Martes 15 de Abril de 2025

Martes 15 de Abril de 2025

Voces que rompen barreras: mujeres en la ingeniería

Alumnas de diferentes centros universitarios de la UdeG compartieron su experiencia, sus alegrías y dificultades, de estudiar una carrera tradicionalmente considerda como masculina

Al entrar a un salón de ingenierías, ¿no te preguntas lo que cada pupitre lleva? Podemos sentir que cada uno tiene una historia que contar:por ejemplo, ¿qué tanta tolerancia tiene una mujer para preguntar, fallar, repetir o destacar? Aún cuando las aulas parecen neutrales, hay un pequeño mundo de jerarquías y silencios que revelan prejuicios. En México, en la actualidad, solo 3 de cada 10 profesionistas del área STEM son mujeres, indica el reporte de IMCO de 2022. 

Pero más allá de estadísticas, pongámosle nombre a los números: Alejandra Cotero, Susan Meraz, Daniela García, Karol Maldonado y Desiree Rivas, quienes aceptaron compartir fragmentos de sus caminos, en los que coexisten la pasión, el esfuerzo, la incomodidad y la esperanza. 

Más allá del incentivo: ¿qué nos motiva? 

Para algunas, la decisión nace de un empujón familiar; para otras, de una curiosidad o del reto intelectual que suponen las matemáticas avanzadas: “Fue justamente mi papá quien me recomendó estudiar programación… decidí irme a la ingeniería para ponerme un reto”, comentó Alejandra Quetzali Cotero Muñoz, estudiante de Ingeniería en Informática en el Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI). Karol Daniela Maldonado López, de Ingeniería en Computación del mismo centro universitario, resume: “Esa combinación de curiosidad y creatividad me hizo sentir que la ingeniería era el camino ideal”.

Pero no siempre el motivo es romántico con la ciencia: Susan Itzetl Meraz Cuevas, del Centro Universitario de Tonalá (CUTonalá), dice abiertamente que su incentivo fue “la cantidad monetaria que podría ofrecer”. 

Regresando a los datos en México, según IMCO por cada 100 hombres inscritos a ingeniería, manufactura y construcción, hay 45 mujeres —y en computación la proporción es aún menor. En esencia: la motivación puede venir de la vocación o de la práctica económica, pero en ambos casos debe sostenerse con pasión y compromiso. 

Vivir el ambiente: códigos, amistades y retos

No hablamos solamente de una misma experiencia en el aula, sino que convergen diferentes atmósferas, silencios incómodos, vínculos de amistad entre mujeres, e incluso tensiones.

Alejandra describe su grupo como “respetuoso”, y comenta que esperaba enfrentar violencia de género, pero “no ha sido el caso”.

Por el contrario, Karol dice que «en ocasiones el ambiente puede ser un poco hostil, entre mujeres no siempre existe una buena relación. Me ha tocado lidiar con comentarios pesados de mis compañeros hombres”. 

Daniela García, de CUCEI, ofrece un punto de vista mixto: algunas clases son “muy divertidas y acogedoras”, mientras que otras resultan “apagadas”. Mientras tanto, Desiree Rivas del Centro Universitario de Tlajomulco (CUTlajo) simplifica la convivencia con una frase: “Nos llevamos muy bien”. 

Este contraste no se trata de mera coincidencia: estudios sobre mujeres en la ingeniería, como el de especialistas de la Universidad Católica de Maule, de Chile, titulado «Voces de mujeres en ingeniería: experiencias académicas, obstáculos y facilitadores para permanecer en las carreras»,  apuntan que las redes de apoyo entre iguales y la presencia de referentes femeninas han sido factores importantes, e incluso decisivos, para que las compañeras permanezcan y crezcan en la carrera.

Hay un componente silencioso, pero importante: muchas veces, las mujeres piden menos la palabra, hacen crecer más sus inseguridades o evitan las áreas de trabajo donde se sienten juzgadas. El artículo académico «Women’s visibility in academic seminars: Women ask fewer questions than men» publicado en la revista PLOS one indica que en seminarios académicos las mujeres preguntan menos que como hacen los hombres, no por falta de interés a los temas, sino por pensamientos de cómo van a recibirlas.

Cuestionamientos, prejuicios y el peso del estereotipo

Aunque algunas de las entrevistadas no han sentido su capacidad en la carrera cuestionada, otras sí han experimentado miradas implícitas.

Daniela García comenta: “Sí, en una que otra ocasión me han tocado comentarios relacionados”. Alejandra, por su parte, dice que aún no ha sido objeto directo, pero reconoce que no descarta enfrentar eso algún día. Karol comparte una “curva de aprendizaje” inicial en la que tuvo que demostrar con hechos que podía sostener la carga académica. 

Estas vivencias, no solo son anécdotas: Olga Zepeda y Gina Villagómez, de la Universidad Autónoma de Yucatán, comentan en su artículo «Mujeres estudiantes de ingeniería: Una revisión sistemática de Iberoamérica» que uno de los mayores riesgos de abandono, es justamente el sentirse infravaloradas frente a sus compañeros hombres. 

Las diferencias en el trato pueden no ser gritadas a los cuatro vientos, sino por el contrario una experiencia más sútil: comentarios, silencios, omisiones de nombre, expectativas implícitas. 

Karol relata: “He notado que los profesores tienden a recordar más los nombres de las mujeres que de los hombres… me ha pasado que, teniendo el mismo desempeño que mis compañeros, obtengo una mejor calificación”.

La percepción de ventaja puede volverse una presión, fuera de un problema menos, porque llega a surgir la duda. ¿Es mi mérito el que está siendo reconocido, o realmente se trata de un favoritismo?

Altos y bajos del trayecto

Las estudiantes reconocen que hay partes del camino que las apasionan… y otras que las llevan al límite. 

Entre las alegrías: Karol se inclina por la “programación orientada a objetos”; Susan disfruta ver cómo se construye una aplicación y Daniela García valora los lazos que se tejen con compañeras que comparten sueños. 

Pero por otro lado, también existen las exigencias: ecuaciones diferenciales, presión en los exámenes. 

Karol confiesa que hubo varias materias que le generaron “muchísimo estrés”. Mientras que, por su lado, Daniela explica que el período de evaluaciones es “constante” y extenuante. 

Estas dificultades, en muchas ramas de la ingeniería, han actuado como filtros implícitos, mismos que hacen que muchos estudiantes abandonen sus sueños, sobre todo cuando no tienen buenas redes de apoyo, o incluso se cuestiona su capacidad intelectual dentro de la carrera. 

Machismo cotidiano y estrategias de resistencia

Aunque ninguna de las entrevistadas relató episodios extremos, sí han sentido o escuchado actitudes que minimizan o invisibilizan a las mujeres. “He conocido a amigas y compañeras que sí han vivido cosas”, dice Alejandra.

Karol comenta que su estrategia suele ser ignorar los comentarios porque “confrontarlos puede empeorar la situación”. 

Estas formas de defensa —silenciosa— son comunes cuando se carece de canales institucionales de acompañamiento. 

La gran cantidad de estereotipos, como “ingeniería no es para mujeres”, “seguro no te gustan las matemáticas” permea no sólo el aula, sino los constructos sociales. En México se suelen citar cifras como que en carreras de ingeniería, manufactura y construcción solo 34 % de los inscritos son mujeres, según datos del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).

¿Más esfuerzo o merecido reconocimiento?

Un tema importante y recurrente al abordar el tema de género en ingeniería, es si las mujeres sienten que deben trabajar más para validar su lugar en el aula, donde los hombres predominan. La mayoría respondió no sentirlo de esa forma: “No me esfuerzo para demostrar, lo hago porque me gusta”, dijo Karol; Daniela García comentó: “Soy consciente de mi capacidad y me esfuerzo para mejorar, no para demostrarle algo a alguien” y Alejandra expresó “Por el momento no me he sentido así”. 

Mensajes con voz femenina

“Que si le apasiona, que lo intente… que algo la frene que sean sus propios deseos, no la opinión generalizada”, señala Alejandra Quetzali Cotero Muñoz (CUCEI). “Le diría que no hay nada que temer, mientras te guste y te interese puedes lograrlo.” 

“Si le gusta, que lo haga. Es una hermosa área”, dice Desiree Rivas

Los mensajes que nos dan no se trata de algo banal, es algo que viene cargado de experiencia, noches de desvelo difíciles, de dudas. Además, lleva con simpleza que no basta solo querer, sino persistir. 

¿Qué cambiarías en el panorama futuro?

¿Y si el futuro permitiera menos invisibilidad de género en ingeniería? Algunas de sus peticiones: «Que sea normalizado que mujeres estudien ingeniería», comenta Alejandra.

«Que existan más redes y comunidades de mujeres ingenieras», indica Daniela; «Que se inscriban más chicas a estas carreras», dice Desiree y «que las calificaciones no se interpreten como favoritismo por parte del profesorado», comentó Karol.

 

Este contenido es resultado del Programa Corresponsal Gaceta UdeG que tiene como objetivo potenciar la cobertura de las actividades de la Red Universitaria, con la participación del alumnado de esta Casa de Estudio como principal promotor de La gaceta de la Universidad de Guadalajara.

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