Vuelo a la discriminación: el aterrizaje

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Alejandro seleccionó lo que creyó era el mejor destino para vacacionar, fue a la agencia de viajes y compró sus boletos de avión. Empacó lo necesario para volar a un paradisiaco destino el 20 de noviembre de 2007, ahí comenzarían sus vacaciones de casi 40 días en Caracas y luego en la isla Aruba. Su conexión Gdl-DF-Bogotá-Caracas-Bogotá-DF-Gdl que iba bien planeada, se deshizo minutos antes de abordar la aeronave en la ciudad de México, porque personal de la aerolínea colombiana Avianca le aseguró que no podía viajar por ser ciego.
Un día después Alejandro habló a la cabina de Radio Universidad de Guadalajara para denunciar lo que había ocurrido, por ello desde hace cinco meses se le ha dado un seguimiento al caso de discriminación. Vino la negación por parte de la aerolínea, el gerente general de Avianca en México, Danilo Correa, aseguró que no se había tratado de un acto de discriminación. Alejandro Anguiano interpuso una queja ante la Procuraduría Federal del Consumidor y en el Consejo Nacional para prevenir la Discriminación y comenzaron las negociaciones.
El 21 de enero de 2008 se dio la primera audiencia en PROFECO, pero no se llegó a ningún acuerdo, se rehusaban a cubrir los gastos generados para el viaje como transportes locales, hospedaje, accesorios: sólo querían pagar 600 dls por el vuelo perdido.
Durante la negociación, se insinuó que como quejoso en su condición de ciego, estaba tratando de lucrar con la demanda por pedir que se pagara, entre otros, la cámara fotográfica que compró ex profeso para el viaje. Pero ante la aparente adversidad que se presentaba, Alejandro Anguiano en su papel de abogado –titulado por promedio en la Universidad de Guadalajara– aseguró que las tenía de ganar y sin negociación, se iría a la demanda por lo civil y penal.

Se anunciaba el aterrizaje
Al mes de la audiencia, el apoderado legal de Avianca José Mier y Concha se comunicó con Alejandro por teléfono, querían llegar a un acuerdo aceptando las condiciones propuestas desde un inicio. El 20 de febrero ante la PROFECO, se firmó el acuerdo entre ambas partes donde se especificó que en base al artículo 83 de la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación en México, Avianca como empresa, se somete a las disposiciones de CONAPRED para que personal operativo y sindicalizado de la aerolínea reciba un curso que promueva la igualdad de oportunidades para personas con discapacidad, misma regla que debe aplicarse al resto de las aerolíneas nacionales y extranjeras. Alejandro nos cuenta cómo concluyó su caso: “Así se hizo la liquidación: firmamos el convenio y el pago de 2 mil dólares en cheque”.

Este vuelo lo siguieron también en Colombia
Al inicio del caso charlamos vía telefónica con Óscar Saúl Cortés, del Centro de Rehabilitación de Adultos Ciegos en Bogotá y un especialista en el tema, para que apuntara si se trataba o no de un acto de discriminación, su respuesta fue sencilla: “Es un caso contundente y claro donde hay una manifestación formal de que sí hubo un acto de discriminación por parte de una aerolínea colombiana”. Luego de conocer el desenlace final del caso de Alejandro Anguiano, platicamos con él en Bogotá, y aclara: “Es simbólico para mi gusto que se le den a una persona 2 mil dólares por haber perdido la oportunidad del disfrute de conocer una ciudad nueva, un sitio, un goce turístico. Todo eso no se lo va a compensar nadie en la época que él quería. Porque tal vez en ese dolor económico que se le causa a esa compañía, tal vez en esa milésima, que no es nada, es un símbolo de cuidado con las personas con discapacidad, ellos son clientes”.
El colombiano Carlos Horacio García, junto con otro abogado, fueron los primeros ciegos en hacer pública su caso sobre discriminación aérea por parte de Avianca. Estando en Bogotá platicamos con él para conocer su historia. Ellos viajaban en 1995 hacia Lima, Perú, para asistir a un congreso de derechos humanos, pero les impidieron subir al avión al no ir con un acompañante. Interpusieron una queja y la aeronáutica civil de Colombia tomó el caso: Avianca fue sancionada con 25 mil dólares y, entonces, se sumaron ese mismo año otras 40 quejas más.
Actualmente el profesor Carlos Horacio García, es integrante de la Comisión Contra la Discriminación de la OEA, al saber de esta historia mexicana se indignó “es deprimente y humillante, no entiendo por qué disposición se le aplicó a Alejandro en el 2007 el no poder viajar solo”.
Después de cuatro meses de litigar su propio caso, Alejandro Anguiano ya planea sus próximas vacaciones. Quiere volver a contratar un servicio con Avianca para ir a Colombia “sí, para demostrarles a ellos y a mí que tengo la capacidad y que ellos están obligados a prestarme los servicios; indiscutiblemente viajaré con Avianca”.
El caso que sentó precedentes a nivel nacional e internacional, a través del radioescucha que ejerció su derecho de denunciar, aparentemente concluyó. Un viajero se prepara para conocer, explorar, aunque ¿cómo se puede preparar alguien para que su viaje se interrumpa por ser diferente o por tener alguna discapacidad? La historia de Alejandro parece concluir, pero, ¿será la última?

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