Martes 15 de Abril de 2025

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“Un honguito de conocimiento”

La biblioteca del CUCiénega se ha convertido en un lugar que trasciende su función tradicional, promoviendo la participación activa de los usuarios y fortaleciendo el tejido social en la región

Mucho más que libros: as bibliotecas, como la Fernando del Paso del CUCiénega, son refugios de conocimiento, creatividad y comunidad. Foto: Elizabeth Barajas

Se le ha dedicado incluso una tesis, lo que no es casualidad: la Biblioteca + Mediateca Fernando del Paso, ubicada en el Centro Universitario de la Ciénega, es mucho más que un lugar para leer; es un punto de encuentro entre el conocimiento, la curiosidad y la belleza arquitectónica. Un espacio que no solo invita a entrar, sino que te envuelve y te atrapa.

La tesis de Soledad de las Mercedes Aceves Villarruel, titulada La biblioteca mediateca Fernando del Paso como creadora de capital social, profundiza en cómo este espacio ha fomentado la interacción social y el desarrollo comunitario. Su investigación resalta que se ha convertido en un lugar que trasciende su función tradicional, promoviendo la participación activa de los usuarios y fortaleciendo el tejido social en la región Ciénega.

Todo comenzó en el año 2000, cuando un concurso de portafolios abrió la puerta a lo que después sería la Biblioteca-Mediateca Fernando del Paso. El proyecto cayó en manos del Laboratorio en Arquitectura Progresiva, un despacho que aceptó el desafío de imaginar un espacio capaz de unir dos mundos: el de los libros impresos, con su olor a papel y tinta, y el del conocimiento digital, que apenas empezaba a florecer en las pantallas.

Era un tiempo extraño, suspendido entre la nostalgia del siglo que terminaba y la promesa luminosa de uno nuevo. La tecnología se expandía con rapidez, borrando fronteras, acercando voces, textos y hasta lugares que antes parecían inalcanzables. En medio de esa transición, la mediateca nació como un puente: un lugar donde la información, escrita o digital, podía respirarse, tocarse y compartirse.

Leer, investigar, descubrir: cada estudiante le da vida a este rincón de conocimiento y creatividad. Foto: Elizabeth Barajas

En 2007 se inauguró el recinto, que lleva el nombre de uno de los escritores mexicanos más destacados del siglo XX: Fernando del Paso. Su legado literario, marcado por la imaginación, la historia y la belleza del lenguaje, hace eco en este espacio que hoy resguarda conocimiento, promueve la lectura y sigue inspirando a quienes lo recorren.

Nombrar la biblioteca en honor a Del Paso es también un homenaje a su forma de mirar el mundo. Sus novelas, como José Trigo, Palinuro de México y Noticias del Imperio construyen universos donde la historia, la política y la imaginación se entrelazan con un lenguaje vibrante y preciso. 

Del Paso jugaba con la estructura y el ritmo, mezclando episodios, cartas, diarios y reflexiones, invitando al lector a detenerse, explorar y maravillarse con cada detalle, leerlo es adentrarse en laberintos de palabras que desafían la lógica y despiertan la curiosidad; así como su obra, la Biblioteca + Mediateca Fernando del Paso busca atraer, inspirar y hacer que cada visitante descubra nuevos mundos entre libros y espacios.

La luz natural atraviesa los ventanales, iluminando libros y mentes curiosas que recorren la Biblioteca + Mediateca Fernando del Paso. Foto: Elizabeth Barajas

Su estructura combina líneas modernas con una disposición abierta que invita al encuentro y al silencio al mismo tiempo: la luz natural entra por grandes ventanales que iluminan las estanterías y se refleja en los tonos neutros del concreto y la madera. No es solo un edificio para guardar libros: es un espacio pensado para detenerse un momento y dejar que el entorno te hable. Su diseño refleja la idea de que aprender también puede ser una experiencia estética.

Esta biblioteca no se limita a un solo espacio: cuenta con dos sedes adicionales que acercan sus servicios a más estudiantes del Centro Universitario de la Ciénega. Una de ellas se encuentra en La Barca y la otra en Atotonilco, ofreciendo acceso a libros impresos, recursos digitales y espacios de estudio cómodos y tranquilos. Estas sedes permiten que el conocimiento y la lectura se extiendan más allá de la biblioteca principal, creando un entorno educativo flexible y cercano para todos los alumnos de la región.

Pero este recinto no estaría completo sin quienes la habitan: sus estantes y mesas se llenan de vida gracias a estudiantes y al personal que la cuida cada día. Diana del Carmen Cruz González, estudiante que realiza su servicio en la sede de La Barca, llegó casi por casualidad, pero pronto descubrió un mundo de posibilidades. 

“Sinceramente nunca me imaginé que haría mi servicio aquí. Pero me gusta mucho. Todos los días son diferentes; aprendo algo nuevo y descubro libros que jamás pensé que leería”. Para ella, la biblioteca es un honguito lleno de sabiduría, un lugar donde cada libro es un pequeño universo y cada rincón tiene su aroma y su historia.

La biblioteca no solo guarda libros, sino también historias, aprendizajes y pasiones de quienes la visitan. Foto: Elizabeth Barajas

Quien garantiza que ese universo funcione es Paola Valdés Díaz, encargada de la sede en La Barca. “Cuando ingresé, entendí que una biblioteca no es solo prestar libros; hay procesos, registros, sanciones y todo un sistema que debe fluir”, explica. “Pero también es un espacio de comodidad, tranquilidad y aprendizaje para todos”.

Paola busca que los visitantes vivan la experiencia completa: leer, aprender y disfrutar de un ambiente ordenado y acogedor, aún en la era digital. Su mirada combina la práctica administrativa con el amor por los libros, pensando siempre en cómo mantener el espacio vivo y accesible.

Para Jimena Montserrat Benítez Villaruel, estudiante de Administración, la biblioteca es un refugio donde estudiar, distraerse y convivir: “Para mi, tener un espacio como la biblioteca es muy reconfortante, ha influido en mis hábitos de estudio y de lectura”, comparte. Para ella, el espacio no sólo nutre la mente, sino también los vínculos entre quienes lo habitan.

La Biblioteca + Mediateca Fernando del Paso se revela como un lugar vivo y plural: la arquitectura y el diseño crean un refugio, donde los libros despiertan la imaginación, y donde las personas, cada una a su manera, dejan su huella. Cada rincón, cada estante y cada mesa cuentan historias de descubrimiento, de aprendizaje y de comunidad.

Si la biblioteca pudiera hablar, probablemente narraría los secretos de quienes la atraviesan: las risas y silencios de estudiantes concentrados, los hallazgos inesperados entre libros antiguos, los pequeños destellos de curiosidad y las conversaciones entre pasillos y ventanales, es un espacio que invita a descubrir, aprender y volver, recordando que leer no es solo un hábito, sino un encuentro con mundos que nos transforman.

Este contenido es resultado del Programa Corresponsal Gaceta UdeG que tiene como objetivo potenciar la cobertura de las actividades de la Red Universitaria, con la participación del alumnado de esta Casa de Estudio como principal promotor de La gaceta de la Universidad de Guadalajara.

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