del tren para mostrar por 20 segundos las 20 imágenes de la primera presentación de Pecha Kucha Nights.
    Cinco años antes, dos arquitectos alemanes establecidos en Tokyo –Astrid Klein y Mark Dytham– habían hecho lo mismo por primera vez: apagaron las luces de su bar-escenario-restaurante Super Deluxe en el distrito de Roppongi y dejaron que la gente pasara seis minutos y cuarenta segundos hablando y mostrando lo que quisieran ante un público reunido para “beber y pensar”, uno de los eslóganes de este movimiento global.
    Pecha Kucha es muchas cosas: la onomatopeya japonesa para el cuchicheo; un formato de exposición conciso ideado para exposiciones verbales-iconográficas; una reunión periódica de gente creativa hablando de cosas creativas en lugares públicos de convivencia; una organización global sin fines de lucro con presencia en 304 ciudades de todos los continentes; una marca registrada; un evento que se ha realizado ya siete veces en Guadalajara… en fin, un buena idea para reunirse y compartir ideas, tan amable y eficaz que ya lo emplean diversas empresas para sus juntas, e incluso ha suscitado otros movimientos basados en su formato, pero con diferentes propósitos, como Pase Usted, una asociación civil con base en la Ciudad de México, enfocada a tocar temas ambientales, políticos y sociales.
    El alcance de Pecha Kucha como una red internacional ha alcanzado límites insospechados. Con motivo de su séptimo aniversario, el pasado 20 de febrero se unieron 117 ciudades en una maratónica transmisión vía internet a lo largo de 24 horas siguiendo la rotación terrestre. El resultado son 78 mil 328 dólares hasta ahora, los cuales se donan a la organización Architecture for Humanity para la construcción de una escuela en el devastado Haití.
    En Guadalajara, el evento lo coordina actualmente ílvaro Ramírez, un ingeniero industrial que poco a poco se ha ido dedicando también a actividades culturales. Todo empezó cuando las organizadoras originales le propusieron hacer una presentación en la segunda noche Pecha Kucha. “Presenté 20 obras de arte que me gustan junto con una pequeña reflexión sobre cómo nos afecta el arte y cómo las interpreto, aunque varias no las he visto nunca en vivo… me gustó tanto la experiencia que me acerqué y les dije que quería involucrarme, yo nomás por metiche. Después a ellas les empezó a caer mucho trabajo y ya no tenían tiempo”.
    Pecha Kucha es muy claro cuando dice en su sitio web que si quieres organizar los eventos en tu ciudad necesitas un trabajo de día: “No queremos gente que organice las noches Pecha Kucha como su negocio principal, porque no es un negocio”.
    “Tampoco es que me quite demasiado tiempo –sigue ílvaro–, lo único que hago es enviar invitaciones y buscar un lugar con unas seis semanas de anticipación. Es nada más mandar mails y hacer difusión en el grupo de Facebook y el sitio oficial”. Las noches de Pecha Kucha en Guadalajara son de lo más básico: lo único que necesitan es el permiso de algún café o bar y un proyector. “Pero también me gustaría que alguien me ayudara a tomar fotos y hasta video para poder subirlos a la web. Hace ya tres Pecha Kuchas que no tomo ni fotos porque se me olvida la cámara”.
    Cada ciudad se maneja como puede y mejor le funciona: algunos lo hacen sólo en bares, otros también en lugares públicos, o en cafés o restaurantes, algunos cuentan con blog, otros reparten volantes, pegan carteles; en Tel Aviv incluso han hecho una sesión 3D. “Algunos cobran la entrada para cubrir los gastos de organización, pero yo nunca voy hacer eso. Para mí se trata de darle algo a la ciudad”.
    En Guadalajara la organización está completamente abierta. “Antes teníamos una lista de gente que queríamos invitar, pero muchos nos decían que les da pena hablar enfrente de la gente… He hecho Pecha Kuchas con dos expositores y hasta con diez. A todos les pido que me recomienden gente para invitar, pero me gustaría recibir más propuestas. Cualquiera que tenga algo qué decir lo puede hacer. Hemos tenido poemas declamados mientras se proyecta el texto, Alfonsina Riosantos hizo una danza con imágenes de árboles, Javier Audirac llevó fotos de él de chiquito, el Cheto [ílvaro de la Rocha] nos enseñó ilustraciones para libros infantiles que yo no sabía que hacía… eso es lo padre, descubrir talentos de la gente que no sabías que tenían, todos te sorprenden”.
    La octava noche Pecha Kucha en Guadalajara será el próximo martes 15 de junio, a las 21:00 horas. Habrá presentaciones de Francisco Castro, Omar Aguayo, Aldo Priest, César Omar Ensalada, Cecilia Hurtado, Virginia Jáuregui, Lourdes Armendáriz, Enrique Hernández y Rafael Paredes. El lugar está casi confirmado: La Nacional (Chapultepec 215 entre Libertad y La Paz), pero hay que estar atento al muro del grupo en Facebook o suscribirse al boletín del sitio oficial de Pecha Kucha, por si ocurre algún cambio y enterarse de las próximas ediciones.

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