Los peligros de nombrar al narco

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Amenaza o ejecución constituyen los riesgos que viven los periodistas mexicanos que trabajan en las zonas con mayores índices de violencia relacionada con el narcotráfico. Comunicadores de Tijuana, Chihuahua y Ciudad Juárez han cerrado filas para ejercer una profesión en los límites de la autocensura.
En México, en lo que va de 2010, han sido asesinados siete periodistas, reporta el Programa de agravio contra periodistas, de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Esto ha hecho que periodistas de la zona fronteriza del país tomen medidas preventivas, como usar chalecos antibalas al cubrir un acontecimiento, ser más precavidos en su trabajo y acudir en grupo los que cubren la fuente de seguridad o policíaca para radio, televisión, prensa escrita y medios digitales, sobre todo cuando van al Valle de Juárez, en Chihuahua.
“En muchos sucesos donde nos acercábamos a tomar nota, los reporteros llegábamos a coincidir todavía con los sicarios, en el lugar de los hechos. Eso nos puso en peligro. Tuvimos amenazas. Muchos de los compañeros fueron encañonados”, señaló Eder Chávez, reportero de la radiodifusora de Ciudad Juárez, Radio net, y quien labora desde hace 10 años en esa ciudad. Territorio en el que los casos de homicidios relacionados con el narcotráfico han aumentado durante los últimos cinco años.
“Te puedo decir que aquí en Ciudad Juárez, aproximadamente de finales 2007 a la fecha, ha habido ejecuciones de diez y hasta quince personas diarias. Te estoy hablando de que entre ellos van niños, mujeres, hombres. Desgraciadamente muchos homicidios violentos se presentan en las calles, en las colonias, en lugares públicos”.
Agregó que los reporteros, por seguridad, se han visto obligados a acudir al lugar de los hechos después que han arribado las autoridades a acordonar la zona.

Cuidado con la pluma
Además de preocuparse por asuntos de redacción y estilo, como cualquier periodista, para los reporteros y fotógrafos que ejercen en ciudades fronterizas, la edición y el tratamiento de las notas que escriben o las fotografías que publican es un asunto casi de vida o muerte, explicó Eder Chávez, reportero de la estación radiofónica de Ciudad Juárez, Radio net. “Aquí en Juárez debes tener cuidado con lo que dices, de cómo manejas la nota, tratar de no involucrarte, de no involucrar u ofender a una agrupación, para que no crean que estás escribiendo notas a favor o minimizando los hechos”.
Autocensura que ocurre al ejercer la profesión en un ambiente altamente violento, practicada continuamente por los reporteros sin otra razón más que la sobrevivencia.
Esta situación se repite en diferentes estados de la república, como el caso de periodistas en Culiacán, Sinaloa, que documenta en su tesis la maestra Frida Viridiana Rodelo y que sintetiza en un artículo publicado en la revista Comunicación y Sociedad, editada por la UdeG. “Ocurren situaciones al margen de lo registrable en los reportes de las asociaciones de periodistas, en las que los límites de la libertad de prensa se manifiestan de forma más sutil, como es el caso de la autocensura y la disminución del periodismo de denuncia ocasionadas por temor a represalias”.
Señala que estas prácticas de autocensura son la base de un tipo de periodismo al que denomina “periodismo precavido”.
En esto coincide Nadia Sosa Vázquez, reportera de Radio Antena en la ciudad de Chihuahua, quien afirma que esta práctica no es más que el resultado del miedo que tienen los reporteros que cubren este tipo de información. “Los noticieros de radio, de televisión, los medios digitales e impresos están sumamente autocensurados, porque hablar de más es ponerte una pistola en la cabeza, tanto el reportero, como el fotógrafo, el editor, el director y hasta el chofer”.
Añade que “a veces los medios del centro [del país] muestran la noticia de manera muy fría: cifras de asesinatos y homicidios, las que realmente no reflejan que la gente acá en la frontera vive con miedo”.

Casos en la CNDH
Según informes de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, en todo el sexenio del ex presidente Vicente Fox se registraron 275 expedientes de quejas de agresiones contra periodistas, cifra alcanzada en lo que va de la administración del presidente Felipe Calderón.
A través del Programa de Agravios a Periodistas, se han identificado, del año 2000 a la fecha, 65 casos de homicidios, de los cuales se ha dictado sentencia condenatoria solo a diez de éstos. También se han reportado, de 2005 a la fecha, 12 casos de periodistas desaparecidos y 17 atentados a medios de comunicación.
En la “Guía para implementar medidas cautelares en beneficio de periodistas y comunicadores en México”, creada por la CNDH y dada a conocer el mes pasado, se informó que 2009 ha sido el año con más reportes de periodistas asesinados, por lo que ha sido el año con más muertes de comunicadores en el país. Y en lo que va del año, son ya siete casos.
“El objetivo es que las autoridades atiendan criterios mínimos que deben seguir las distintas instancias gubernamentales para que se establezcan esquemas de protección, de definición, de urgencia, de temporalidad de las medidas con la finalidad de que se instrumenten y que no sólo se acepten, sino que se cumplan en beneficio de los periodistas”, aseguró el quinto visitador de la CNDH, el maestro Fernando Gómez Jiménez.

Las acciones del Estado
La guerra contra el narcotráfico emprendida por el gobierno del presidente Felipe Calderón y la violencia que de ella se ha desprendido, parece no tener fin. Así lo considera Eder Chávez, quien además considera las acciones del gobierno insuficientes y equivocadas. “Son casi 10 mil huérfanos en Ciudad Juárez por esta guerra del narcotráfico. El Estado mexicano no ha podido con el paquete, el gobierno federal no supo dimensionar el tamaño de las organizaciones criminales por que esta es una reacción a la acción del Estado”, afirmó Gómez Jiménez.
En el caso de las agresiones contra periodistas, el quinto visitador considera que no están tomando las medidas necesarias en los tres órdenes de gobierno. “Lo importante es que no se ha hecho justicia. Esto prevalece en la impunidad, en la medida en que las autoridades no cumplan con con esta obligación doble que tienen: prevenir e investigar a fondo. Esto va a ser un círculo que de ninguna forma nos va a llevar a buen puerto”.
Los diputados federales aprobaron la semana pasada, en comisiones, reformar el Artículo 73 de la Constitución, con lo que las agresiones a periodistas, escritores y editores, serían delito federal. En caso de que la propuesta sea avalada en el pleno, se aplicarían penas de uno a nueve años de prisión. Además, en el estado de Chihuahua, el mes pasado se decretó penar el homicidio de periodistas con pena privativa de libertad con carácter indefinido.

Periodismo en guerra o de nota roja
“La metáfora de la guerra desencadenó un seguimiento periodístico inmediatista, en busca de resultados, con un estilo entre la nota roja y la crónica deportiva: centrado en cifras y a la espera del ganador”, así lo afirman en el artículo “Dilemas del periodismo mexicano en la cobertura de la ‘Guerra contra el narcotráfico’: ¿Periodismo en guerra o de nota roja?”, escrito por la doctora María Elena Hernández y la maestra Frida Rodelo Amezcua.
En su análisis atribuyen esta situación a la falta de experiencia de los medios y de los periodistas en esa materia, como a las nuevas características de la violencia en el entorno nacional. “Las dificultades y dilemas que enfrentan los periodistas mexicanos para dar cuenta de la llamada ‘guerra contra el narco’, son resultado tanto del fenómeno de la impunidad que permea a todas las instituciones de la sociedad, como de problemas estructurales del periodismo en México”.
Entre los problemas que mencionan se encuentran la falta de preparación para desenvolverse en situaciones de alto riesgo. El periodismo orientado por el mercado que busca la rentabilidad, privilegia el sensacionalismo y no invierte en la investigación, así como las complejas relaciones existentes entre los poderes y el periodismo en México.

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