Las mujeres en el trabajo

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    La inserción de la población femenil en el mercado laboral es un tema que día con día cobra mayor importancia, pues cada vez más mujeres salen a trabajar fuera de su casa.
    A diferencia de décadas pasadas, cuando dejaban de realizar una actividad laboral si contraían matrimonio o tenían hijos, ahora hay alrededor de 13 millones de mujeres trabajadoras, según datos del INEGI recabados en el XII censo. De estas, el 61.5 por ciento combina estas funciones con su papel de madre.
    Los factores que han elevado su participación en los actuales procesos de globalización radican en la existencia de menores tasas de fecundidad, el incremento en los niveles de escolaridad, mejores expectativas profesionales y autonomía personal y económica, aunque la mayoría obtenga salarios inferiores a los sueldos de los hombres (35 por ciento menos) y esté en el subempleo.
    En este rubro, el 10 por ciento de los hombres mejor pagados gana 50 por ciento más que el 10 por ciento de las mujeres mejor remuneradas, mientras que el 10 por ciento de los hombres peor pagados obtiene de 25 a 27 por ciento más que las mujeres peor remuneradas. El 75 por ciento de las mujeres económicamente activas en el sector primario no registra ingresos.
    El panorama laboral de la población femenina en México resulta comprensible, porque su incorporación en los registros de la población económicamente activa experimentó una duplicación en los últimos treinta años, de manera que en 2000 alcanzó una tasa de 36.4 por ciento en las mujeres mayores de 12 años.
    Su perfil dentro del mercado laboral también cambió: son mayores o están en edad reproductiva (34.5 años-promedio), con 8.2 años de escolaridad, 2.5 hijos e ingresos mensuales de 2.2 salarios mínimos, además de combinar dobles o triples jornadas laborales de 37.4 horas a la semana y hasta 27.1 horas en el trabajo doméstico.
    Las mayores tasas de participación están en las mujeres de 35 a 44 años, quienes tienen un nivel de instrucción mayor a secundaria, son divorciadas o separadas, con uno o dos hijos, mientras que los menores índices radican en la población femenina de 12 a 14 años, así como en las mayores de 60, quienes carecen de instrucción, son viudas y casadas, con seis hijos o más.
    La estructura ocupacional está distribuida de la siguiente manera: 43 por ciento en el sector de servicios (en el SUTUdeG representan, de manera aproximada, 80 por ciento); en el comercio, ventas ambulantes y algunas que laboran como dependientes, con 23.7 puntos porcentuales, además de las empleadas en servicios y las trabajadoras domésticas (20.2).
    Solo una mínima porción es empleadora (1.9), y de esta, 51.1 por ciento tiene nivel de instrucción superior a secundaria. La cuarta parte es profesional medio y superior. La quinta gana entre cinco y 10 salarios mínimos, en tanto que 86 por ciento, dos a cinco.
    En México 16.5 millones de personas viven en casas dirigidas por un miembro de la población femenil. Alrededor del 65 por ciento de las jefas de hogar tiene entre 25 y 49 años, en tanto que el grupo de mayor representación está en las de 35 a 39.
    Las mujeres mexicanas trabajan, en promedio, 64.6 horas. De estas, 37.5 están dedicadas a una tarea remunerada, y 27.1, a labores domésticas. Los hombres laboran 55.9 horas: 45.3 en tareas remuneradas y 10.6 en actividades domésticas. Las mujeres laboran un promedio de 8.7 horas más que los varones.
    De ahí que el Congreso de la Unión y el gobierno federal deberán promover iniciativas de ley para que exista mayor apoyo y equidad en la remuneración obtenida por las mujeres, quienes son una fuerza de trabajo real y útil para el crecimiento de nuestro país.

    *Doctor y secretario de comunicación social.
    serranorafael@hotmail.com

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