Con casi 30 años de trayectoria como entrenador y una vida entera dedicada al boxeo, Rafael Guzmán ha formado a generaciones de talentos desde las filas del CODE Jalisco como de la Universidad de Guadalajara. Su historia está marcada por disciplina, constancia y la convicción de que el boxeo puede transformar vidas.
Egresado de la licenciatura en Cultura Física y Deportes en la UdeG, su labor y trayectoria le valieron ser reconocido con la presea al Mérito Deportivo 2025, que otorga el Gobierno de Jalisco.
¿Cuánto tiempo lleva dedicado al boxeo? Como entrenador voy para 30 años. Empecé en el 98 ya como entrenador oficial de la selección de boxeo en Code Alcalde y bueno, de ahí ya me pasaron al Paradero. He estado asistiendo a los muchachos en campeonatos nacionales y he ido desde el 98 a todas las olimpiadas juveniles, hoy Juegos Nacionales. Y después incursioné acá en la Universidad, ya tengo también como ocho o nueve años con la selección universitaria.
¿Cómo nació su gusto por esta disciplina? Yo tengo un tío que se llama Juan José “El Negro Guzmán”, que fue campeón del estado. Yo lo acompañaba y de ahí me empezó a gustar. Primeramente, por defensa personal, ya que soy de un barrio bravo, me gustó y lo seguí practicando, fui boxeador amateur, hice como 80 peleas. Fui campeón de Guantes de Oro en el 85 en peso pluma y 86 en peso ligero. En el profesionalismo hice 21 peleas, solo perdí una. Después estudie la licenciatura en Cultura Física y Deportes en la UdeG y desde ahí me dedico al entrenamiento.
¿Qué representa ser parte fundamental en la formación de nuevos talentos? Es una satisfacción muy grande porque pone uno su granito de arena, y ver culminado el trabajo en algo bueno es gratificante. Cuando estuve en el Code en el 98 estaba el Archi Solís, el Chango Vargas de Lagos de Moreno, el Títere Vázquez, el Chocho Guzmán, por ahí pasó también Canelo Álvarez.
¿Qué le ha dejado el box a lo largo de su vida? Me ha dejado muchas satisfacciones, una muy buena lección de vida. Gracias al bendito boxeo he conocido otras culturas, a Japón ya van seis veces que voy, Argentina, Chile, África, Sudáfrica. Si me muriera y volviera a nacer, volvería a ser entrenador y boxeador.
¿Qué significó recibir el Mérito Deportivo? Una gran emoción, una gran satisfacción, porque te voltean a ver y los logros que uno ha hecho no fueron en vano. Esto no es solo mío, también es de mi equipo, mis compañeros, Daniel Guzmán, el Caguamo Esparza, mi hija Minerva, mi yerno Diego, hay muchísima gente atrás de mí.
¿Cuál es su filosofía del día a día? Para llegar a esto no es de la noche a la mañana, hay que «terquearle», yo les digo, hay que pedalear la bicicleta y para llegar al éxito se necesita trabajo, constancia y dedicación.









