Martes 15 de Abril de 2025

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La vida misma

La mala resina o la mala leche: Paul Medrano

Paul Medrano, nacido en Ciudad Victoria, Tamaulipas en 1977, lleva 25 años haciendo periodismo en Guerrero (notas, reportajes, crónicas, boletines de prensa, edición de planas). Es de los fundadores, entre otros, de la primera revista literaria del estado, Atrás de la raya y de La Jornada y Milenio Diario en Guerrero; también ha trabajado en distintos periódicos. En la literatura debutó como novelista con Dos caminos (UNAM, 2009), pero ha publicado varios libros de cuentos y el de crónica El Acapulco punk, en 2020. Con su último libro, Mala resina, obtuvo el Premio Nacional de Cuento José Alvarado 2024, que fue publicado por la Editorial de la Universidad Autónoma de Nuevo León.

“Mala resina”

Escribo desde la comodidad de no tener una editorial. Eso me ha permitido manejar los temas que yo quiero, como yo quiero y cuando yo quiero. Decido trabajar Mala resina cuando estoy escribiendo una novela muy extensa, que me llevó tres años. Bueno, en realidad, me llevó 15, pero el proceso de escritura fue de tres años; pero hubo un momento en que estaba tan agobiado que dije: "voy a descansar un momento", la dejé a un ladito y comencé a escribir unas historias que traía por ahí, medias perdidas. Y cuando me di cuenta ya le estaba dedicando más tiempo a estas historias que a la novela.

Masculino

Yo quería también tratar el tema de la fragilidad masculina.En una lectura superficial se puede decir que todos los cuentos hablan nada más de coger… pero no es nada más coger, por abajo hay otras cosas. El cuento de “Mala resina” habla de un vato que está hablando de su leche, de su mala leche, de cómo se burlan de su mala leche y acaba siendo víctima. Mi trabajo periodístico me ha permitido conocer que Guerrero es un estado donde todo queda impune, pero cuando menos en mis cuentos me propuse que haya algo de justicia, justicia literaria, tal vez. Y que este asunto del machismo, de la hombría, es, al fin, un ídolo con pies de barro.

Costa

Ya cuando lo termino, noto que hay un desfase (en Mala resina) entre el lugar en que están ocurriendo las historias, una zona geográfica particular de Guerrero, y el que los personajes hablaban un tanto achilangados. No, dije, aquí hay algo que no cuadra. Y, paralelo a eso, en mi celular traigo un glosario de palabras y de expresiones que voy recogiendo en la calle, que me dicen, que escucho, del habla popular de la costa, y en algún momento de epifanía o de borrachera, no lo sé, dije, "yo tengo este glosario que siempre cargo conmigo, y por qué no cruzo este vocabulario con los cuentos para que (mis personajes) hablen así".

Lector

No estudié Letras, pero fui lector desde muy pequeño. Mi papá, que era profesor, era lector, y era muy rígido en casa, me decía, "vas a leer este libro si quieres ver tele" o "si quieres ir a tal lado, tienes antes que leer". Y me preguntaba de lo leído. Me decía, "¿ya lo leíste? Bueno, hablemos". En un principio yo sentía esto como algo injusto, como un castigo, algo tedioso, pero con el paso del tiempo me hice lector. No lo digo con orgullo, porque en ese tiempo yo pensaba que en todas las casas ocurría lo mismo. Yo era un chico que a los 12 años estaba leyendo La Ilíada, y me costaba muchísimo trabajo. Y ya en Guerrero, siendo adolescente, con mi palomilla empiezo a darme cuenta de que nadie lee, que yo podía hablar de muchas cosas, pero cuando hablaba de libros nadie sabía nada. Y entonces yo decía, "¿cómo, no lees?, ¿no tienes libros en tu casa?", "no, ¿para qué?". Quizá porque yo traía el hábito muy metido, a pesar de que me fui a vivir a un pueblo, seguí leyendo, aunque no sabía para qué.

Escritor

Luego me di cuenta de que escribes mucho antes de escribir en una página. El escritor ya es desde mucho tiempo antes, cuando estás leyendo; y cuando estás leyendo a veces sabes, o no sabes a dónde te va a llevar eso. Fue este detonante lo que me permitió definirme y decir, "bueno, creo que soy escritor" y ya entonces vino el proceso de escribir, que fue un proceso muy largo, porque tampoco tengo una formación, ni tampoco la teníamos allá (en Guerrero). Al principio, lo que hacíamos era imitar escritores, imitar estilos, después llegué a un periódico y ahí fue donde tomé un curso intensivo de redacción. Me asumí como escritor. También mi formación literaria estuvo acompañada de muchos poetas, aunque nunca he escrito poesía.

Complejidad

(Este trabajo) lo vi como una especie de manifiesto, un artefacto narrativo que está reivindicando una manera de hablar que ha sido un tanto humillada. Porque es clásico que en el resto del país se burlen del costeño. Pero también habría que decir que ese lenguaje no es único en el país, en muchas zonas debe haber este tipo de lenguaje que subsiste en círculos muy pequeños, familiares, de amigos, de colonias, y que está allí, nada más es cuestión de voltearlo a ver. Como libro terminado percibo que hay una complejidad en el lenguaje, y empiezo a tener temor de que no pueda interesarle al lector, que él se diga "qué chingados estoy leyendo". Pero unos amigos me dijeron "si tú estás pensando que el lector es pendejo, lo estás subestimando. El lector es inteligente, y el lector va a buscar la manera de hilvanar, de intuir lo que tú quieres decir. Incluso, habría que saturar el libro".

De cabecera

El cuento y la novela son géneros que se comunican constantemente. El cuento es de instantes, instantes que si los prolongas, o que si los unes puedes llegar a construir una atmósfera, un escenario para algo más extenso. Ambos siempre los estoy trabajando. A La Ilíada (quizá sea un libro de cabecera) la considero una obra fundamental, pero por una serie de motivos personales, emotivos, familiares que me hacen volver a ella constantemente. Hay autores que me agradan mucho, y la lista es demasiado extensa, y en estilos sería muy versátil, porque me gusta mucho el western, el cuento, la minificción, Jim Thompson (no todo, pero algunas obras me parecen muy buenas); me gusta mucho Charles Portis, o Juan Rulfo… Depende mucho del estado de ánimo, de la necesidad, del momento en que dices "este libro es mi libro, éste es el chido ahorita".

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