
Desde el año 2018, Eva Kozak, del Departamento de Estudios para el Desarrollo Sustentable del CUCSur, investiga la presencia de estos contaminantes en Bahía de Navidad, en Jalisco, y el Puerto de Manzanillo, en Colima
Las partículas pequeñas (de menos de 5 milímetros) originadas de la degradación de plásticos más grandes, son llamadas microplásticos, los cuales tienen presencia en el aire que respiramos, la comida y agua que consumimos y, en gran parte, se encuentran dentro del océano.
Eva Rose Kozak, profesora investigadora del Departamento de Estudios para el Desarrollo Sustentable de Zonas Costeras, del Centro Universitario de la Costa Sur (CUCSur), destacó que los microplásticos terminan en el mar por diversos factores: la disolución de productos más grandes, actividades industriales que producen aguas negras o residuales y residuos urbanos; sin embargo, el problema de los microplásticos ha llegado hasta la atmósfera de nuestro planeta, por lo que factores como la dispersión en el aire propician su presencia en el oxígeno y, por lo tanto, en el mar.
“La atmósfera es un gran transportador de micro y nano plásticos y por eso hemos encontrado su presencia en zonas que están completamente aisladas de la vida humana, como en la Antártica, prácticamente vivimos en un mundo contaminado por el plástico y los microplásticos”, agregó.
Desde el año 2018, Eva Kozak, de la mano del departamento del CUCSur, han estado investigando la presencia de microplásticos dentro del zooplancton (animales como los rotíferos, el krill y las medusas, así como las larvas de peces y crustáceos), pilares esenciales en el ecosistema marino.
“Estas especies se alimentan principalmente de la materia orgánica de su hábitat, en donde se encuentran los microplásticos, al consumirlos se quedan dentro de su organismo, evitando su crecimiento, debilitando su vida y la de sus especies depredadoras (invertebrados acuáticos, corales y hasta peces y mamíferos más grandes como las ballenas y los tiburones), que luego son consumidos por los humanos”, dijo.
Dicha investigación ha elegido las zonas de Bahía de Navidad en Jalisco y el Puerto de Manzanillo en Colima como espacios de extracción de especies y muestreos, mismos que han podido revelar la situación actual de la región.
“Nos hemos enfocado en la parte superior del océano, donde encontramos partículas de microplásticos de 10 y 5 milímetros, aproximadamente localizamos una partícula por cada metro cuadrado, lo que simboliza que no se encuentra exageradamente alta la concentración de microplásticos en esas zonas. También realizamos trayectos de la costa 40 kilómetros dentro del mar, donde pudimos comprobar que, debido a la poca influencia humana, es menor la contaminación. Tenemos una plataforma continental muy estrecha, lo que puede dificultar la precisión de estas investigaciones, además, hasta el momento la tecnología no nos permite conocer con exactitud la cantidad de microplásticos dentro del océano”, mencionó.
A pesar de que hasta este momento no se ha podido identificar una elevada concentración de microplásticos en esas zonas, lo cierto es que el cuidado del hábitat de los zooplanctons es fundamental para su preservación, por lo que la doctora emitió las siguientes recomendaciones para disminuir la creación de nuevos microplásticos:
Kozak destacó que, gracias al esfuerzo de la Universidad de Guadalajara y el apoyo de los gobiernos municipales cercanos a las costas estudiadas, se han podido ofrecer talleres de educación ambiental a las poblaciones cercanas, destacando principalmente la educación para niños y niñas de primaria.
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