La poesía como fuente del conocimiento

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In memoriam

El filósofo; el poeta. Ambos se preocupan por las grandes interrogantes de la vida.

Ramón Xirau (1924-2017), Poesía y conocimiento

Al hacer referencia al conocimiento, generalmente evocamos a la ciencia o a la filosofía, pero concebir a la poesía como conocimiento despertaría sin duda fuertes interrogantes. Para Hegel, el filósofo alemán, las ideas más generales: el ‘bien’, la ‘belleza’ y la ‘verdad’ se procuran a través de la moral, el arte y la ciencia, respectivamente, pero cada una tiene métodos y fines distintos. En este sentido, si la poesía forma parte de las artes, su derrotero lo encontramos en la pretensión de la belleza, pero no del conocimiento.

En la antigua Grecia, Platón, en su obra inmortal La República, había estigmatizado a los poetas como farsantes en tanto que en sus producciones hablan de temas basándose en la fantasía; por ello consideraba que lo peor que puede hacer la república es delegar a los poetas las labores educativas. Por su parte, en nuestro tiempo, la filosofía analítica y las ciencias especiales postulan que la ciencia es el criterio mejor constituido para la búsqueda del conocimiento, debiendo procurar objetividad, ser racionalmente consistente, utilizar un lenguaje neutro, despejada de cualquier tipo de emotividad y, preferentemente, sustentado en principios lógicos y matemáticos; cualidades, todas ellas, imposibles de vincular con la poesía.

Muchos filósofos y científicos han cultivado sus intereses cognitivos y también las artes, pero casi siempre procurando no mezclarlas. No es el caso del recién fallecido Ramón Xirau. Mexicano de origen español, le reconocemos su genialidad como poeta y filósofo, pero sus dos grandes pasiones no le eran antitéticas, antes bien, las identificaba en un punto de partida y un punto de llegada común.

La tendencia analítica de desagregar intereses y potencialidades humanas podría ser un error de enfoque que intencionalmente suprime aspectos inseparables de los humanos y de las realidades que se pretenden al conocer. Veamos pues algunas de las razones con las cuales Xirau sostuvo su punto de vista y ofreció contraargumentos a sus antípodas.

1. Los temas. Si bien las ciencias particulares han puesto entre paréntesis las nociones más generales, lo mismo no ocurre con la filosofía. El mundo, la vida, el amor, el bien, la divinidad, la muerte y la belleza son los grandes temas de los que se ocupa la filosofía, pero también la poesía.

2. Los métodos. La sistematización del conocimiento ha concedido un lugar privilegiado a la experimentación y la racionalidad lógica y matemática, pero cuando los recursos de observación son limitados, la razón genera inferencias refutables y la necesidad de encontrar una respuesta permanece; entonces tanto el filósofo como el científico echan mano de la imaginación y la creatividad, un recurso metodológico que armoniza a las ciencias, la filosofía y la poesía.

3. El dualismo. Conducirse mediante una recta razón, distante de las emociones contaminantes de las pretensiones de objetividad, será la conducta apropiada para obtener conocimientos confiables. Pero, ¿el hombre de ciencia o el filósofo pueden suprimir por un decreto metodológico sus emociones? Los hombres hacemos nuestra vida y consolidamos nuestras creencias a partir de nuestras pasiones y razones; filósofos y científicos no están excluidos de esta composición dual e interactiva de nuestro intelecto.

4. Las palabras. Octavio Paz, al comentar en distintas ocasiones sobre Xirau, afirmó que “el poeta transforma, recrea y purifica el idioma; y después lo comparte”. No hay comunicación sin palabras; todos participamos de ellas, pero cuando lo comunicable supera los “límites de intercambio inmediato”, cuando las intenciones comunicativas se enfrentan a lo indecible con los recursos comunes del lenguaje, entonces tanto poetas como filósofos o científicos contribuyen a la transformación, recreación y purificación de las palabras.

5. Las emociones. El conocer, afirma Xirau, en sus pretensiones de “obtener una imagen del mundo, un cierto sentido de la vida”, se encuentra fundado en la emoción. Cuando la emoción en una búsqueda desaparece, también se desvanecen las intenciones de conocer.

6. Las cosmovisiones. Por medio del “cantar y el pensar”, dijo Xirau, se conocen las palabras que también son el vehículo común con el que pensamos el mundo. Cantar —expresión del poeta—, pensar —oficio del filósofo— se conjugan en esta humana tarea de descifrar lo complejo, vital y misterioso que aguijonea al pensamiento y desafía a la razón.

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