Orozco restaurado

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Los murales que en 1937 concluyó el pintor jalisciense José Clemente Orozco en el Paraninfo Enrique Díaz de León, de la Universidad de Guadalajara, para dar vida al máximo recinto universitario, fueron restaurados por cuarta vez, luego de los daños provocados por los movimientos telúricos del año pasado.

El 11 de mayo de 2016, un sismo de magnitud 4.8 grados azotó a la Zona Metropolitana de Guadalajara, sacudiendo la infraestructura de parte de la ciudad.

“El hombre creador y rebelde” (en la cúpula), “El pueblo y sus falsos líderes” (en el muro frontal), “Obreros y soldados” y “Los miserables” (en los muros extremos), frescos que Orozco pintó para retratar la misión y visión de la Universidad de Guadalajara, resultaron con daños estructurales, desprendimientos de material original, fisuras radiales y grietas.

Algunas de éstas ya existían desde sismos anteriores, otras más se ampliaron y otras las originó el último evento de alta magnitud y el movimiento diferenciado entre la “cúpula falsa” (donde pintó Orozco) y la estructura de la cúpula original del edificio, según el diagnóstico realizado por una empresa especializada en tecnología en tercera dimensión contratada por las autoridades universitarias.

La UdeG, en su responsabilidad como resguardante de las obras, solicitó al  Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), a través de su Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico (Cencropam), que interviniera la obra para su restauración.

“Desde el día del sismo, la Universidad realizó los trabajos pertinentes ante la Secretaría de Cultura de Jalisco y el INBA, para que se realizaran las acciones correspondientes, con el objetivo de preservar el patrimonio que tiene bajo su resguardo. Los daños fueron reportados luego de ocurrido el sismo ante la compañía aseguradora de los bienes muebles de la Universidad”, afirmó la coordinadora general administrativa de la UdeG, Carmen Rodríguez Armenta.

La Universidad destinó un millón 200 mil pesos para la restauración y conservación de los frescos, que presentaron un 20 por ciento de afectación en el material original.

El recurso, dijo Rodríguez Armenta, fue distribuido en los gastos operativos, como el pago de los materiales, mano de obra y viáticos, entre ellos los traslados y las visitas de supervisión, así como pago de andamiaje.

El Rector General de la Casa de Estudio, Itzcóatl Tonatiuh Bravo Padilla, indicó que “el patrimonio en todo el estado de Jalisco que tiene la Universidad es histórico (…) por eso tenemos que preservarlo, que el pueblo de Jalisco sepa que la Universidad cuenta con las medidas de gestión de un patrimonio que es de ellos y que está en manos de la Universidad”.

Restauración, salvaguarda del patrimonio tangible  
La restauración de los murales de José Clemente Orozco comenzó en enero de 2017, a cargo de un grupo de 10 personas: dos restauradores y ocho técnicos; seis de ellos del Cencropam y cuatro más de la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente (ECRO), quienes intervinieron la obra durante cuatro meses.

Estos trabajos fueron coordinados por Alberto González Vieyra y David Oviedo Jiménez, restauradores del INBA con más de 20 años de experiencia.

Oviedo Jiménez comentó que para realizar una intervención es necesario primero hacer un diagnóstico de la obra y generar un proyecto de restauración. 

“El orden de las etapas es distinto en cada obra artística”, dijo. En el caso de los murales de Orozco en el Paraninfo, la metodología utilizada fue diferente  en los murales frontales del estrado y el de la cúpula.

“Cada mural presenta diferentes ‘síntomas’. Decidimos iniciar con la inyección o consolidación interna, que consiste en inyectar materiales compatibles, a través de jeringas y agujas, para rellenar los espacios que quedaron separados por el mismo movimiento”, explicó Vieyra.

Luego de la etapa de estabilización efectuaron el resane y posteriormente una limpieza, dividida en seca, mecánica y acuosa, para luego dar paso a la integración cromática, que consistió en utilizar la acuarela y el sistema rigatino.

Durante los trabajos, los restauradores tuvieron varios hallazgos, como marcas, letras y números escritos por encima de la pintura por el mismo Orozco.

“Siempre se encuentran cosas nuevas dentro de las intervenciones. Nos pudimos dar cuenta que en los muros laterales del estrado en algún momento existieron arcos. Pudimos ver señales en diferentes partes de la cúpula para sus líneas de composición: hay números y hay letras”, reveló Vieyra.

Preservación del legado

El jalisciense José Clemente Orozco buscaba que quienes visitaran los recintos y vieran su obra, trataran de entender a su manera lo que plasmó en las paredes, “que nadie les dijera lo que debían ver”. Por ello la importancia de su conservación, relató el arquitecto y profesor del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD), Carlos Correa, coautor del libro Paraninfo de la Universidad de Guadalajara.

Esta obra además retrata desde el expresionismo el mensaje de la Universidad de Guadalajara, indicó la investigadora del CUAAD, Sofía Anaya Wittman.

“Logra dejarnos un mensaje específico de las funciones de la Universidad (…) Nuestra labor es impartir el conocimiento, evitar que esa masa quede ignorante. La Universidad tiene ahora esa obligatoriedad de darla a conocer y conservarla para las futuras generaciones, dado que su obra es vigente. La temática es permanente”, especificó la también coautora del libro Paraninfo.

Dichos frescos en conjunto forman el primer mural que realizó Orozco en México y en el estado de Jalisco luego de su estancia en Estados Unidos, para después intervenir el muro de las escaleras de Palacio de Gobierno y los muros del Instituto Cultural Cabañas, con “El hombre de fuego”.

Después de 80 años de historia, los murales de José Clemente Orozco en el Paraninfo mantienen su belleza plástica y son patrimonio de los mexicanos y de los jaliscienses, que resguarda la Universidad para el disfrute de la sociedad y las futuras generaciones.

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