Gógol y el diablo

1839

La figura demoníaca es fundamental en la obra de Gógol. El mundo de Dikanka, por ejemplo, está poblado de demonios y folclóricos secuaces del mal; en el de San Petersburgo el principio demoníaco es presentado como un elemento perturbador que se introduce en la vida de los protagonistas, generalmente hombres insignificantes o solitarios; en Almas muertas la presencia del diablo desempeña un papel más sutil, que organiza todo el texto. En opinión de Dmitri Merezhkovski, Gógol fue el primero en comprender que el mal se oculta en cada uno de nuestros actos mezquinos. Desde su perspectiva, Chíchikov representa la maldad cotidiana, ya que es un demonio sin atributos que lo distingan, ni características fuertemente marcadas. Es decir, una absoluta no entidad, la negación del ser, algo que no es “ni esto ni lo otro, ni esto ni aquello”, la mediocridad perfecta, la encarnación del Espíritu de la Medianía o, en una palabra, el diablo, que resulta terrible no por su aspecto extraordinario, sino por su trivialidad y mezquindad.

Pável Ivánovich Chíchikov, el protagonista de Almas muertas, es un personaje diabólico. Gógol da varias pistas que nos permiten interpretarlo de este modo. La primera de ellas, el nombre, ya que Ivánovich es un patronímico que lo designa como hijo de Iván, esto es, uno de los tantísimos ivanes rusos, el nombre más común de este pueblo. Queda claro, entonces, que el personaje no tiene un rostro bien definido. Además, no hace más que hablar y pensar como todo el mundo. Su parloteo es siempre una vana repetición de lugares comunes. Por otra parte, su apellido lo delata: Chíchikov se deriva de “Shishok”, “Shíshiga” o “Shíshigan”, una especie de duende maligno que, según el folclor ruso, vivía escondido detrás de las estufas. Aunque se trataba de un demonio menor, de un diablejo del tres al cuarto, no dejaba de ser un vicario de satán, un representante de las fuerzas del mal. Gógol nos muestra que, en realidad, los verdaderos parientes del diablo no tienen por qué distinguirse de cualquier vecino. Pável Ivánovich Chíchikov no destaca por su apariencia (no tiene limitaciones ni cargas, como los vampiros o los hombres lobo) y es aparentemente inofensivo, pues nada hay en él de vicio, abismo, abyección o tinieblas. Pero  se ve impelido al mal, ese mal torpón que es el único capaz de practicar. Cierto, es un diablejo de tercera categoría, un pariente pobre, pero diablo al fin y al cabo. Es consciente del especial encanto que irradia su presencia, sabe seducir, embaucar, mantener la atención, dar con la dosis precisa de veneno y soltarla en el momento exacto. Es marrullero, artero, malicioso y, por lo demás, es escurridizo y siempre cae de pie. Pero hemos dicho que se ve el tonto que lleva dentro, que es, a fin de cuentas, un espíritu mediocre.

Chíchikov es un eterno insatisfecho que se ve compelido a perjudicar al prójimo, a no perder jamás, a enmarañar situaciones y tramar engaños sin conocer reposo. Sin embargo, a causa de la insatisfacción vital que no lo abandona nunca (pues lo carcome la certeza de ser un demonio insignificante) y le obliga a insistir en sus taimados ataques, comete siempre una tontería que da al traste con todo. Y lo pillan en falta. Chíchikov se mueve por la vida disgustado e inquieto. Es astuto, brillante, encantador, su vida está llena de dobleces, insidias y marañas (llega a creer en su propio engaño y se considera un terrateniente jersonés), maquina sin tregua, goza del mal, se encuentra inmerso en un torbellino de planes e ideas. Pero nada le basta, nada es suficiente porque su orfandad lo traiciona. Y es que Pável Ivánovich desconoce su parentesco con Satán.

* Alfredo Hermosillo (1975) es catedrático de la Universidad de Guadalajara (CUTONALÁ). Ha cursado estudios de posgrado en Rusia y en España, en donde se doctoró en Literatura comparada por la Universidad del País Vasco con una tesis sobre Nikolái Gógol. Como traductor, ha publicado los libros Humor para imbéciles, de Arkadi Avérchenko (Arlequín, 2010), y la novela Nosotros, de Evgueni Zamiátin (Cátedra, 2011). Su edición crítica y traducción de Almas muertas está en proceso de publicación en la editorial Cátedra. Ha publicado, también, artículos de investigación literaria en revistas científicas y textos de creación literaria en diversos suplementos culturales.

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