Crean prótesis y gafas con plástico reciclado

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    Con ayuda tecnológica, estudiantes del Centro Universitario de la Costa Sur (CUCSur), convierten el plástico de los envases de leche y agua, así como desechos de impresoras, pantallas y dispositivos electrónicos, en artículos como prótesis de mano y pie, armazones para lentes o piezas para diversos prototipos científicos.

    Cada semestre, 40 alumnos de las carreras en Ingeniería en Mecatrónica, en Teleinformática y en Procesos y Comercio, trabajan en el Laboratorio de Reciclado de Polímeros, tanto en la clasificación y procesamiento de los plásticos, como en el diseño y creación de nuevos productos.

    El jefe del Departamento de Ingenierías de ese centro, Daniel Edén Ramírez Arreola, explicó que tienen colaboración de algunas escuelas, además del ayuntamiento de Autlán para recolectar plástico tipo ABS y PET, con la intención de reciclarlos y evitar que contaminen.

    Una vez recibido, al plástico lo clasifican por materiales y colores. Luego lo limpian y pasa a una máquina donde es triturado en pequeños cuadros. Éstos los someten a un proceso de fundición para generar un filamento delgado que se solidifica con agua. El resultado es una especie de fibra o hebra de varios metros de largo, que almacenan en carretes.

    Este filamento es la materia prima de lo que después será el producto. Ayudados con programas informáticos especiales, los jóvenes diseñan de manera minuciosa el artículo que imprimirán. Ya listo, colocan una o varias hebras, según los colores definidos en el boceto.

    Una impresora en 3D deposita el filamento y forma capa por capa el producto final. Después de 30 minutos obtienen un producto sencillo, como el armazón para lentes o la base de los prototipos creados por los estudiantes y utilizados en sus proyectos escolares.

    Uno de los objetivos, comenta Ramírez Arreola, es generar prótesis que sirvan a niños de escasos recursos en la región.

    “La idea del proyecto de prótesis está relacionada con la necesidad, sobre todo en las regiones, de niños que infortunadamente les falta algún miembro, alguna mano, algún pie y que no tienen acceso a una prótesis, porque son de alto costo. A partir del reciclado de materiales electrónicos que no tienen ningún uso, lo que hacemos es obtener la materia prima para la impresión 3D y ofrecer estas prótesis a bajo costo, pues no requerimos prácticamente nada para hacerlo: sólo trabajo”.

    El académico añadió que el precio de una prótesis infantil sencilla ronda los 50 mil pesos; en cambio, las producidas en este laboratorio son básicamente a costo cero. Además, tienen la ventaja de que los estudiantes pueden diseñar el aparato a la medida y necesidades de la persona que la vaya a utilizar.

    “Estas prótesis no cuestan nada y tienen la funcionalidad de ser prensiles, con un movimiento sencillo. De hecho, es mecánica, es decir, cuando tú haces un movimiento del brazo, se cierran en automático, como si fueran los mismos tendones y conexiones del cuerpo”.

    Dijo Ramírez Arreola que la intención es firmar, antes de finalizar este año, un convenio con el OPD Hospital Civil de Guadalajara y otras instituciones de salud, que permita generar las condiciones para que el laboratorio beneficie a sus pacientes pediátricos con este tipo de productos.

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