Economía y fisco. El innombrable

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    Si somos capaces de entender los trucos de la publicidad para promover a los políticos, deberíamos de abstenernos de atacar, ni siquiera mencionar el nombre de aquellos que buscan el poder porque ya lo tienen todo: fama y riqueza; pero la ambición humana no tiene límites, les falta el poder para sentirse plenamente realizados y la única manera de aumentar el poder que se consigue con la riqueza y la fama, es la política.

    Para esto existen agencias de publicidad que carecen de ética, que no tienen escrúpulos, que son capaces de crear las situaciones más absurdas para conseguir la adhesión de las masas.
    El pueblo amorfo, poco pensante, manipulable, fácil de dirigir; con la experiencia de que el pueblo americano ha dejado que los gobernantes encaucen su odio, sus instintos belicosos, hacia un enemigo común.

    La intención es muy clara —sólo que los gringos no la ven—: convertir el odio en votos a favor de un individuo cuyo nombre no escribo porque es lo que él quiere, que su nombre sea el señuelo que transforme el odio en votos, para ganar primero la candidatura del partido republicano a la presidencia de los Estados Unidos y, después,  vaya usted a saber que trucos publicitarios se esgrimirán para convencer a un buen número de demócratas y ciudadanos apolíticos para que voten por un personaje salido de las tiras cómicas, tanto por su extravagante facha, como por su actitud caricaturesca.

    Que no hagan negocios con México, recomienda el multimillonario con nombre de pato y apellido elefantino, nos insulta diciendo que somos narcotraficantes, criminales, violadores y ladrones; que construyamos un muro y lo paguemos. Por mi parte estoy dispuesto a cooperar para levantar el muro, no digamos de tres metros de alto, sino de cinco, con la condición de que se construya donde debe ser, en el límite al norte de los estados de Texas, Nuevo México, Arizona y California, en donde estaba la frontera antes de que nos los robaran. Previo al levantamiento del muro se podría permitir un reacomodo para que los mexicanos que queden de aquel lado se pasen al nuestro y los americanos que queden de este lado se pasen al suyo. En fin, lo que está haciendo este personaje malévolo, es despertar viejas rencillas  entre vecinos, que ya estaban olvidadas pero no perdonadas.

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