Los hongos han sido parte fundamental del desarrollo del planeta, y sus mecanismos de supervivencia, adaptación y crecimiento han cautivado a la humanidad con características únicas que se acercan a la ficción y que lograron fascinar a las diferentes culturas alrededor del mundo.
El escritor Naief Yehya (Ciudad de México, 1963), autor del libro El planeta de los hongos. Una historia cultural de los hongos psicodélicos, expresó lo anterior al presentar esta obra ante estudiantes y académicos en la Librería Carlos Fuentes, como parte de una edición especial de las charlas de divulgación científica “El cantinero científico”.
Yehya es narrador, crítico cultural e ingeniero de profesión. Entre sus trabajos se encuentran los libros La verdad de la vida en Marte, Pornografía. Sexo mediatizado y pánico moral, así como Mundo dron. Breve historia ciberpunk de las máquinas asesinas.
“Me interesa la relación del hombre con sus herramientas, y más que eso, la forma en la que las herramientas nos cambian, en la que las herramientas van creando una cultura”, aseguró.

En El planeta de los hongos. Una historia cultural de los hongos psicodélicos, el escritor recopila pasajes de la historia en la que estos organismos han sido protagonistas junto con la humanidad, así como las repercusiones de los hongos en la cultura, desde sus primeros registros hasta los tiempos modernos de internet.
Desde su punto de vista, estos organismos cautivan la atención de las personas debido a los misterios de sus comportamientos y las formas en las que pueden llegar a desplazarse por sus entornos en busca de nutrientes.
“En estas redes se intercambian nutrientes, agua, información, quizás corrientes eléctricas u otras cosas que aún no sabemos”, señaló.
Sin embargo, los hongos también se han convertido en símbolos de biodiversidad en Latinoamérica, por lo que el escritor consideró que estas especies no sólo supieron adaptarse a los ecosistemas, sino que fungieron como elementos representativos o influyentes en las diferentes culturas que los observaban o consumían.

Refirió el caso de la fallecida curandera oaxaqueña María Sabina, quien compartió sus conocimientos respecto a los hongos, pero al mismo tiempo este conocimiento sobre la biodiversidad también sobreexpuso el consumo de éstos con fines recreativos.
El consumo de hongos con fines psicodélicos también representó una “explosión” de creatividad que influyó en otras áreas, como en la música, mencionó Yehya. No obstante, con el paso del tiempo y el descubrimiento de más conocimiento sobre estas sustancias, el consumo se convirtió en algo más cotidiano y menos místico: “Ya no era algo transgresor, underground, o provocador”, subrayó.
Pese al aumento de la popularidad de los hongos psicodélicos, Yehya considera que aún es necesario explorar más su comportamiento, con lo que podría aumentar la curiosidad por indagarlos.