Rosa Montero

1355

Cuando empecé a leer La ridícula idea de no volver a verte (Seix Barral, 2013), tuve la fuerte sensación de estar conversando con Rosa Montero; algo que muchos otros lectores de su obra, ya habían sentido con La loca de la casa. Al estar frente a frente se lo digo. Ella, sin tapujos, con una libertad que, comenta, obtuvo como escritora en este libro, me responde mientras cita conceptos técnicos de la literatura y me habla de los tipos de  narrador…; al fin cae en el punto y dice: “Supe en La ridícula idea… que la narración tenía que ser como una conversación con alguien muy querido, con un amigo; que podía ser en una esquina de un cuarto de mi casa, por ejemplo, o en un lugar así, como muy apacible y con una conversación muy íntima, como esas conversaciones que a veces tienes a altas horas de la madrugada, y la tienes con alguien a quien quieres, de esas veces que conectas tanto que parece que estás pegado junto con la otra persona, así, como un susurro, como un murmullo, ese tipo de conversación era como sonaba el libro y fue como salió”.

Rosa Montero estuvo en la FIL para presentar su “libro libre”. En este diálogo habla de sus facetas como escritora; también de la vida y de la muerte.

Periodista

El periodismo que hacemos es un género literario, ser director de un periódico no; trabajar en una televisión tampoco; ser “plumilla”, escribir en prensa, hacer reportajes, hacer artículos, entrevistas, crónicas, todo eso es un género literario y es uno con tanta altura como cualquier otro. La mayoría de los escritores —de los narradores—, son periodistas. Es muy normal porque es uno de los géneros literarios. El periodismo para mí es un oficio, fantástico, he aprendido mucho con él. El periodismo es la antítesis de la novela, en muchas cosas, como en la claridad. Yo creo que el periodismo sigue siendo necesario y el periodismo de toda la vida, sólo con una adaptación a las nuevas tecnologías.

Narradora

Para mí la ficción es mi estructura de vida, es básica, es esencial, es lo que me construye como persona, la mayoría de los novelistas hemos empezado a escribir de niños, yo empecé a escribir a los cinco años, cuentos de ratitas que hablaban. Desde que me recuerdo como persona, me recuerdo escribiendo y la escritura de ficción forma parte de mi estructura básica del ser.

 

Mujer

Mi visión sobre la mujer, actualmente, depende del lugar del que hablemos. Por ejemplo en Occidente hemos hecho un avance descomunal, en cuatro generaciones hemos cambiado una situación milenaria. Hay que recordar que hace cien años la mujer no podía estudiar en las universidades, que nos dejaron votar después del siglo XX. Estamos cambiando al mundo y es para estar orgullosos. Sin embargo, globalmente hablando, la situación de la mujer sigue siendo terrible, tenemos el caso de la chica afgana que le pegaron un tiro en la cabeza sólo por querer estudiar, ese aspecto, sigue siendo terrible.

 

Humana

Si me preguntáis de qué trata el libro. Trata de la vida. De cómo conseguir ser y tener menos miedo, de vivir el momento. Todo intrínsecamente ligado a la vida de la científica y Nobel Marie Curie. Lo que pasa es que para aprender a vivir con plenitud es necesario, absolutamente, llegar a un acuerdo con la muerte, con la muerte de los seres queridos y con la muerte propia también, claro. Por eso en este libro, además de haber vida, también hay muerte.

Artículo anteriorRogelio Guedea
Artículo siguienteLa Curva