Calaveritas con patas

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    Que en este país ya no se respete a nada y a nadie es bien sabido. Muestras hay de sobras. Batallas campales entre quienes no encuentran otra forma de protestar que la violencia y encuentran una represión todavía mayor. Violencia hay entre pares, entre ciudadanos, entre gobierno y ciudadanía, entre hampa y ciudadanos y gobiernos… e incluido dentro de la mafia.
    Ejemplo es la incursión realizada por sicario del Cártel del Golfo a la casa de la madre de El Chapo, la matanza y el saqueo que realizaron. Con este caso, hemos llegado “incluso” a la paradoja de preguntarnos: ¿ni a la mamá del Chapo se respeta?
    Ya no es que la violencia del narco y la delincuencia no respeta a la gente o “incluso” a los políticos. ¿Cuándo parará esto? ¿Cuando se maten a todas las madres de los capos? O cuando, como en Colombia, los políticos, los que verdaderamente importan, se encuentren entre la espada y la pared?
    Parece que ni esto en México funciona. Aquí la muerte ya no asusta. Y tal vez no suena raro en un país donde a la muerte se le festeja y se ríe de ella. Lamentablemente, parece que ahora cada día es día de muertos, pero es la muerte la que se ríe de los vivos. Más que personas, ya somos calaveritas con patas y sin chiste.

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