José Luis Martínez

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El 19 de enero se cumplieron cien años del nacimiento de José Luis Martínez. Su legado tanto en las letras como en la historia mexicana da cuenta de su perfil integral, humanista. Otra vertiente es su desempeño como funcionario universitario en la Universidad Nacional Autónoma de México y en instituciones gubernamentales correspondientes al sector cultural y diplomático.

Dos aspectos caracterizan su obra: uno obedece a las temáticas de sus investigaciones y otro a la forma en que las realizó. Con respecto al primero, José Luis Martínez se concentró en el estudio de la literatura e historia mexicana. Uno de sus principales afanes fue definir cómo los mexicanos podemos conocernos a través de nuestras manifestaciones artísticas, literarias y culturales. En cuanto al segundo, José Luis Martínez fue leal a una tradición liberal y humanística, por lo que entretejió sus investigaciones con un saber histórico, literario y cultural.

En 1960, cuando ingresa a la Academia Mexicana de la Lengua, pronuncia un memorable discurso que ha devenido en ensayo insoslayable para quienes nos dedicamos a la filología y lingüística mexicana: “De la naturaleza y carácter de la literatura mexicana”.

Para  nuestro autor jalisciense la historia de la literatura mexicana se divide en tres épocas: la literatura indígena o prehispánica, la literatura colonial y la literatura del México independiente.

Sobre la primera época reconoce los estudios de Ángel María Garibay, Agustín Yáñez y Miguel León Portilla. Nosotros podemos agregar su nombre, el de José Luis Martínez, pues en 1972 se cumplieron quinientos años de la muerte del poeta y gobernante de México: Nezahualcóyotl  (1402-1472) y Martínez publicó Netzahualcóyotl, el libro más importante que se ha escrito sobre el rey perseguido que nos legó múltiples poemas, a través de los cuales conocemos la sutileza espiritual y filosófica de nuestros ancestros, el culto a la belleza de la naturaleza y el entorno de flagrancia que podía vivirse bajo el Imperio Azteca. José Luis Martínez recoge, por ejemplo, los siguientes versos del poeta texcocano:

Tú te has convertido en árbol florido:

abres tus ramas y te doblegas

te has presentado ante el Dador de la vida

en su presencia abres tus ramas

nosotros somos variadas flores.

A la belleza del ritmo y las imágenes poéticas debemos agregar la concepción monoteísta que contrasta con las atribuciones politeístas que se suelen hacer del mundo precolombino.

Con respecto a la tercera etapa literaria de nuestro país, que inicia en el marco de la Independencia y se extiende hasta el siglo XX, Martínez apunta que Joaquín Fernández de Lizardi inicia la corriente de literatura liberal, nacionalista y popular que va a cruzar todo el siglo XIX.

El carácter mexicano converge en dos poemas majestuosos separados por tres siglos: “Primero Sueño” de Sor Juana Inés de la Cruz y “Muerte sin fin” de José Gorostiza.  José Luis Martínez considera que en ambos se encuentra manifiesta una tradición poética mexicana. El lector tal vez se pregunte por qué se afirma esto. Intento dar una respuesta: ambos comparten la exaltación de una cosmogonía difusa, de un universo abstracto, aparentemente lejano, que sin embargo invade nuestra conciencia. Ambos recrean una melancolía que acaso define nuestro espíritu mexicano.

Nunca será suficiente lo que se apunte sobre la herencia de José Luis Martínez. Sin ella, seríamos más ciegos y carentes de la posibilidad de profundizar en nuestros orígenes para valorarnos debidamente y para comprender nuestra complejidad como individuos y como nación estaría más lejana.

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