El Circo de Emilio

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    Con cierto desgano pero también con una cantidad suficiente de indignación y una pizca de diversión he leído las declaraciones de nuestro insigne mandatario estatal con respecto a las demandas de cubrir el adeudo presupuestal a la Universidad de Guadalajara.
    Soy orgullosamente egresado de esta Universidad y miembro de una comunidad proactiva de organizaciones de profesionistas, cuando menciono el desgano me refiero al término aburrimiento que me genera escuchar y leer en los medios de comunicación el conflicto que ha generado el gobierno del estado para llamar la atención de la comunidad influenciable y de los detractores de la UdeG, y de algunos de sus miembros, específicamente el señor Raúl Padilla al cual no conozco de manera personal, pero sé muy bien que cualquier personaje de la vida pública que hable de él a favor o en contra atraerá las cámaras y los micrófonos, mucho más un gobernador.
    Hablo de indignación porque el señor gobernador de nuestro estado miente al decir que los fondos que se le han asignado a la Universidad se “gastan” en proyectos faraónicos frase utilizada por el tristemente acaecido ex rector de nuestra casa de estudios (y digo nuestra porque es de todos los jaliscienses), en lugar de invertirlo en educación. La Universidad de Guadalajara invierte y ha invertido cada vez más en la formación de recursos humanos de más de 58 carreras y un número considerable de posgrados y diplomados, prueba de ello es la gran cantidad de estudiantes de otros estados y regiones que se forman en sus aulas y regresan a sus lugares de origen incrementando el nivel de productividad de nuestro país.
    Y menciono el término diversión por lo irónico de sus declaraciones y lo jocoso de sus actitudes como llamar la atención al llevar cheques institucionales, que además no son de fondos estatales sino federales, como “llevando encargos” pues no es su responsabilidad directa o, como cuando hace declaraciones que algunos han llamado paranoicas (que estoy seguro distan mucho de eso pues soy psicólogo clínico) y otros han llamado expresiones psicóticas (tampoco estoy de acuerdo), pero sí cargadas de una indiscutible personalidad histriónica como en los circos, que nos llevan del aburrimiento a la emoción y a la risa o viceversa.

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