Los ciudadanos mexicanos no somos especialistas en las áreas fiscal, energética o de educación, pero sí desconfiamos de los partidos políticos, del poder ejecutivo, legislativo y judicial. Ya no les creemos y por eso en el ámbito nacional se ha formado una alianza no escrita para ir contra lo que nos dicen el gobierno y algunos medios de comunicación, especialmente los electrónicos.
En pocos medios de comunicación podemos confiar. Pocos periódicos y revistas hablan con la verdad. Muchos la dicen a medias, con el objetivo, claro, sentido, de ocultar lo que sucede en el país.
En una familia cuando hay problemas económicos, todos se aprietan el cinturón, empezando por el jefe de ésta. En México nos piden sacrificios, pero no observamos que la alta burocracia ponga algo de su parte: sus sueldos y gastos son insultantes, y no hay transparencia en lo que hacen.
Deberían empezar por establecer una cuenta de banco, en la que depositen la mitad de sus ingresos, puesto que no pueden oficialmente bajarse el sueldo, legislar para que sea fijo en 2014, reducir al mínimo los gastos no indispensables, no citar a reuniones innecesarias (ejemplo: el informe del presidente), deben usar los sistemas electrónicos para no viajar, no pagar viáticos y despedir a los empleados innecesarios.
Deberían legislar para que todos los mexicanos se rigieran laboralmente por la Ley Federal del Trabajo y cancelar esas tonterías de 10 minutos de tolerancia y otras barbaridades de la burocracia. Además, crear una comisión ciudadana que vigile el trabajo de los servidores públicos e incluso el realizado en los congresos estatales.
Si realizaran una encuesta, veríamos que la mayor parte de los ciudadanos estamos hartos.