El juego de hacer perfiles

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    Quizá cercano al ejercicio que Rubén Darío hiciera en Retratos y figuras o Los raros (1897), Ramiro Aguirre (Arandas, Jalisco, 1960) da su versión de vidas y obras de 48 personajes (escritores, filósofos, presidentes, músicos, activistas sociales, pintores, dramaturgos, directores de cine) en Biograffitti (La Zonámbula, 2012). La distancia que pone Aguirre con Darío, por ejemplo, es que sus biograffittis están más emparentados con el divertimento, con el juego verbal que con el retrato fiel, basado únicamente en datos duros o la palabra sesuda.
    El libro, como se dice comúnmente, puede leerse de una sentada; sin embargo, hay en los textos que lo conforman una profundidad que por amena no se siente como tal. En la nota preliminar que abre el libro, el también autor del poemario Huellas en la niebla (Mala Estrella, 1995), aclara: “Los textos incluidos en Biograffitti —cada uno a su manera— quieren resumir (e inventar) una vida. […] Admito que además de la información verdadera, contienen datos imaginarios y cierto juego intertextual que los hace muy distintos a simples fichas biográficas”. 
    En los breves perfiles que se incluyen en el libro no falta el humor, los juegos de palabras, la imaginación. El autor delinea a su manera, con sapiencia e inventiva, a aquellos personajes que eligió para el caso. De don Alonso Quijano resalta, por ejemplo, que “se le conoce sobre todo como indiscutible autor de La vida de Miguel de Cervantes Saavedra”; de Richard Wagner escribe que “era mujeriego, mezquino, jugador y vengativo. Un monstruo”; y de August Strindberg señala que “los primeros años de su vida fueron de miseria y lectura, hambre y lectura, desesperación y lectura”.
    En Biograffitti el hilo conductor es la recreación de (posibles) vidas: se trata de un ejercicio literario que, en detrimento del acartonamiento biográfico-histórico, se inclina por lo lúdico. En la misma nota preliminar, el autor previene: “(Los retratos) son híbridos. Especie de ensayos biográfico-narrativos susceptibles de leerse como microrrelatos, construcciones fantásticas, alfileres verbales.”

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