Talleristas, escritores, actores y clown dan vida como cada año a este espacio donde los más pequeños pueden cantar, leer y aprender en un mundo de magia
Después de un año la espera ha terminado y el espacio más colorido y vivo de la Feria Internacional del Libro ha vuelto con la magia y diversión que 25 compañías de nueve países (Argentina, Brasil, Colombia, España, Estados Unidos, Italia, México, Polonia y Portugal, así como Barcelona, Invitada de Honor) ofrecen mediante 77 funciones que combinan literatura, música, clown, títeres y ópera en un mismo escenario.
Basta tan solo con llegar a la Expo, dirigirse a la entrada principal y, una vez adentro, doblar hacia la derecha. Para finalmente caminar hasta poder distinguir el letrero de FIL Niños. Bienvenido, al entrar estás dentro del universo del asombro.
“Este año FIL Niños busca el asombro en las cosas más lentas, pensar que estamos en un mundo lleno de tecnología y saturación, entonces ¿qué otras actividades podemos hacer que nos regresen un poco a un ritmo más suave y nos permitan ver detalles que en otros momentos no consideramos”, explicó Juliana de la Torre, tallerista en “Oficina postal del eterno cariño”, taller de bordado y narración oral.

En esta edición hay además 27 experiencias de intercambio creativo y un total de 44 sesiones de talleres espontáneos que se realizarán hasta el 7 de diciembre.
Es un universo en que se puede devolver la mirada a la calma, en un territorio que recuerda la magia de lo cotidiano.
“Lo realmente importante es que las jóvenes audiencias aprendan a apreciar, a relacionarse con las manifestaciones estéticas y que como decían por ahí desde la filosofía, que conviertan su vida en una obra de arte”, dijo Alejandro Herrera, actor de la obra “El pirata Barbaverde en Mineralis”.
“Los niños son creativos por naturaleza y muchas veces esta creatividad, esta chispa divina se va perdiendo conforme crecemos y conforme nuestros cuerpos van siendo atravesados por diferentes circunstancias sociales, culturales y de vida en general”, explica el también académico del Departamento de Teorías e Historias del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD).
“Si ellos aprecian y aprenden a apreciar desde muy jóvenes estas experiencias va a ser mucho más fácil que ellos sigan abrazando las manifestaciones artísticas conforme van creciendo y que no se desprendan tan fácilmente de estos procesos creativos, imaginativos y demás”.
Durante la semana de actividades se contará con la presencia de escritores e ilustradores provenientes de Argentina, Italia, México, Polonia, Uruguay y doce autores de Barcelona, Invitado de honor de la FIL, quienes compartirán cuentos clásicos, ilustraciones y libros pop-up e invitarán a los pequeños lectores a crear cómics, explorar el sonido, construir personajes fantásticos, escribir poemas o diseñar sus propias casas monstruosas.

En cuanto se entra en este universo se cae en cuenta de algo muy claro: Tiene sus propias reglas; sin embargo la pregunta es: ¿están preparados para descubrirlas?
Estas reglas, además, son inquebrantables, según el Manifiesto de los Asombristas expuesto en esta área:
Un mundo por asombrarse con talleres, teatro, títeres, clown, ópera, fútbol, educación financiera y, sobre todo, muchos libros. Pero no todo es silencioso… Hay música, gritos, risas. Pronto uno se da cuenta: se vale hacer ruido.

—¿Quieren cantar? —preguntan desde el escenario.
—¡Sí! —responden las familias.
—¿Quieren bailar? —el Foro FIL Niños se ilumina.
—¡Sí! —gritan las y los niños.
—¿Quieren gritar cómo locos?
Así vivieron los presentes “Se vale hacer ruido”, espectáculo de títeres del equipo Once niñas y niños, presentado por Unicef México.
Por otra parte, dentro de los talleres destaca “Donde el tiempo respira”, una experiencia dedicada a bebés de 0 a 2 años, una etapa muy importante porque es la del desarrollo, explicó Susana Romo, directora general de A la Deriva Teatro y del Festival Internacional de Teatro para los Primeros Años, tallerista en FIL Niños, “donde las conexiones neuronales suceden como nunca más en la historia de vida de un ser humano: donde la estimulación, el vínculo con padres y madres cuidadoras es el más importante”.
Y agregó: “Entonces a través de la música que hacemos en el taller, cantamos, bailamos, exploramos, jugamos, y a través de esas herramientas el vínculo entre cuidadores y bebés se vuelve muy fuerte, y a través de la literatura, de leerles a los bebés, de que escuchen las palabras, de que observen a otros bebés jugar, pues finalmente se está construyendo en el presente el gozo por el juego, pero también los cimientos para que esos niños y niñas tengan muchas más fortalezas en todos los sentidos: de socialización, de regulación y de vida social”.
Cristina Martínez, de A la Deriva Teatro y tallerista de “Donde el tiempo respira”, dijo que “algo muy importante ha sido el encuentro con las familias, nos hemos encontrado aquí con muchos papás y mamás que no saben todavía que existe el teatro para bebés, o propuestas específicas de música y talleres para bebés. Entonces ha sido un encuentro muy importante con nuevas familias que ya después se van acercando a nosotros a lo largo del año”.


