De amplia trompa

    692

    Lo que para muchos parecía un chiste hace algunos meses, aunque no ha perdido su carácter cómico, se ha vuelto también una amenaza. La campaña del precandidato a la presidencia de Estados Unidos por parte de los sepublicanos, quien no deja de ganar en los “Super Tuesdays” (análogo a una elección interna del partido en cada estado), Donald Trump tiene que ser vista con seriedad.

    Un candidato que los americanos han identificado como exitoso, porque él no cesa de repetírselo, quien aparenta ser libre por decir lo que piensa y afirma no deberle nada a nadie, pero del que todos ignoran sus retracciones y oscilantes opiniones, y que gran parte de la campaña que “él mismo ha pagado”, la cobrará cuando formalice su candidatura.

    El principal peligro que representa Trump a escala mundial es su inconsistencia. Que sus decisiones se tomen según su estado de ánimo será devastador si ocupa la silla principal en la Casa Blanca. Sépase que sus instintos financieros a lo largo de los años (para aquellos que votan por un espejismo y no una trayectoria) han sido infames. Todos conocen de su capital, nadie investiga de sus pérdidas.

    ¿Será acaso que el sueño americano se vuelva una pesadilla global?

    Artículo anteriorAcuerdo de creación del Sistema de Entrega-Recepción Universitario (SERU)
    Artículo siguienteEconomía y fisco. El innombrable