Un rescate patrimonial

1356

Más allá de sus labores pedagógicas y de investigación y divulgación científica, una de las funciones más relevantes de la Universidad de Guadalajara es la difusión del arte y la cultura, y en ese sentido durante su existencia se ha hecho no sólo de bienes inmuebles que poseen un valor histórico y arquitectónico por conservar sino también obras de arte que dejan constancia de tendencias y escuelas estéticas, pero que también tienen un valor en la construcción de un ideario e identidad del pasado, y del valor que la institución ha dado a ello.

Así, en este mes que se ha cumplido el noventa aniversario de la refundación de la Universidad de Guadalajara, la semana pasada fue inaugurada la exposición Puertas abiertas. Patrimonio artístico universitario, en el Museo de las Artes (MUSA) de la Universidad de Guadalajara. Esta muestra reúne a treinta artistas mexicanos y extranjeros, la cual forma parte del patrimonio de esta Casa de Estudio.

El curador de la exposición, Javier Ramírez González, dijo que para este proyecto se dieron “a la tarea de buscar obras patrimoniales artísticas que la Universidad tiene desde hace muchos años, con mucha riqueza y variedad”, y en la que en esta ocasión sólo se verá una pequeña parte de esa diversidad cultural.

La muestra se realiza también en el marco del  XXI aniversario de la fundación del MUSA,  y es inédita en éste, a decir de su directora, Maribel Arteaga Garibay, quien recordó que las piezas pertenecen a las colecciones de la Biblioteca Pública del Estado de Jalisco Juan José Arreola; la Pinacoteca Francisco Rodríguez Caracalla, que pertenece al Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD); el Museo de Arte Peter Gray del Centro Universitario de la Costa (CUCosta), además de tres obras propiedad del MUSA.

Arteaga Garibay dijo que el acervo universitario más antiguo es el de la pinacoteca Caracalla que data de principios de los años cincuenta, iniciada por José Guadalupe Zuno en la llamada entonces Escuela de Letras y Artes, que durante décadas sería conocida como Escuela de Artes Plásticas. Le siguen en antigüedad las colecciones de la Biblioteca Pública, las del MUSA, y finalmente las del museo Peter Gray.

Una de las piezas más destacadas de la exhibición es la de un pequeño grabado de la autoría de Rembrandt, “Paisaje con vaca bebiendo en un río”, además de un “San Gerónimo” que se atribuye al español José de Ribera y Cucó, así como una litografía del inglés William Hogarth, Las puertas de Calais. Pero también hay un “Niño con caballo”, de la mano del artista jalisciense Jesús Guerrero Galván, y que es la que da entrada a la exposición. Aunado a esto se tienen las piezas de Thomas Coffeen, “Farallón del mexicano”, y  de Jorge Martínez López, “Mujer con tocado de plátanos”.

Se exhiben también trabajos de José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Roberto Montenegro, Dr. Atl y Raúl Anguiano. Igualmente hay piezas de Rafael Ponce de León, Francisco Rodríguez Caracalla, Rafael Zamarripa, Gabriel Flores, entre otros.

Ramírez González dijo que este evento puede dar pie a más investigaciones y curadurías que hagan el rescate de este patrimonio universitario, ya que algunas al momento de ser encontradas “estaban en condiciones verdaderamente deplorables”, y tuvieron que ser restauradas para la exhibición, y de lo cual se encargaron tanto personal de la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente (ECRO), así como del propio MUSA.

Obras en números
De acuerdo con los datos ofrecidos en la numeralia institucional de la Coordinación General de Planeación y Desarrollo Institucional (COPLADI) en su página de internet, existen en la UdeG dos mil seiscientos noventa y ocho bienes artísticos y culturales, entre pinturas, murales, esculturas, fotografías históricas, placas conmemorativas y obras diversas.

Ramírez González cree que la COPLADI tiene el registro de la mayoría de las obras que tiene la UdeG, pero advierte que hasta este momento “es un inventario muy simple y básico: su ficha técnica y el lugar donde está ubicado, pero no dice cuándo se adquirió ni en qué condiciones está, aunque puede ser una guía para explorar esta veta más adelante. Que puede dar para otras exposiciones, pero hace falta más trabajo de rescate e intervención”.

Sobre si existe un área universitaria que se dedique de lleno a esta labor, Ramírez González dijo que “que nominalmente sí la hay y se encuentra en lo que era la Escuela de Artes Plásticas, pero desconozco qué tanto funcione. Han restaurado pocas piezas, pero hay muchísimas más, y no sé si es así por falta de presupuesto o personal, porque para ello se requiere un equipo de personas capacitadas que se aboquen a ese trabajo”.

Por ello, dijo que “hacen falta más recursos y gente especializada”, porque “no sólo es tener el patrimonio, sino mantenerlo. Así que la institución debe hacer un esfuerzo para crear el espacio adecuado, y con un equipo humano diverso”.

En cuanto a las pretensiones de esta exposición, Ramírez González resalta que obviamente tienen un sentido de calidad estética, y de ahí la elección y curaduría las piezas, “porque hay un buen manejo de la técnica, y es incuestionable que por ejemplo autores como Atl, Siqueiros, Orozco o Montenegro, son los grandes maestros de la escuela mexicana, así  como Jesús Guerrero Galván que es de la otra generación nacionalista”.

Dado todo esto, es indudable el también aspecto histórico de la exposición, además del valor artístico y de los autores mismos, porque se da pie a que el público conozca más de los autores plásticos del estado y el país. Así Ramírez González dice que gracias a que la pinacoteca Caracalla es el núcleo principal de la muestra “aquí se ven los principales maestros y discípulos de ellos que representan a la ex Escuela de Artes Plásticas, y que casi no se conocen”.

Y en referencia a si fuera de la labor de recuperación y difusión que en este caso hace la Universidad de Guadalajara al respecto de estos u otros autores, hay un desinterés por otras instituciones culturales de atender el asunto, Ramírez González dice que en teoría no debe ser así, ya que “se supone que la Secretaría de Cultura del Estado, destina presupuesto para comprar obra, pero hasta ahora se desconocen las pautas de qué van a comprar y con qué criterios. Y artistas como estos a veces ni se les ocurre que deberían ser rescatados”.

Artículo anteriorSaldo blanco y daños leves en instalaciones universitarias
Artículo siguienteInformes sobre la Situación Económica, las Finanzas Públicas y la Deuda Pública