La cultura occidental ha interpretado el concepto de “ejercicios espirituales” como una práctica ceñida a las enseñanzas del catolicismo, cuando en realidad no se trata de una idea de carácter religioso, sino que muchos filósofos antiguos y contemporáneos la han analizado, enseñado y defendido, afirmó Fernando Miguel Leal Carretero, investigador del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH).
Leal Carretero y Fernando Carlos Vevia Romero, Maestro emérito de esta Casa de Estudio, charlaron acerca de la obra del filósofo e historiador francés Pierre Hadot, titulada Ejercicios espirituales, un libro publicado en 1977 que se aleja de las meditaciones del religioso san Ignacio de Loyola y explora el cuestionamiento del yo en relación con el yo mismo y con el mundo que nos rodea.
Esta obra, advierte Leal Carretero, no sólo saca de lo religioso el cuestionamiento de la relación con nosotros mismos, sino que además ayuda a dar una relectura a los antiguos pensadores, quienes estudiaron esta idea.
“El interés que para mí tiene este texto es que nos enfrenta a la posibilidad de que a quienes nos han interesado los antiguos filósofos podemos estar leyéndolos mal. Los filósofos griegos no eran como tendemos a imaginarlos, profesores metidos en un departamento de filosofía de una universidad; sino que eran más parecidos a gurús, personas cuyo propósito era transformar a sus discípulos; encontraron maneras de transformarse a sí mismos y querían compartir esa capacidad”, dijo.
Como parte del ciclo de charlas “Conversemos”, que se lleva a cabo en este centro universitario, los académicos hablaron del legado de pensadores como Michel Foucalt, que estuvo vinculado a las ideas de Hador y de Tzvetan Todorov, quien tocó temas relacionados con el humanismo y el conocimiento de uno mismo.
Vevia Romero dijo que al leer a Todorov le quedó marcada una frase en la que el filósofo se describe como un extranjero que ha cambiado tres veces de país y de cultura, “un sujeto totalitario (de Bulgaria) que aprende a vivir en la democracia, pero descubre que no sabe lo que descubre”.
“Me impresionó mucho porque es una reflexión de si estamos realmente y podemos mejorar con los ejercicios espirituales. Quizás Todorov dijera que se puede en parte, o que estamos en un destino que a veces tarda y parece que se distrae, pero luego nos da el golpe; o que en realidad no vale para nada hacer ejercicios espirituales”, expresó.
