La Curva

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    Agradecemos “La Curva”. Una violación más a la Constitución. La incapacidad del Estado de fomentar la ética, la moral y los valores familiares –pues ni si quiera el sistema gubernamental cuenta con ellos-. Incrementa sanciones, fomenta aún más la corrupción -pues el agente vial puede “pedirte” que esperes-, abuso de los taxistas, disminuir las fuentes de trabajo en bares, etcétera.
    Algunas personas “saben tomar”, no sé cómo, pueden beber durante horas y se mantienen como si fuera la primer copa y reconocen cuando es momento de parar. La televisora C7 realizó un estudio a fondo con cuatro voluntarios en diferentes circunstancias, lo curioso fue que la persona que más alcohol ingirió, no resulto ser el  más “embriagado”.
    Es buena la intención y triste, pues la Constitución y la SCJN afirman que las multas excesivas y la privación de la libertad son una violación a los Derechos Humanos y sus garantías.
    Debemos decirle a las autoridades que un infractor no es igual que un delincuente. La exhibición de personas esposadas que trasladan a La Curva, es una violación flagrante a los Derechos Humanos y sus garantías, cometido por la misma autoridad.
    Creo yo que volvemos a equivocarnos, digo a la autoridad que existen otras maneras de sancionar estas infracciones. Como no exigir “cuotas”, correr a los agentes viales que reciben “mordidas” de los conductores en estado de ebriedad que sí deben ser sancionados. Impídele que conduzca, si es posible, llevarlo hasta su casa, múltalo y adviértele que con una reincidencia le revocas la licencia por irresponsable y te aseguro que no le gustará andar en camión. Pero no porque “necesitaba tomarse dos o tres cervezas con su amigo, quien apenas pudo pagarlas y no alcanza para el taxi”. Las personas tienen derecho a recrearse y en gustos se rompen géneros, el riesgo de que te multen con nueve a doce mil pesos, “no tiene precio”, de verdad.
    Sancionar cuestiones de ética, moral y valores humanos, no es lo ideal, el fin no debe justificar los medios.

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