Regina Pessoa

La importancia de contar historias propias

La reconocida directora de animación compartió su proceso creativo y dio varios consejos a los asistentes a su charla

La integrante de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood, Regina Pessoa, compartió con el público historias sobre su infancia, en las que estuvo muy alejada de la televisión debido a la pobreza que azotaba a su pueblo.

La artista portuguesa y reconocida directora de animación (Historia trágica con un final feliz, 2005; Kai, el pequeño vampiro, 2012), quien ha recibido numerosos premios internacionales, como el “Annie” y el “Anima mundi”, agradeció al festival por brindar un espacio de convivencia y diálogo con los cinéfilos, y dijo estar muy interesada en los procesos de animación que se están gestando en México y en Guadalajara.

La clave son las historias propias

“Cuando queremos ser creativos, no hay límites. Es posible siempre crear. Puede que haya obstáculos, pero esos obstáculos siempre nos sacarán de nuestra zona de confort”, dijo en su clase magistral. “Yo comencé a animar por trabajo, estudié pintura en Porto, pero no sabía nada de cine ni de animación; tampoco sabía cómo escribir una historia fantástica, pero tenía mis historias, mis propias imágenes, y eso fue la clave para comenzar con mis proyectos”, mencionó. 

Comentó que hay que insistir con nuestra mente, anotar todo, aunque nos parezca raro, pues todo nos ayuda a llegar a un resultado, estudiar y recrear líneas, formas y colores: “Entre más los desarrollen, más cerca estarán del resultado buscado”, agregó. 

“He experimentado con papeles, fuera de lo tradicional, para llegar a diferentes resultados. También he experimentado y estudiado colores y personajes, así como diferentes estilos visuales”.

De lo análogo a lo digital

“Yo comencé mi carrera en los 90, cuando todo era análogo; hice mi primera película influenciada con el estilo de Piotr Dumala (director de cine polaco), tomé de él su forma de animar con placas de yeso, fue un proceso largo, pero muy gratificante”, explicó. 

“Con el paso del tiempo tuve que cambiar mi estilo y adaptarme a lo digital. Yo tenía mucho miedo, no quería perder mi lenguaje, pero fue necesario, quería que la máquina trabajara para mí y no al revés, así que desarrollamos broches y pinceles digitales para ser más fiel a mi estilo; fue tan fiel que hasta olvidé que era una herramienta digital”. 

Para finalizar, hizo una invitación a la audiencia a visitar la Casa Museo de Vilar, en Portugal, lugar donde se almacenan diversos bocetos, videos de procedimientos artísticos y storyboards.

 “Confíen en su proceso y en su creatividad; yo, de no saber hacer cine, ni tener idea, comencé a hacerlo. Me interesaba mucho contar historias”, concluyó. 

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