El futbol superado por la mercadotecnia

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    Desde hace algunos años la mercadotecnia rebasó al futbol mundial y tanto equipos como jugadores se convirtieron en verdaderos ejes estratégicos para comercializar toda clase de artículos. Así, fueron creadas innumerables copas en las que los futbolistas se ven obligados a saturar su agenda de partidos, viajes, concentraciones y entrenamientos, dejando de lado al ser humano que sufre desgaste físico y emocional.
    El exjugador profesional de los Leones Negros de la UdeG, Luis Plascencia Ascencio, considera que los intereses de la mercadotecnia han superado al balompié.
    “Entiendo que es un deporte profesional, pero también hay que comprender que el futbolista es un ser humano más. El desgaste físico y emocional es fuerte y eso no lo toman en cuenta”.
    Explicó que en la actualidad el jugador se enfrenta a un gran número de partidos, a entrenamientos intensos, al estrés de la competencia, a los viajes nacionales e internacionales (producto de sus participaciones en certámenes fuera del país), así como a una serie de factores que inciden en el rendimiento.
    “Esto queda demostrado en los mundiales, a donde los jugadores llegan exhaustos o lesionados. Es por ello que no se ve un buen mundial. Creo que debe trazarse una programación adecuada en cuanto a calendario y no utilizar tanto al futbolista”.
    En un par de meses podremos corroborarlo, pues de acuerdo con Plascencia, la edición 2006 de la Copa Libertadores debió cancelarse para evitar el desgaste excesivo de los deportistas cuando tienen ya un mundial encima.
    “Por ejemplo, los jugadores de Chivas ya participaron en la Interliga, en el torneo regular. Vienen de una competencia en la que no pudieron calificar y es doble la exigencia que enfrentarán. Todos estos factores le complican la vida al entrenador, al jugador, incluso al directivo”.
    Plascencia Ascencio indicó que a fin de evitar tales situaciones los directivos tendrían que reunirse con entrenadores y jugadores para evaluar en cuáles torneos resulta más adecuado participar.
    El desgaste físico se presenta primero con las lesiones, por el aumento de la actividad, lo cual, además, acorta la vida deportiva del futbolista.
    “Ello es producto de tanta competencia y el rendimiento no es el mismo. Todo mundo llega a una tope donde está en buen nivel, pero luego caen y tardan mucho en retomarlo, y eso también afecta desde el punto de vista mental”.
    Una prueba clara del exceso de actividad, apuntó, es la irregularidad del torneo mexicano: cualquier escuadra puede ser campeona, cuando antes no había posibilidades de que un equipo chico se coronara.

    Un negocio redondo

    A diferencia de hace algunos años, las transmisiones de los partidos y los uniformes de los jugadores lucen logotipos de empresas dispuestas a pagar grandes cantidades de dinero con tal de llegar a los aficionados del balompié, deporte capaz de movilizar a tantas personas como la religión y que promueve un consumo extraordinario.
    Por ello los expertos califican dicha disciplina como un supermercado que, además de brindar un espectáculo, confiere cierta identidad a los seguidores de un equipo.
    El investigador del Departamento de Mercadotecnia, del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas, José de Jesús Urzúa, explica que si nos remontamos a la historia de México, el futbol aparece como un deporte masificado y popular alrededor de 1940.
    “Hoy para ser miembro de ese grupo, debo observar algunas conductas, como el hecho de comprar la camiseta del equipo o el balón, viajar a los partidos de visitante. Así, los espectadores hacen suyo el sentimiento del futbolista y se inmiscuyen con lo ocurrido en el campo de juego”.
    Todo ello genera una derrama económica importante. Desde el punto de vista social, los estadios son punto de reunión de miles de aficionados: van con el grupo de amigos y luego vienen las cervezas, los refrescos y souvenirs. Eso sin contar los gastos de transporte y estacionamiento.
    “Todas las barras alrededor de la cancha cuentan con anuncios que cambian constantemente. Por si fuera poco, en todas las áreas y niveles del estadio existen anuncios. Esto nos da una idea del negocio que es el futbol”.
    En cuanto a las trasmisiones por televisión, estas también constituyen una inmensa fuente de dinero. En cada emisión se produce un bombardeo comercial, con las bandas que aparecen debajo de la pantalla y los spots que salen al aire al momento de repetir jugadas.
    Cuando hay un partido significativo, la familia y los amigos se reúnen en casa o en un bar. Así, el encuentro se traduce en una gran excusa para hacer fiesta, comer y beber hasta el cansancio.
    En el ámbito nacional, “el futbol nos une porque cuando juega la selección, pierdo de vista qué futbolista pertenece a tal o cual equipo. Todos somos México”.
    Por ello es tan peleado ser la sede de un mundial. Dicho campeonato “es una cuestión de orgullo nacional que va incluido dentro de un equipo de futbol, solo que en vez de pelear con armas, luchan con estrategias”. Sin embargo, también deja miles de millones al país sede, ya que “mueve una cantidad extraordinaria de dinero en diferentes áreas.“
    El especialista pronosticó que como negocio el futbol seguirá creciendo, pues constituye una empresa redituable. La gente recibe lo que quiere, aunque a veces deba pagar más.

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