En una región donde el calor, la humedad y las lluvias crean el escenario perfecto para la proliferación del mosquito aedes aegypti, una estrategia sostenible y sorprendentemente eficaz está innovando: peces que comen larvas.
Todo surge de una necesidad, el reducir los casos de dengue en la región Valles, una de las zonas más afectadas de Jalisco, estado que se encuentra en los primeros lugares de las estadísticas nacionales por esta enfermedad, con mil 428 casos acumulados a la semana epidemiológica 37, segunda entidad por número de casos después de Veracruz. La Secretaría de Salud, a través de la Región Sanitaria 9, ya realizaba fumigaciones, descacharrización y tratamientos químicos. Pero faltaba algo, una solución sostenible que trabajara las 24 horas.
La pieza clave es Skiffia francesae, un pez endémico del río Ameca que estuvo al borde de la extinción.
Gracias a esfuerzos del Laboratorio de Biología Acuática de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), que recuperó ejemplares del Zoológico de Chester, en Inglaterra, hoy se reproduce con éxito en el Laboratorio y Jardín Endobiológico de Jalisco, en el Centro Universitario de los Valles.
“Este pez larvívoro se alimenta exclusivamente de larvas de mosquito. Lo liberamos en piletas, bebederos y cualquier recipiente con agua estancada donde se reproducen los mosquitos”, explicó José Guadalupe Macías Barragán, director de la División de Estudios de la Salud, del CUValles, en entrevista.
En 2019, la comunidad de El Pochote, en el municipio de Ameca, enfrentó un fuerte brote de dengue. El proyecto intervino con la distribución de 120 bolsas con peces vivos, entregados directamente a familias. Éstas los adoptaron, dejaron de usar cloro en sus piletas y los peces hicieron lo suyo. Al año siguiente, se registraron cero casos de dengue en la comunidad.
El éxito no solo se debe a los peces, sino a la suma de esfuerzos. Detrás de cada pez entregado hay estudiantes comprometidos.
Desde la Ingeniería en Sistemas Biológicos, quienes diseñan y mantienen los sistemas de aireación, controlan parámetros del agua y garantizan que los peces lleguen sanos a su destino, hasta estudiantes de la licenciatura en Medicina que educan a las comunidades y promueven prácticas preventivas contra el dengue. Ambos participan en la distribución, cuidado y monitoreo poblacional. Porque un pez en una pila no sirve si la gente no entiende su propósito.
Además de combatir el vector del dengue, el proyecto participa en la reintroducción de Skiffia francesae en su hábitat natural, restaurando una especie que es parte de la cadena alimenticia local.
Cualquier persona puede acercarse al Laboratorio y Jardín Endobiológico de Jalisco, en CUValles, a solicitar peces para su comunidad. Los estudiantes los preparan, los empacan y explican cómo usarlos.
“El dengue no va a desaparecer, pero podemos impedir se propague. Esta es una herramienta más que está en nuestras manos, literalmente, en una bolsa con agua y un pez”, concluyó Macías Barragán.